Confesión

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-Oye.......-sentí mi garganta seca.

-¿Sí?

-Hay algo que tal vez debería decirte-.

-De acuerdo.

-Es que.....no es algo de gran importancia, la verdad, pero creo que mereces saberlo.

-Puedes confiar en mí.

-Bueno..... ¿Recuerdas la misión en la que fuimos Thalia, Zoe, Grover, Bianca y yo?- Sentí un ligero dolor al pronunciar el nombre de Bianca.

-¿Cuando fuerona rescatar a Artemisa? Sí, me acuerdo.

-Resulta que, cuando estábamos en el desierto de Hefesto, ocurrió algo extraño, Afrodita se me apareció.- Sentí un escalofrío al recordar a la diosa del amor.

-¿Y?- exigió

-Y me empezó a hablar sobre.....sobre el motivo por el cual....-mi voz estuvo a punto de fallar-....yo......mmm....fui en la misión - a esas alturas me sudaban las palmas de las manos y sentí que la lengua se me enredaba.

-¿Por qué me cuentas esto, Percy?- me miró con sus ojos grises tormentosos llenos de confusión (mirada que no tiendes a ver en Annabeth, ya que es hija de la diosa de la sabduría )- Te lo cuento porque... porque esa vez me dijo que yo no había ido en esa misión por Artemisa....

-¿Entonces?

- Me ayudo a darme cuenta de que fui por ti y que estaba enamorado de ti y que porque le agradaba haría mi vida amorosa más interesante- solté por fin, pero dije la primera parte tan rápido que esperaba que Annabeth no la hubiera escuchado. "Por los Dioses, que no me mate" Rogué, esperando que Atenea o bien me ignorara o no lo hubiese tomado como una propuesta. Annabeth tenía la mirada perdida en el horizonte, impasible.

-¿No vas a decir nada?- pregunté, expectante.

Se giró bruscamente: -¿Debería decir algo?

-Bueno, no sé, supongo....- dejé la frase en el aire.

-Pues entonces sólo puedo decirte una cosa- le miré, cauteloso de su respuesta.

-¿Qué?

-Que tardaste bastante en decirme que me amabas, sesos de algas, más de lo que creí- me miró fijamente.

No pude evitar sonreír, y me sonrojé. Vale, las chicas son complicadas, pero Annabeth le ganaba a muchas que hubiera conocido. No es que conociera taantas chicas, pero sí a las suficientes como para saber que jamás lograría comprender a Annabeth, aunque sea mi mejor amiga.


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