Capitulo 11

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No podía creer lo que estaba escuchando... ¿no lo podía creer o no quería hacerlo? Tomas, ¡TOMAS SERÍA PADRE! y lo peor de todo es que la madre es ¡Mariana!... Igual, era de esperar... No sé si esperaría la gran noticia de su paternidad, pero que se hablaba con Mariana, eso, eso ya lo sabía. Sin ir más lejos la madre de él me confundió con esa... mujer.
Me despedí de mi madre, tratando de no demostrar mi desepción, mi sufrimiento, por teléfono, mamá de todas maneras lo presiente, como toda madre, y trató de convencerme que tal vez el hijo no era de Tomas, ambas conociamos a Mariana, y sabiamos que ella "no podía amar a un solo hombre". Pero eso me hizo sentir peor ¿Y si Tomas no era el padre y Mariana le hizo creer que sí? Él se tendría que hacer cargo de un nene, que no era de él. 
Colgué el telefono, subí al ascensor y marqué el número del piso, un par de lágrimas se escaparon de mis ojos, las sequé con mis dedos, tratando de evitar que el maquillaje se corriera, no quería que Cata me vea así.
Entré a la habitación evadiando toda pregunta de Catalina, sabía que si comenzaba a hablar no podría contener el enojo y gritaría, o tal vez, no podría contener la tristeza y lloraría, y no quería hacerlo, así que solo tomé mi campera y abrí la puerta, Catalina me preguntó desconcertada hacia donde iba, al no obtener respuesta salió atrás mío, aconsejandome que no salga a la calle sola, me podría perder, no conocía bien el lugar. Sin embargo, hice oidos sordos y continue mi rumbo hacia el ascensor, cuando este cerró sus puertas, comencé a llorar recordando las palabras de mi mamá, me acuchillaba una a una, Tomas, el mismo que dijo amarme, el que estaba enamorado de mi, y logró enamorarme, Tomas sería papá, y para hacerlo más doloroso, con mi enemiga de siempre, Mariana. No estaba segura de lo que sentía, pero sí lo que quería: estar sola.
Tomé mi celular, y vi que había un mensaje de Catalina "Alma, volve, hablemos, ya va a oscurecer, y no esta bien que estes sola en la calle... sin nadie" no hice caso, y tomé mis auriculares que se encontraban en el bolsillo de mi campera, los coloqué en mi celular y comenzó a sonar "Automatic Stop", mire hacia adelante, era cierto, estaba oscureciendo, y el mismo tiempo comenzaban a sonar las sirenas de los moviles pociales y ambulancias, era una ciudad peligrosa, aún así, no quería regresar.
Pase varios minutos caminando, observando a la gente pasar, y viendo como el sol desaparecía poco a poco de mi vista. En todo el camino encontré gente que me miraba, otras se paraban y preguntaban: Are you ok?. Sí, lo estoy... no, no lo estoy, bah, no sé, tal vez sí, tal vez no, ¿a quién le importa? ni siquiera a mi me importa si estoy bien o mal, solo sé que 'estoy'.
Llegué a una esquina, gran esquina, donde había muchos negocios, entonces me agarraron unas insaciables ganas de fumar, es la primera vez que me sucede, de fumar, a lo largo de mi vida, lo he hecho menos de 5 veces, pero esta vez, me lo pidió mi cuerpo. Revisé el bolsillo trasero de mi pantalón y encontré algunos dolares, los suficientes para un paquete de cigarrilos. Paré en un kiosco y los pedí, me sobró dinero para comprar un encendedor, así que me dieron ambos productos, pagué y me retiré.
Camine unos minutos más hasta que me cansé, entonces me senté en una vereda, y saqué el paquete de cigarrillos y el encendedor del bolsillo de mi campera, que es lugar donde los había guardado cuando terminé de comprarlos. Saqué uno del paquete, lo coloqué en mi boca y lo encendí, estaba satisfecha, era lo que mi cuerpo me pedía... o mis nervios. 
Seguí escuchando música, estaba sonando "Last nite" una buena canción, canción para no deprimirse, de todas formas, yo seguía llorando. A mi lado se podían ver parejas amandose, y también, personas deprimidas sin ganas de nada, igual que yo, esos, eran parte de mi grupo. 
Ya estaba oscuro, y había viento, pero no hacía frío, el viento era cálido, reconfortante. Estaba mirando mis zapatillas mientras pensaba. Coloqué el cigarrillo en mi boca, pero vi unas zapatillas negras posarse adelante mío. Me asusté bastante, tanto que sentí un escalofrío y mis manos comenzaron a sudar, aprete fuerte mi celular dentro del bolsillo, sabía que podría ser un ladrón, no levanté la mirada en ningún momento, entonces una mano aparece frente a mi, una mano de hombre, y me arrebata el cigarrillo de la boca.

-Hey!- dije mientras levantaba la mirada.

-Esto, no te hace ni hará bien, belleza- Dijo Julian, mientras se metía el cigarrillo en la boca, se sentó, y tiró el humo- ¿Qué haces aquí, sola?- preguntó finalmente.
Recordé que hacía ahí, sola, y salieron un par de lágrimas, nuevamente. Sequé las gotas que caían sobre mis mejillas con el puño de mi campera y quedó manchada con mascara de pestañas, imaginé que mi cara sería un desastre, pero no me importó

-Nada... necesitaba un tiempo sola, ¿vos, no tenías una cena?- Le pregunté, tratando de evadir el tema.

-Salí de allí recién- dijo él, sacandose el cigarrillo de su boca y observandolo- los demás siguen ahí, pero a mi me llegó un mensaje de Catalina avisandome que saliste del hotel, sola, y como sé que no conoces bien el lugar, decidí buscarte, para que no te suceda nada- me miró, y volteo su cabeza al suelo- no es un buen lugar para una muchacha tan linda.- suspiro y me volvió a mirar, yo, miré al piso- ¿Te encuentras bien?

-Sí- dije yo, seca, conteniendo el llanto, manteniendo el nudo en la garganta. Él tomo mi mentón con una de sus manos y levanto mi rostro, observando mis lágrimas dejar su paso por mis mejillas, llegando hasta mis labios. Corrió mi cabello colocandolo detrás de mi oreja

-Eso demuestra lo contrario- dijo y secó la lágrima que estaba cayendo. Yo me volví a secar la cara con la manga de mi campera.

-Tomas... 'el afortunado'...-Dije yo, casi llorando.

-Sí, lo recuerdo, ¿Te dijo algo?

-Ese es el problema, no me dijo nada, lo que sé de él me lo entero por otro lado... y no son cosas lindas.

-Emmm... creo que no me imagino que puede ser.

-Va a ser papá.

-¿Y vos mamá?

-¡No, Julian!, ¡Va a ser papá, pero el hijo es de mi peor enemiga!, ¡Me mintió con todo!, ¡Me dijo que me amaba y dejó embarazada a otra!- No quería tratarlo así, pero de alguna forma necesitaba sacar el odio que tenía dentro mío. Para mi sorpresa, Julian no se enojó por mi reacción, una reacción que a mi me dolería si fuera él, pero todo lo contrario, me abrazó fuerte, besó mi frente y me acariciaba la espalda, mientras yo lloraba, desconsolada, pero tranquila, me sentía segura junto a él

-...No sé que decirte, más que invitarte a mi casa...sigamos charlando... ¿aceptas, belleza?- Dijo, mirandome a la cara y sonriendo. No le conteste, en verdad, en verdad quería estar sola. Voltee la cabeza hacía otro lado- Ok. Entiendo que es difícil, pero no te aferres a él, sos hermosa, simpática, no sé, sos casi perfecta, muchos hombres seguro mueren por estar con vos... no dejes que un idiota arruine todo, vos mereces mucho más que alguien así- Dijo él, parecía decirlo con toda sinceridad. 

-¿Sigue en pie tu invitación a tu casa?- Dije, sonriendo.

-Vos no necesitas invitación, belleza.- Dijo él, mientras se paraba y tomaba mi mano, ayudandome a levantarme- pero antes... necesito hacer un llamado- sacó su celular y busco entre su contactos a Catalina- Buenas noches señorita Catalina. He encontrado a la belleza pura de su amiga, se encuentra muy bien y lo estará por que esta conmigo. Le prometo que la cuidaré y la devolveré sana... si tengo ganas de devolverla... aunque en realidad las ganas de devolverla son muy excasas. Mientras tanto, estará conmigo, despreocupese... Ella después hablará con usted. Un saludo- Hablaba con una sonrisa en el rostro, mirandome a los ojos y con mi mano sobre la suya- Vamonos- Me llevó hasta su auto, me abrió la puerta y me ayudó a subir. Por fin me sentía bien después de esa espantosa noticia.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora