La primera canción aparece implacable e inadecuada en el momento en el que cae del mágico portal al que había decido entrar con un misil en su espalda. Recuerda ver la explosión, la inmensidad de un bello y desconocido espacio, armado solo con el conocimiento de que moriría allí y que Pepper estaría muy molesta por ello, cuando la vieja melodía abrumó con fuerza su mente silenciando todo lo demás.
"Hey (hey), what the matter with your head, head"
Es lo último que retiene antes de caer casi muerto a New York.
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Jarvis le confirma, una vez que su vida no está en peligro inmediato, que la música que afirma escuchar no fue reproducida por ningún tipo de tecnología y que, de hecho, es probable que dado que las demás opciones están descartadas, ésta se deba al comienzo del fenómeno del Alma Gemela. Le recuerda que, escuchar una canción en su mente es la señal de que el camino a su persona destinada está fijado, y que las canciones, las mismas que dicha persona está escuchando, invadirán su mente hasta que finalmente se encuentren.En ese momento solo habrá silencio en el mundo, y lo único que podrán escuchar es al otro.
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El regreso a la vida trae consigo la inesperada consecuencia de descubrir y tener que afrontar que, de hecho, sí hay una persona destinada a él, por más increíble que eso sea. Trae también el efecto de que tiene que aprender a lidiar con las canciones que no se detendrán. Y si es honesto, Tony no tiene idea de cómo manejar nada de ello.Sus primeros días luego del hallazgo de una supuesta alma gemela (y todavía siente incredulidad), se basan en estar demasiado ocupado para dedicarle más que unos pocos segundos, con suerte minutos, al tema. Hay, después de todo, mucho trabajo que hacer.
Tony arregla New York, forma un equipo de inadaptados superhéroes, e ignora el ruido sordo en el fondo de su mente.
(Pero realmente no puede, ¿no? No puede hacer ni siquiera una de esas cosas lo suficiente para que importe.)
Por un tiempo, nada cambia.
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No puede desatender por siempre la música. Tampoco el significado de su estancia en su cabeza.Cuando no hay villanos que enfrentar, ciudades que salvar, o políticos con quienes conversar, tiene tiempo de pensar. Para ese momento las melodías, que ahora reconoce de la década de los setenta, son parte de su vida.
Hay música mientras toma café, música cuando trabaja en su laboratorio, música cuando lucha contra el villano de turno.
Por mucho tiempo, Stark pensó que era uno de los que se libraban de la molestia de tener alguien destinado. Era agradable pensar que podría estar con quien quisiera, sin la obligación de atarse a una persona.
Por supuesto, él no era tan afortunado.
Había cierta frustración en saber que el destino ya había decidido con quién él debía pasar el resto de su vida.Piensa que, quizás, estaría más conforme con su alma gemela si ésta no escuchara las mismas canciones una y otra vez. Le molesta lo repetitivo, el estancamiento que el desconocido elige tener. Como si no hubiera millones de tipos de música diferentes en el mundo.
Con un suspiro de frustración, ahoga la aburrida música mental con algo de la propia.
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Un período de silencio se asienta en su mente.Stark no sabe por qué la persona encargada de abrumar la misma de manera regular con música de los setenta decide de pronto parar, pero le inquieta. Le molesta (le preocupa).
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I'm hooked on a feeling
FanfictionMi contribución a la StarkQuill Week. Conjunto de one-shot y drabbles no relacionados entre sí.