Capítulo 1.
Se despertó, estaba sucio y adolorido y no sabía en qué lugar estaba. Se encontraba en medio de la acera habían construcciones desgastadas a su alrededor, el cielo se tornaba de un color grisáceo como si estuviera a punto de estallar en un segundo dejando caer sus frías gotas y él seguía desorientado sin tener ni un recuerdo o pensamiento que pudiera darle pistas acerca de quién o qué era y que se suponía que debía hacer allí. Se observó durante un momento y se percató de cómo iba vestido. Tenía una playera blanca debajo de una camisa de rayada roja de tela muy suave y ligera, pensó que con el mínimo rasguño se desgarraría completamente pero no le prestó mucha importancia. Siguió observándose. Llevaba unos pantalones blancos y unos tenis del mismo color, se percató de que estaba todo sucio y se preguntó desde hace cuanto no había tomado una ducha. Miro al cielo y tenía el mismo color gris que señalaba que pronto habría una tormenta; estaba lleno de nubes igual que su cabeza llena de dudas. No sabía su nombre, su edad ni como apareció en aquel sitio tal desolado. Miro su muñeca y notó que tenía algo escrito en ella. «LOGAN». Al menos ahora tenía una idea de cuál era su nombre pero no recordaba siquiera su rostro. Se levantó y empezó una caminata con la intención de despejar su mente y esperar a que llegara un recuerdo por mínimo que fuera. No despegó la vista de aquellos terrenos baldíos que tenían una pinta horrorosa. Caminó aproximadamente 2 horas y empezaba a sentir el cansancio acumulado en sus piernas así que resolvió descansar en una pequeña tienda que encontró por el camino, al entrar lo primero que vio fueron los víveres que estaban abiertos, roídos y algunos en estado de putrefacción. Veía unas pequeñas ratas alimentarse de lo que se encontraba en el suelo, era un lugar muy pobre y asqueroso. «Vaya asco» pensó para sus adentros, y siguió explorando en aquel sitio. Tenía hambre y no recordaba cuando fue la última vez que su boca había probado sabor alguno. El local estaba solo, ni una persona como él, solo aquellos roedores del rincón que estaban ocupados en su asunto, ellos eran sus únicos compañeros en ese momento, los únicos seres que tenían vida en ese lugar muerto. «Supongo que no está mal coger un poco de alimento» pensó «Al fin que no hay nadie quién pueda observarme». Estiró su maño y tomó un paquete de papas fritas, un paquete de galletas y un jugo que aún estaba en buenas condiciones y por lo visto no habían sido manoseados por sus pequeños compañeros. Se sentó en una pequeña mesa que estaba en la entrada y se dispuso a ingerir los alimentos antes de que su estómago se lo reclamara. Su sabor era seco e insípido, imaginó que llevaban allí mucho tiempo, lo suficiente como para que obtuviera aquel sabor raro pero soportable. Su mirada se deslizó por la puerta y encontró un pequeño estante con periódicos; esa era su oportunidad para aclarar un poco los recuerdos que estaban en su mente. Se levantó de golpe y tomó uno del estante empezó a leer.
-“El diario de Phoenix”- Se detuvo, un pensamiento lo embargó.- Así que esto es Phoenix Arizona, ¿no?
¿De dónde habría salido aquel recuerdo? Hace unos minutos solo sabía que su nombre era Logan, ¿cómo iba a saber que eso era Arizona? Aquel pensamiento lo asusto desde lo más profundo de su ser.
-Vaya, para nada es bonito. Al menos no como debería ser.
¿Cómo debería ser? ¿Acaso ya había estado en aquel lugar? ¿Cómo lo recordó? Por un instante sintió que su cuerpo hablaba por separado porque ni el mismo sabía por qué dijo lo que dijo. Unas letras negritas en la primera plana llamaron su atención de una manera terrible y se arrepintió al instante de leerlas. «Catástrofe mundial se desata, los gobiernos internacionales toman medidas desesperadas.» Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Catástrofe Mundial? ¿Qué podía significar aquello? ¿Estaría solo? Su mente se lleno de preguntas, por un instante temió que fuera a explotar y un sentimiento de locura lo invadió por unos momentos. Hasta que escuchó un ruido terrible.
