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La chica cayó rendida al suelo.

—Mamá... Papá.. yo...
Algo débil, intentó levantarse.

Midnight se acercó a ella. Al comprobar que no podía más, sacudió su mano mientras anunciaba:

—¡Uraraka no puede seguir!, ¡Katsuki Bakugo avanza a la siguiente ronda!

El público aclamaba a Bakugo por haber ganado. Era cierto: fue demasiado duro con la joven. Sin embargo, una victoria es una victoria. El había ganado de forma justa.

Uraraka yacía sentada en la sala de espera. Se sentía decepcionada de si misma. ¿Cómo? Si ella realmente se lo propuso. No pudo ganarle a ese chico. No pudo destacar entre los demás.

Bajó la mirada, conteniendo las lágrimas. No debía llorar. No debía. Ser fuerte era la mejor opción.

—¿Uraraka?
Su lamento fue interrumpido. Uraraka rápidamente reaccionó: volteó a ver hacia el lugar del que provenía la voz. Era Iida, su amigo.

—¡Iida! Deberías estar viendo a los demás.. .
Desvió la mirada. Le alegraba ver a su amigo, sin embargo, ella no se sentía bien en esos momentos.

El joven avanzó hasta ella, y se sentó a su lado.

—Lo hiciste bien, Uraraka.
Ella no lo había notado. Iida estaba sonriendo, sonriendo para ella. Intentaba hacerla sentir mejor. Esas eran las palabras que ella quería escuchar, las que la inspiraban.

Sonrió un poco.

— ¡Gracias, Iida-kun!
Mencionó con alegría. Nadie le había mencionado eso, sólo le habían soltado secos "Será la proxima", "Peleaste contra alguien muy fuerte", "Debió ser menos duro contigo".
-Pero, ¿no iras a ver las demás peleas?
Preguntó con curiosidad la castaña.

—Prefiero venir a apoyarte.
Soltó, mientras miraba fijamente a uraraka con un leve sonrojo y hacia muchos gestos con sus manos, como era habitual en el.

Se sentó al lado de Uraraka.
Un silencio tranquilizador reinó entre ambos.
La situación era de lo más conveniente e inesperada: Uraraka e Iida solos, en la sala de espera, mientras el bullicio y la emoción reinaban en el cuadrilátero.

Ambos pensaban que decir, sin embargo, a ninguno se le ocurría absolutamente nada.
Uraraka miró hacia el suelo. Seguía algo deprimida.

—¿Estas deprimida, Uraraka?
Preguntó Iida, mientras la observaba. Aunque, ciertamente, era normal sentirse mal. A nadie le alegra la derrota.

La castaña seguía mirando hacia el suelo.

— Estoy bien...
Unas cuantas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.
Fue casi inevitable: recordó el momento de su derrota, de como no pudo destacar, como debió haber decepcionado a sus padres.
A pesar de decir "Estoy bien", ella realmente se sentía algo mal.

—Hey, escuchame.
Uraraka miró hacia Iida. ¿qué quería decirle? Era algo penoso llorar frente a él, pero no podía evitarlo. — Lo hiciste bien, no tienes por que sentirte asi. Tus padres deben estar muy orgullosos de que llegaste tan lejos. Estuviste bastante cerca de lograrlo, Uraraka.
Mencionó, mientras la abrazaba. El supuso que eso era lo que ella necesitaba en esos momentos. Y aunque el no era de dar abrazos, sintió la necesidad de hacerlo.
Ambos guardaron silencio, en el cual sólo podían escuchar la respiración del contrario.

La castaña derramó unas cuantas lágrimas más, mientras abrazaba a Iida con más fuerza.

— ... Gracias, Iida-kun.

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❝ Hey, escuchame.  ❞ ☆ Iidaocha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora