CAPÍTULO 25. TE VOY A DAR

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Seth se interponía entre David y yo con gesto protector (que monoooo, pensé) pero esta batalla era mía. Lo rodeé y miré a David, sus ojos delataban que había bebido.

-       Es un amigo – contesté mirándolo desafiante. – Ya ahora si no te importa, quítate que queremos entrar.

Cogí a Seth de la mano ante la incrédula mirada de David y entré al bar. La música estaba alta, las luces bajas y teníamos una sala para nosotros solos, un ambiente perfecto. Todo mi equipo se encontraba ya allí, la banda, los de sonido, luz e incluso algunas personas de la discográfica. Me dirigí a la barra con Seth pisándome los talones aún de mi mano. Me senté en un taburete y llamé al camarero.

-       Hola, Malú – me dijo alegre dándome dos besos por encima de la barra. – Enhorabuena por el llenazo de esta noche. ¿Te pongo lo de siempre?

-       No, Jaime. Hoy necesito algo más fuerte. Ponme un tequila con redbull – mis nervios no se calmarían con mi simple cocacola de siempre. normalmente no bebía pero esa noche era especial y lo necesitaba para poder aguantar a David.

-       Que fuertes empiezas, nena – guió sus ojos a Seth - ¿Tú qué quieres?

-       Lo mismo que la señorita – dijo todo caballeroso él. Mm caballero, lo podía definir así. Siempre había aparecido en el momento que peor estaba yo para alegrarme con sus tonterías.

Jaime se fue a preparar las bebidas y yo miré a Seth.                                                                                   

-       ¿Qué pasa? – pregunté.

-       Nada. ¿Por qué?.

-       Te conozco poco pero me he fijado que siempre que quieres preguntar algo y te da miedo arrugas la frente. Así qué repito: ¿qué pasa? – Seth se sorprendió por mi observación y no le quedó más que ceder y contestar.

-       ¿Quién es ese energúmeno de la puerta? Lo vi cuando saliste disparada del café. – su frente marcaba su preocupación.

-       Un viejo amigo. – dije evitando la mirada de Seth.

-       Perdóname, Malú. También te conozco un poco y cuando mientes miras hacia la derecha y tus ojos se entristecen al hablar de él. No es sólo un amigo. Además, su reacción no es solo de un buen amigo.

-       Es mi representante, casado. – dije sincera. No tenía por qué ocultárselo. Había decidido no mentirle más, el pobre ya se había llevado su parte.

-       Entiendo – dijo simplemente.

Jaime volvió con nuestras copas, cogí mi vaso y le di un buen trago mientras Seth me imitaba. Nuestras miradas se cruzaban por encima de los vasos.

-       Hermanitaaaa, ¿es que te has perdido? – ya estaba tardando el pesado de mi hermano en aparecer.

-       No, José. Ya te dije que tenía una cosa que hacer. Te presento a Seth – le dije inclinando la cabeza hacia él. – Y, Seth, este es mi hermano José.

-       Encantado tío – dijo mi hermano estrechándole la mano - ¿Eres nuevo en el equipo? – miraba su camiseta del staff intrigado.

-       Más o menos – contesté yo por Seth. No quería dar explicaciones. Solo quería pasármelo bien.

-       Bueno voy a dar un volteo por ahí – dijo mi hermano – me alegro de conocerte, Seth. Y cuidado con mi hermana, a veces, muerde. – le guió un ojo a Seth.

GUERRA FÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora