Licántropos y vampiros, creados por el mismo ser y enemigos por naturaleza. Nadie podía recordar porqué tanto odio, sólo sabían que aquello estaba destinado a ser una guerra sin fin.
Melissa Harrison es hija del líder del único clan mayor existente...
Debía salir de aquí, y pronto. Drake debía estar preocupado por mi. ¿Porqué se me ocurrió salir fuera de casa de noche? Estás personas podrían lastimarme a mí y a mi bebé. Observo el rostro del chico que estaba frente a mi con enojo, quería irme y volver a casa. Quería estar en los brazos de mi esposo, en donde me sentía completamente a salvo.
-- Melissa...por favor. --- suplica cerrando los ojos con dolor.
-- No digas mi nombre como si me conocieras. --- gruño retrocediendo.
Los ojos del tal Jeremy se vuelven azules y no puedo evitar sentirme algo intimidada.
-- ¡Pero es que sí te conozco, joder!
En sus ojos podía observar algo, pero no sabía qué. Necesitaba salir de ésta casa cuánto antes, aunque enviaran un ejército tras de mi.
De un rápido movimiento, empujo al chico y salgo corriendo. Bajo unas escaleras y miro a mi alrededor, la puerta se encontraba al otro lado.
-- ¿Mel? --- un hombre de cabello negro de unos 30 años la observaba confundido.
¿Qué haría para librarse de él? Sin pensarlo, hizo crecer una bola de fuego en su mano y apuntó hacia el hombre, el cuál parecía en shock.
-- ¡Melissa, No! --- sintió como alguien la empujaba y su cuerpo impactaba contra el duro suelo.
Lo primero en lo que pensó fue en su hija no nacida, pudieron haberla matado. Poco a poco, mientras era agarrada por las manos de Jeremy, sus ojos comenzaron a tornarse verdes. Una furia incontrolable se apodera de ella y empuja al chico con todas sus fuerzas. Su cuerpo comienza a sacudirse y su piel es sustituida por un pelaje blanco envuelto en llamas, sus ojos tan verdes como la esmeralda, y su odio era demasiado puro.
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-- Vamos Mel, por favor no me hagas hacer ésto. --- suplica el chico.
Lo único que recibió fue un gruñido de mi parte. El hombre me observaba con tristeza, como si estuviera perdido en su propio mundo. Cuatro chicos más ingresan en la estancia y comienzo a dudar en si èsto fue una buena idea.
-- Su pelaje está en llamas, Jeremy. --- habla una rubia.
-- Karla y Tyler, vayan a la salida. --- les habla a los primeros dos. --- Jackson y Denise, no debemos permitir que llegue a la salida.
Vuelvo a gruñir aún más molesta, èsto será divertido. Sacudo la cabeza dispuesta para comenzar a correr, pero el hombre se pone en medio.
-- ¡Basta! --- grita. --- No la mantendrán aquí a la fuerza, jamás le haría éso a alguno de mis hijos.
-- Lucas...--- habla Jeremy.
El tal Lucas me observa con cariño y tristeza, luego procede a hablar nuevamente.
