Sociedad

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Somos como hojas que bailan
disimulado querer volar.

Ese árbol que las aprisiona y las encarcela
dice querer cuidarlas sin ser escuchado.

Una de las  hojas que quedan pegadas
se mueve con desesperación
siguiendo el viento, intentando ser libre.

Esa ve a sus compañeras irse,
y a pesar de haber cientos de hojas en el árbol,
sola se ha quedado en la rama.

Puede verlas libres, volar,
descansar en el suelo. Las saluda.
Ninguna de ellas la miran.

Así que finalmente era el viento
el que nos obliga a caer.
Ahora soy la hoja que prefiere quedar pegada,
sin querer prosperar. 

Quizá solo no pude hacerlo.

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