Incomprensión.

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- "¿Amor me puedes decir algo bonito?"-

- "Mañana."-

- "Mañana, ¿Mañana que?"-

- "Que doy gracias a dios por poder despertarme cada mañana con tu rostro a mi vera"-

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Miedo...

Sentía miedo. En tan poco tiempo, había descubierto algo nuevo en mi vida. Sentimientos incapaces de abarcar en ese momento. Un momento duro, en el que nadie sabía que estaba ocurriendo. El sonar de la ambulancia, los técnicos de urgencia hablando entre ellos, no les entendía. Miraba a María con ojos de gacela, dolida, sufriendo, sin respuesta. Nadie en todo el cubículo sabía que estaba ocurriendo.

No podía dejar de mirarla. Tan indefensa, tumbada en aquella camilla con 4 ruedas, atada de bajos y altos para que, en cada curva, a la cual más rápido nos adentrábamos, no hiciera que aquel armazón volcase. Solo respiraba, nada más.

Un golpe en seco de aquel vehículo hizo que los sanitarios del hospital abriesen la puerta de un golpe. Llevándosela, alejándola de mí. Aquella camilla, que mantenía en su superficie, aquello por lo que tanto había sentido durante toda mi vida en la oscuridad, se estaba llevando a lo que me enseñó a amar.

- "Rápido, Rápido"- Grito uno de los técnicos de urgencia de la ambulancia.

- "¿Qué ha ocurrido?"

- "Parada respiratoria. Constantes inestables. No responde a llamadas ni sonidos."

- "¿Tensión?"

- "82 y bajando."

- "Llevarla al box 24 de Urgencias. Y preparar la sala de análisis. Quiero una analítica completa del paciente."

No estaba entendiendo nada... María no me había soltado desde que abrieron aquellas dobles puertas. Notaba el bombeo de su corazón. Notaba su llanto. Su moqueo. Notaba que estaba sufriendo.

- "Hola buenas, vosotros sois los acompañantes, ¿verdad?"- Nos dijo una voz dulce, la cual no sabía exactamente de donde procedía

- "Si, hola, soy su hermana María. ¿Qué le está pasando a mi hermana?"- Le respondió María a aquella voz que aún no había logrado averiguar ni de dónde procedía, ni de quien se trataba.

Pero de repente;

- "Hola María, mi nombre es Nuria, y me encargo de la asistencia de familiares y acompañantes de pacientes de urgencias. Vamos a pasar un poquito hacia dentro del hospital y me contáis un poco que es lo que ha ocurrido"

Yo no sabía quién era aquella mujer. O bueno, supuse que era una mujer, ya que se llamaba Nuria.

- "Vamos Will"- Me dijo María mientras me agarraba de la mano y tiraba de mi hacia el exterior de aquel cubículo, en el que tan solo 2 minutos atrás había compartido con la persona más especial de mi vida

- "Hombre, ¿Y tú quién eres hombrecito?"- me pregunto aquella voz misteriosa

Ahora ya si podía observar a la persona misteriosa. Se trataba de una mujer alta. Quien sabe, quizás 30, 35 años. Una figura delicada, pero que nos transfería una fuerza y cercanía, que invitaba a seguir al pie de la letra lo que ella nos indicara.

- "Wi-Wi-Will"- Le respondí yo con sumo tartamudeo. Inseguro. Desconfiado.

- "Will, bonito nombre. Y, ¿De qué conocías a la paciente?"

Jóvenes Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora