Estaba nerviosa. Me encontraba subida en la plataforma que me elevaría hasta el escenario donde había miles de personas esperándome y coreando mi nombre. Me temblaba la mano del micrófono y sentía un cosquilleo en el estómago. Más que mariposas revoloteando eran hipopótamos creando un terremoto. Empezaron a sonar los primeros acordes de “Ni un paso atrás”. Respiré hondo y cerré los ojos. Los abrí en el momento que la plataforma comenzó a subir. No pude evitar mirar hacia la derecha, ahí estaba David. No habíamos vuelto a hablar tras la ruptura, bueno, no se podía romper nada que no había empezado pero había decidido llamarlo así, sonaba mejor “el día de la ruptura” que “el día que descubrí que era su puta”. No quería ni verlo pero era mi representante y tenía que estar ahí, apoyándome. Me sonrió tímidamente y yo miré hacia otro lado. Y entonces sucedió. Se acabaron los nervios, abrí la boca y comencé a cantar. Como siempre, nada más encender las luces me deslumbré, no podía ver al público pero si los escuchaba y los sentía. Mis dudas se escaparon con sus voces coreando mi canción. El miedo se fue.
Creo que en ese momento fui consciente del significado completo de “ni un paso atrás”. Cada verso trasmitía lo que mi alma sentía.
“Esta triste decepción me arrastró donde viven mis lágrimas” y así era, había llorado pero, como estaba cantando, volvería a empezar, no daría ni un paso atrás por algo que no tenía nada que salvar.
El tema terminó y comencé con “te conozco desde siempre”. Canté con toda mi alma cada letra, cada acorde. Me entregué a mi familia como siempre hacía, quizás un poquito más esta vez. Hablé con ellos, reí y me emocioné.
En “A esto le llamas amor” no pude evitar mirar hacia la derecha cada dos segundos, ahí estaba David. Le cantaba a él, quien me miraba sin pestañear. Todo lo que sentía se lo decía con esa canción. Con mis bailes por el escenario casi me caigo pero afortunadamente no llegué a tocar el suelo. Eso sí, el orgullo me dolía, no me libraría nadie del cachondeito durante años, pues la banda se había dado cuenta.
Llegó el momento de cantar mi capricho… “desafío”.
- Bueno está canción la saqué hace mucho tiempo del tracklist de la gira, pero sigo pensando que es una canción muy especial. Como todos sabéis el mayor desafío de la vida es vivir y hoy en día, mi vida es un desafío. – Hice una pausa para respirar y tragarme las lágrimas – No siempre podemos decidir a quién o a qué desafiamos pero sí podemos escoger como lo hacemos. Y hoy he decidido desafiar a la vida enfrentándome a ella, he aprendido a desafiar en vez de huir y espero que vosotros podáis hacer lo mismo. Os invito a desafiar conmigo…. Porque cuando no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiar nosotros mismos…
Comencé a cantar. Me encerré en un mundo donde solo estábamos yo y “desafío”. No pude evitar el llanto, lloré muchísimo, tanto que en algunas partes apenas podía cantar. Suerte que mi familia no me fallaba nunca y cantaban conmigo. Miré la primera fila y vi un grupo de chicas llorando igual que yo. Por eso les quería tanto, eran mi vida. Reían conmigo y lloraban conmigo, era la mejor familia que podía tener. Me emocioné aún más por el agradecimiento que sentía hacia ellos. Miré a David y lo vi llorando. Ese hecho hizo que mis lágrimas se cortaran, el no tendría que llorar, el dolor era mío. La canción terminó y llegó la hora de hablar otra vez.
- Gracias, de verdad, muchísimas gracias. No podría hacerlo sin vosotros. – sonreí agradecida y proseguí – sois la mejor familia que puedo tener y necesito vuestra ayuda otra vez. A veces, en la vida. Nos encontramos con auténticas guerras frías. La gente, yo no – levanté los hombros y bromeé – a mí nunca me ha pasado. – se escucharon risas por todos lados y yo reí con ellos. - Como decía, encontramos algunas guerras frías, guerras que empiezan dos personas y las empiezan sabiendo que no habrá ningún ganador, pues solo quedan corazones rotos. Y de esto habla la siguiente canción, de una guerra fría. Ninguno ataca pero todos sufren…
“No quiero verte, no me apetece, dar buena cara ni disimular…” “…lucho por algo que no tiene sentido…”
Las lágrimas acudieron veloces a mis ojos pero yo seguí:
“y casi sin querer yo me enganché a tu piel sin darme cuenta entonces de tu lado cruel, supongo que no lo quise entender….”
Y no pude continuar, el estribillo era demasiado duro, giré el micrófono y dejé que mi gente me cantara a mí. Era el sonido más maravilloso del mundo, mis niños cantándome lo que mi alma gritaba. Cerré los ojos y dejé las lágrimas salir.
“hoy el tiempo se detuvo en el momento, en aquel ultimo abrazo en el que sentí que ya no había nada por lo que luchar, y los intentos solo sirvieron para alargar la agonía. Mientras yo bebía del agua de tu cuerpo tu matabas mi esperanza dando tumbos por mi alma, absorbiendo mi cariño y mis esfuerzos… por luchar en una farsa sin salida y entre tú y yo… guerra fría.”
El tema acabó y la cosa se volvió a animar, se que sacarían conclusiones de por qué lloraba pero no me importaba. Era lo que me apetecía en ese momento y cuando algo apetece no está mal.
Disfruté, disfruté del concierto como de ninguno. David desapareció y no volví a ver en toda la noche, me alegré y me dediqué a disfrutar. Entre bailes, risas y momentos muy bonitos llegamos a “vuelvo a verte”. Me senté en el taburete y canté. En un momento de la canción, el estribillo concretamente, miré a la primera fila y perdí el hilo de la canción. Mis ojos miraban unos ojos verdes que conocía. Era un hombre con el pelo negro por los hombros y vestido totalmente de negro. Me levanté e intentando volver a cantar me acerqué al borde del escenario. Mi cara debía de ser un poema. Me fijé bien y sí. Era él. ¿Qué hacía Seth aquí? El me miró también y le sonreí pero mi sonrisa no fue correspondida. Al contrario, me miraba con muy mala leche. Me había pillado con todo el equipo, y nunca mejor dicho. Volví al taburete y seguí con la canción.
Una vez terminado el concierto, que al final fue un poco desastre pues me perdía con la letra cada vez que miraba a Seth, entré a mi camerino para cambiarme. Estaba alterada, entre la adrenalina del concierto, la emoción vivida por David y haber visto a Seth estaba que me subía por las paredes.
Me encontraba de espaldas a la puerta abotonando los botones de mi camisa cuando noté unas manos taparme los ojos.
- David, no estoy para gilipolleces – dije cabreada, estaba harta de sus sorpresas. No era el mejor momento para eso.
- ¿Así qué, se llama David el tío de las fotos, tu novio? – no era la voz de David. Y en ese momento me fijé en sus manos, en su tacto y por supuesto, no eran las de David. Pero sí que me habían tocado antes.
- Seth – afirmé.
- Sí, “Lucía”. Soy Seth.
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eiii una cosita! quiero opiniones, aquí o en twitter me da igual. Críticas, opiniones lo que sea y por supuesto que me conteis de que team sois. TeamDavid o TeamSeth. el twitter es @NovelaGuerraFri
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GUERRA FÍA
RomanceMi vida puede llegar a ser muy complicada. Vivo encima de un escenario sin tiempo para el amor pero ¿qué pasa cuando te enamoras de tu representante, un hombre que está casado, o cuando el destino te pone delante el que puede ser el amor de tu vida...