Hoy amanecí

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Hoy se amanece sin ganas de levantarse, no tanto por tristezas o tonterías iguales, sino por un poco de desilusión propia causada quién sabe por qué o quién. Es, sin embargo, algo reconfortante y hasta acogedor traer las memorias apenas amanecer un par de horas después de haber caído dormido.

La pregunta en general sería cuándo, porque el por qué lo tengo tan bien cimentado que me sería inaudito cambiarle la más mínima palabra. Y si bien me puedo comparar con una burda mosca atraída inútilmente hacia la luz más cercana, probablemente dirigiéndose a su propia muerte, sería un poco exagerado empezar a culparme o sentirme mal por tal decisión tan prevista de sentimientos que vagamente me propuse a negar, esperando el momento justo para que algo me diera la palmadita definitiva y pudiera decir "ella, por favor".

Hablar de desilusión propia a lo mejor es demasiado. Considero que empiezo a notar los resultados de decisiones anteriores que tomé con mucho miedo a todo lo malo que podría llegar a pasar, que por suerte no están pasando. Lo más acertado sería decir que no me siento listo para intentar algo parecido, a pesar de estarme sintiendo más realizado y motivado con cada día (justo como diría un antiguo depresivo ante una cámara que graba para un comercial de auto-ayuda).

Probablemente lo exagero, como normalmente es, y al final del día terminaré dándole muchas vueltas por mi cabeza que terminaré durmiendo angustiado. Estoy seguro que eso ya no es para mí. Dicho esto, estoy dispuesto a olvidarme de aquél barco al que nunca logré abordar y regresar a casa para alistarme y prepararme para el próximo arribo, obviamente desde otro barco un poco menos abrumador.

Así que, damas y caballeros (dentro de mi cabeza), inicio mi ritual de preparación tradicional, pero esta vez en serio, sin olvidarme de la pasta de dientes o de más mudas de ropas... o del boleto, como normalmente suele pasarme. Probablemente un poco de pastillas para el mareo y, ojalá y no, pero por si acaso, un camarote cerca de los barcos de emergencias. Nunca se sabe cuándo un idiota arruine toda la travesía por andar de listo.

Hoy no estoy triste, mucho menos desanimado. Hoy estoy indeciso y nervioso, pero optimista. Un poco inseguro sobre mis metas, sí, pero es normal en estas instancias. Quiero asegurarme de mejorar para mí, sin olvidarme de tanto que me han dicho un par de amigos (amigas en realidad) y que hoy les doy más razón que nunca. Por ello unas gracias, ya que se crea o no siempre será un buen recuerdo que incentivará a no regresar a los tan torpes pasos con los que he ido avanzando hasta hace poco.

Hoy amanecí confundido, pero extasiado.

Hoy amanecí trasnochado, pero rejuvenecido.

Hoy amanecí recordando.

Hoy amanecí queriendo.

Hoy amanecí.  

Hoy amanecíWhere stories live. Discover now