Los cinco sospechosos

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- ¿Nombre completo de su hija?

- Scarleth Yazir Correa Mayol.

- ¿Rut?

- ¡Ay! ¡No me lo sé! ¡Espérese un poquito, creo que lo tengo anotado en el celular!

- Deme la dirección de su domicilio, mientras.

- Coronel Salgado 1286.

- ¿Comuna?

- Quinta Normal... ¡Aquí encontré el rut!

- ¿Si?

- 18.154.348-3

- ¿Dónde fue la última vez que la vio?

- Anoche, me dijo que iba y volvía, pero yo no le pregunté dónde.

- ¿Cómo a qué hora fue esto?

- ¿Tipo 9?

- ¿No sabe si se iba a juntar con alguien?

- Yo que sepa, con nadie.

- ¿No ha recibido alguna llamada, mensaje, Whatsapp?

- No, nada.

- ¿Y la intentado llamar usted?

- Si, pero suena apagado.

- ¿Ha sonado siempre apagado?

- La llamé después de las 10, para saber dónde estaba, marcó, pero parece que lo apagó.

- ¿Alguna sospecha de donde pueda estar? ¿Algún novio, amigo, amiga?

- No, el novio viene conmigo.

Ese día, su madre Inés Mayol, junto a su yerno Daniel Espinoza, fueron a hacer la denuncia de la desaparición de Scarleth Correa. Ambos se veían muy preocupados, agitados diría mi colega. Fue así como entonces recibí la llamada. Un nuevo caso... y la verdad, es que ocurrió en un muy mal momento.


Leticia

- ¿Está bien, comisario?

- Sí, estoy bien – contesté.

- Parece que lleva harto rato acá el cuerpo.

- ¿Viene el perito?

- Si, ya viene en camino.

- Mira, Salgado. Lo mismo de siempre... cortó la cabeza, los brazos, las piernas, las orejas y la nariz... y luego las cose de una manera horrible y desarmada. Parecen muñecos de trapos mal hechos.

- Es la tercera víctima y aun no tenemos ninguna pista. Sea quien sea, estamos tratando con un tipo demasiado astuto.

- Salgado, no admires tanto a esa mierda, si hay algo que he aprendido con los años, es que no existe el crimen perfecto, solo la mala gestión policíaca. Algún detalle tiene que haber, y nosotros tenemos que estar atentos.

Regresé al carro policial por unos cigarros, necesitaba relajarme un poco. La escena se me había pegado en la cabeza y me había dejado un tanto tensa.

- Comisario, revise su teléfono. Me dicen desde la central que se están tratando de comunicar con usted.

Tomé el teléfono.

- Aló, Castro ¿Qué sucede?

- Hay una joven desaparecida, al parecer.

- ¿Cuánto lleva?

- Desde anoche.

- ¡No me llamí pa weás entonces! Acabo de encontrar a una cabra menor de edad, faenada y cocida como un muñeco, putrefacta a no más poder... que la gente de la central busque a la pendeja. Cuando se aseguren de que no anda por ahí webeando, entonces llámame.

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⏰ Last updated: Oct 27, 2018 ⏰

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Los Secretos de LeticiaWhere stories live. Discover now