Hating Game - Jay Halstead [Chicago PD]

capitulo dos

▁ ▂ ▄ ▅ ▆ ▇ █ idiota █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▂ ▁

Apoyé mi mano en la espalda de Jay, quien se encontraba frente a mí y ante el tacto, sentí como se removía incómodo. Quise retirar mi mano, sin embargo la dejé porque era parte del protocolo a la hora de entrar a algún lugar como equipo.

Caminamos uno detrás del otro, hasta que nos dividimos entre las distintas habitaciones, revisando cada una de ellas

—¡Cuerpo! —exclamó Kim, Voight y Jay fueron donde ella

Yo seguí buscando entre las habitaciones, hasta que di con la última, que se encontraba dos habitaciones después de donde encontraron el cuerpo

—¡Vacío! —grité al ver que en la habitación que había entrado no había nadie

Sin embargo, me llamó la atención un suéter que se encontraba en una esquina, parecía estar manchado de sangre

—Sargento —llame, mientras me ponía los guantes y alzaba el suéter

Mire a la puerta y Voight se encontraba ahí mismo —Llévalo al laboratorio, que registren la sangre en el sistema para ver si es compatible con alguno de los datos que ya tenemos, y sobre todo, si es la sangre de la víctima o del agresor —ordenó

Asentí, captando la orden. Adam ya se había acercado a mí con una bolsa en mano para dejar el suéter dentro

—Gracias —le sonreí amable

El sonrio igual —no es nada, enana —me guiño un ojo y salió con la bolsa en mano mientras rotulaba la misma

Guarde mi arma y salí de la habitación, viendo que no habían encontrado nada más y que la única pista que teníamos era el suéter

—¿No hay cámaras de vigilancia? —preguntó Voight

Kevin asintió —vimos que había una en la entrada, los cables dan a una puerta escondida de la casa, ya están abriendo para sacar las grabaciones, aunque parece que no funcionan. —respondió

—Bien, consigan esas grabaciones. Ahí tendremos lo que necesitamos —ordenó Voight, pronto Jay llegó a donde estabamos con una identificación en mano

—La víctima es Joseph Baznek, tenía treinta y un años —comentó —Era el dueño de la casa, encontramos algunas armas y dinero escondido. Mi sospecha es que era un dealer

Fruncí el ceño, ese nombre me sonaba de algún lugar, no sabía exactamente de donde, pero tenía el presentimiento de que lo había escuchado en algún momento de mi vida

—Revisalo en el sistema, veamos si tiene antecedentes registrados y localicemos a su familia, así veremos si alguien buscaba hacerle daño —ordenó el sargento. Yo comencé a caminar, para salir de la casa, cuando el sargento me llamó —Kels, van los dos —dijo señalandonos y advirtiendonos con la mirada que no armaramos una escena

Miré divertida a Jay, él ya me miraba con su característico ceño fruncido, no recuerdo haber recibido otra mirada que no fuera esa de su parte

—Yo conduzco —dije sacándole las llaves de la mano

El me miró indignado —¿Desde cuando conduces? —preguntó

Me encogí de hombros —Desde siempre —dije como si fuera obvio —Adam me dejaba conducir todo el tiempo

El rodo los ojos —Pues yo no soy Adam —dijo, mientras tomaba las llaves de mis manos y caminaba a pasos largos y firmes hacía el auto

Suspiré, hoy si tenía ganas de conducir, pero también tenía ganas de llevar un día tranquilo, así que escojo ser feliz y no discutir con Jay hoy

El camino a la estación fue súper incómodo. Jay se encontraba con el ceño fruncido y yo me encontraba murmurando las canciones que pasaban por la radio, hasta que se dejaron de escuchar

—Hey —me quejé —¿por qué lo apagas? —pregunté indignada

El se encogió de hombros —porque no quiero escucharte cantando —dijo fastidiado

Suspiré y me limité a ver por la ventana. Por alguna razón, escuchar el nombre de la víctima, me hizo pensar en muchas cosas, cosas que me preocupaban hasta cierto punto. Pero debo estar alucinando, eso que estoy pensando pasó hace mucho tiempo y es imposible que hayan regresado. ¿o no?

—¿Vas a bajarte o qué? —preguntó Jay antes de bajarse y cerrar la puerta

Lo miré con el ceño fruncido y me bajé del auto, por alguna razón se estaba comportando más grosero de lo normal, y no entendía el por qué. Así que lo tome del brazo y lo hice girarse, antes de entrar al edificio del departamento de policía de Chicago

—¿Cuál es tu problema? Hoy no te he hecho nada —dije cruzandome de brazos, cuando ya lo tenía al frente

El rodó los ojos —nada, no molestes —se dió la vuelta, sin embargo, volví a tomarlo del brazo —¿qué quieres, Kelsey? Tenemos un caso en qué trabajar, no todo es sobre ti —se cruzó de brazos

Lo miré extrañada —En ningún momento dije que todo es sobre mí —dije mirándolo molesta, él alzo una ceja —¿sabés qué? Olvidalo, eres un idiota—murmuré y seguí caminando para entrar al edificio frente a nosotros, ignorando sus pisadas detrás de mi

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