[Prólogo]

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Luego de todo este sufrimiento
aunque me digas "enfermizo"
te demostraré que no eres hetero
y luego de eso
serás mío, cariño.

- Min.

Leer esa nota que estaba pegada en su casillero, fue suficiente para que la piel del rubio se erizara, tomó el papel, lo arrugó y tiró en el basurero.
Sacudió su cabeza, tomó sus libros y fue hacia su clase.
El pelinegro ya le había causado suficientes problemas con su novia y amigos, Jimin realmente le tenía miedo a Yoongi, uno nunca sabía de qué podía ser capaz aquel chico de cabellos negros y piel pálida.

Ignorando y olvidando aquello, se sentó al lado de su mejor amigo, empezando a hablar de varias cosas sin sentido como tenían de costumbre.
Se quedó pálido cuando vio al autor de la nota en su casillero, mirándolo con una sonrisa burlona. Echó su cabello hacia atrás, nervioso y miró sus manos, jugando con sus dedos.

- ¿Ocurre algo hyung? - Su amigo de cabellos rojizos le preguntó al notar su nerviosismo, éste negó frenéticamente con la cabeza cuando Yoongi pasó a su lado, respirando pesadamente. Le dedicó una sonrisa tierna a Taehyung y siguieron hablando hasta que llegó la profesora.

Al continuar las horas, llegó el momento de ir a casa, Jimin estaba juntando tranquilamente sus cosas en su mochila para luego retirarse.


- Vaya... No esperaba encontrarte aquí pequeño mochi... - Jimin se giró rápidamente al escuchar la voz del pálido - ¿Qué haces solo aquí? Es raro que estés sin Taehyung...

- ¿Qué quieres, Min? - Pronunció con autoridad, aunque por dentro estuviera temblando de miedo.

- Mira, mocoso. No soy de tu edad, ni mucho menos de tu rango para que me hables por mi apellido, es mejor que tengas cuidado con tu forma de hablar conmigo... Si no quieres que le ocurra nada a tu hermosa y suave piel... - Dijo acariciando su mejilla, llevando su pulgar a sus labios, provocando que en los ojos del menor se formen lágrimas de rabia.

- Déjame - Se alejó, limpiándose sus lágrimas - Si no tienes nada importante que decirme... Por favor ya vete, hyung. - Suspiró, tratando de darle una pequeña sonrisa al pálido.

- Sólo quería decirte que te amo, bebé. - Éste le dio un beso en la comisura del labio y se fue, a paso lento en dirección contraria a éste, sacando un cigarro de su bolsillo.

- Ven a buscarme. - Jimin llamó a su hermana, quien era la única persona que sabía lo que pasaba entre él y Yoongi.

- No te muevas de allí. - Su hermana colgó el teléfono, dejando a su hermano llorando desconsoladamente al otro lado de la línea.

¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Por qué no se fija en alguien más? ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Hice algo malo para merecer esto?

Eran las preguntas que se repetían aquel chico que estaba sentando en una banca, con sus hermosos y delicados ojos llenos de lágrimas, las manos alrededor suyo y sus piernas titiritando de frío, era invierno y éste había salido desabrigado para el clima de ese momento. Su hermana vino con una manta y se la puso cuando éste subió en su auto, aún llorando de miedo e impotencia.

Serás mío, cariño.

Serás mío, cariño. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora