Carta de despedida (Vol.2)

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Me he dado cuenta de que a las heridas y al tiempo les gusta follar hasta dejar la cama llena de olvido,

Y que por eso las despedidas duelen

Pero también hacen de filtro hasta dejar solo los momentos buenos.

Es hermoso saberme entre tu nombre,

Y por eso ahora duelen y sangran mis labios.

Es amargo pronunciar lo que termina en nada...

Vuelvo a escribirte,

Y sé que es posible que ya encierres en otro nombre

tu presencia,

tus miradas,

tus manos frías.

Ahora es de noche

y tu adiós me devuelve la certeza de que ya no eres cierto...

¿Es verdad que tu boca irá deshabitándose?

No puedo imaginar que alguien te llame,

Allí por ese reino donde ahora enmudeces,

Mordiéndote los labios como me gustaría más estar a mi ahora mismo. Aunque sea triste, quizá eso sea vivir: ir olvidando.

Ver que mis palabras están llamando a nadie, saber que una sombra súbita agrieta la más cierta esperanza.

Poder tener la vida entera para tener tantas y tantas cosas

Y en cambio poseer el tiempo justo para meterlo todo en una maleta rota:

Los viajes,

los paseos,

los libros,

los ratos de silencio,

las caricias,

las huidas,

las trampas peligrosas donde caíamos a veces,

las palabras que al final, terminaban rescatándonos,

el primer día,

los planes para volver a vernos,

una imagen de ti con el pelo mojado saliendo de la playa en pleno amanecer,

el tacto de tu piel todavía en mis dedos,

las ganas de reír en plena madrugada,

lo que estuve a punto de decirte,

lo que desgraciadamente,

al final,

callé.

Todo eso acabó.

Aprieto tu adiós en mi mano y tu nombre se estrella contra la esquina del tiempo.

Sin embargo, he de seguir así, diciendo cosas tuyas a la noche,

Abrazado a la orilla del recuerdo,

Buscando tu presencia en cada paso.

Voy a soltarte poco a poco.

Muy despacio y muy suave casi como si no quisiera,

Casi como si no pudiera.

Voy a irme ahora que aún recuerdo mi nombre y el camino de vuelta a casa.

Voy a verte cada noche al cerrar los ojos porque pensarte es la forma más bonita de curar una herida que conozco.

Voy a pensar en tus labios cada vez que bese una huida que no sea la tuya. Voy a pensar en tu piel cada vez que desgarre la mía una guerra que no seas tú.

Voy a irme porque es la única manera que me queda de quererte.

Vas a irte porque los chicos como tú no bailan nunca la misma canción dos veces

Y las chicas como yo no podemos evitar poner en bucle esa banda sonora que es tu risa.

Voy a recordarte cada vez que quiera saber quién soy porque he dejado mi corazón junto al tuyo para que nunca pase frío,

Para que nadie pueda volver a rozarlo

Y a la vez cuide del tuyo cada vez que tú lo necesites.

Voy a regalarte mi voz porque sólo tú sabes que ahora necesito mentirme y hay mentiras preciosas a las que nunca les diré tan de verdad lo mucho que me encantas.

Voy a encontrar la manera de encontrarme mientras tú te buscas la de perderme mientras no lo hagas.

Voy a inmortalizarte cada día de la manera más bonita que conozco:

Con mi corazón en tu mano y con tu corazón en mi pecho..

Me gustaría poder recitarte esto a la cara,

Y aun más me gustaría

Que no me dejases terminar de leer este poema,

Que me quitases este folio de las manos,

Lo rompieras,

Y me dijeras que nuestro adiós es tan solo una gran mentira amarga.

Versos -para el- co(n)razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora