-Capítulo único-

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"El bosque es peligroso, nunca debes entrar ahí"


Recuerda las palabras de su madre mientras observa los grandes arbustos que dividían la pradera con el oscuro bosque, su pequeña nariz olfateaba en busca de cualquier olor desconocido, pero solo era capaz de percibir el aroma del follaje y las flores cercanas.


"En el bosque asechan grandes peligros"


Dio un par de pasos, avanzando hasta los espinosos arbustos, cuidadoso de no pincharse corrió algunas ramas agradeciendo su pequeño cuerpo para avanzar en el escaso espacio libre de dolorosas espinas.


"Prométeme que en de ninguna manera entraras al bosque Izuku"


—Lo siento mamá —Murmuro angustiado mientras dejaba caer las ramas de los arbustos tras suyo, viendo los últimos rayos de luz claros escapar entre el grueso follaje —Pero le prometí encontrar su collar a Uraraka-chan.


"Entrar en el bosque solo significa muerte"


Caminando de puntillas, atento a cualquier movimiento repentino, se adentro en busca de un mínimo brillo de color rosa que perteneciera al dije del collar, una simple piedra con un color extraño, en su simpleza su mejor amiga desde los pañales había adorado, sus mas gratos recuerdos se encontraban ligados a ese collar y por jugar con él los niños de la aldea lo arrojaron al bosque prohibido.

—Uraraka-chan perdió su collar por mi culpa —dijo afligido para sí mismo al recordarlo, odiaba aquello, que los otros niños lo apuntaran y señalaran por ser relativamente más débil que el resto.

Mirando a su alrededor tropezó con una gran rama de un roble viejo, la cual sobresalía de la tierra, su rostro fue a parar al suelo soltando un quejido. Llevo sus manos hasta la zona afectada ahogando un sollozo, las lagrimas comenzaron a brotar copiosamente, apretó los labios y sobo sus sucias manos en su rostro tratando de limpiar sus lágrimas, embarrándose las mejillas en el proceso, retomo su camino aún en llanto, evitando soltar algún quejido lastimero cual animal herido.


"El bosque esta lleno de peligros joven Midoriya, recuérdalo"


Podía ver entre el follaje como el cielo antes azul comenzaba a pintarse de un naranja con sus esponjosas nubes tornándose de un suave lila. Hace tiempo había dejado de llorar , ahora solo quedaban los rastros de sus lagrimas entre la mugre seca de su rostro mientras avanzaba por el largo borde sin saber cuanto se había alejado de la aldea.

—Mamá debe estar preocupada —Murmuro entristecido viendo el suelo, tierra y pasto seco, piedras, raíces y flores que crecían cercanas a la base de los árboles, hongos y musgo por igual.

Agotado continuo su camino, sus ojos agotados viajaban por el paraje repleto de vegetación que crecía desordenadamente. Acercándose a una gran raíz que sobresalía de un arce se recostó mirando su alrededor, completamente agotado, se había caído unas cuantas veces y sus rodillas se habían raspado, la sangre que había logrado escurrir ahora se encontraba echa una costra en su piel moreteada. Su cabeza se recostó contra la corteza del árbol, sus manos jugaron con el borde de la delgada túnica de un verde oscuro con intrincados detalles en un verde pálido con bordados de hilo dorado que usaban en el pueblo, un cinto en su cintura de color rojo donde cargaba una espada de madera vieja y gastada cuando jugaba en su habitación, los pantaloncillos color crema que usaba se encontraban llenos de lodo por sus caídas, sus pies descalzos dolían ante las múltiples piedrecitas que piso buscando el collar.

-The Fox and The Rabbit- [One-Shot]Where stories live. Discover now