Capítulo 31

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Flashback

La primera noche ambas chicas no hablaban, pero trataban de no dormirse. Lexa se terminó el libro de Allan Poe y para sorpresa de la compañera comenzó a leer "El conde de monte Cristo" Enserio, esa no era literatura adecuada para su edad. Bueno tampoco el llamarle puta a la primera de cambio. Entrada a la madrugada la primera en caer fue Octavia. Lexa iba por el undécimo capítulo. Joder, devoradora de libros, cuando su compañera comenzó a balbucear en sueños. La ojiverde cerró el libro y lo dejó encima de la mesilla, se tumbó de costado y la observó. Una hora, dos horas....

— Déjeme en paz

Se incorporó gritando y sudorosa. Se llevó la mano a la cara y miró a Lexa, algo avergonzada. Pero pillo a la morena con los ojos cerrados, pensando que tenía un sueño muy profundo se volvió tumbar, le dio la espalda y trato de dormir.

Los primeros días para O. fueron los más difíciles. En las zonas comunes no solía integrarse muy bien y su compañera parecía ignorar todo su entorno, perdiéndose entre libro y libro. A veces solía ser literatura antigua y otra era libros de ética y química. Un día caminaba por el comedor, buscando un sitio para sentarse. Divisó una mesa en la que solo había dos chicas más mayores que ella, aun así, decidió ocupar una de las sillas libres, pero cuando se iba a sentar, le miraron en plan matonas:

— Esa silla está ocupada

Dijo la rubia señalando la silla que iba a ocupar. Octavia frunció el ceño, no se iba a achantar, apartó la bandeja de comida a otro lado para ocupar la otra vacía. La amiga que estaba enfrente esbozando una carcajada, se apoyó en el respaldo, cruzó sus delgaduchos brazos, parecía que tuviera algún problema alimenticio:

— Esa también— alzó las cejas de su cadavérica cabeza— es más, todas están ocupadas, así que piérdete.

Lexa estaba sentada en la mesa del frente, oculta tras un libro, bajó el libro y miró la escena. Achicó los ojos y apretó la mandíbula. Cerró el libro y agarró su bandeja, se cambió de sitio, sentándose al lado de la rubia, a diferencia de Octavia, a la morena no le dijeron nada, es más agacharon la cabeza:

— Octavia— dijo la ojiverde— ven siéntate a mi lado.

Octavia pestañeo un par de veces sorprendida. Aun así, acabó sentándose a su lado:

— Te presento— dijo Lexa señalando a la delgaducha— ella es Rosa y ella es María. Su nivel de estupidez sobrepasa su conciencia.

— Oye Lexa no te permito...

Comenzó a decir Rosa toda bravucona, pero quedó en silencio cuando la pequeña morena se levantó amenazante mientras apoyaba ambas manos sobre la mesa:

— Vale, vale— dijo María levantando ambas manos en son de paz— mejor nos piramos

Las dos chicas se levantaron y agarraron las bandejas, susurrando un "está loca" mientras se alejaba. Hecho aquello abrió de nuevo el libro y se sumergió en su literatura. Octavia la miró totalmente ceñuda y anonadada:

— ¿Por qué hiciste eso?

Lexa sin salir dejar de mirar el libro, se encogió de hombros:

— Todas estamos aquí por algo, aborrezco la hipocresía y la injusticia— miró de reojo a Octavia durante unos segundos— eres mi compañera de habitación.

Octavia se sentó derecha y comenzó a comer, curvando por primera vez la comisura de sus labios. Lexa cerró el libro y comenzó a comer la pasta pegajosa a la que llamaban puré de patatas:

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora