Querido Hyung. ||TaeKook||

Capitulo 1

-¡Kim TaeHyung ven aquí ahora mismo!- Gritó la madre de Tae enfurecida.
Tae bajo lo más rápido que pudo.

-¿Q-que pasa?- Preguntó con la cabeza agachada

-¿¡Que demonios es esto KIM TAEHYUNG!?-Dijo su madre mostrándole las fotos que tenía en sus manos, Tae agarró las fotos y la observo y sin vacilación contestó

-El es mi novio madre.- Algo temeroso por la respuesta de su mamá alzo la cabeza, su madre iba a responder pero se sobresaltó al escuchar que azotaron la puerta.

-Así que mi hijo es un maricon de primera- Dijo el padre de Tae

-Y-yo no soy ningún maricon- respondió Tae

-¡NADIE TE DIJO QUE HABLARAS!-Gritó el padre haciendo que Tae se encogiera en su lugar.

-Quiero que termines tu relación.- hablo su madre

-No lo haré- Dijo Tae con voz firme

-¡DEMONIOS KIM TAEHYUNG NO TE ESTÁN PREGUNTANDO SI QUIERES, TE ESTÁN DICIENDO QUE LO TERMINES!- Gritó el padre

-YA HE DICHO QUE NO LO VOY A HACER- Está vez fue Tae quien levantó el tono de su voz, el padre demasiado enojado le soltó una cachetada.

-No vuelvas a alzarme la voz ¿entendiste?.- Dijo con voz amenazante, Tae no dijo nada solo dio la media vuelta y se fue a su habitación.

Y así pasaron los días y Tae seguía teniendo la misma discusión con sus padres, aquellas discusiones nunca habían llegado tan lejos como la de aquella noche, la última noche en la que vieron a Tae con vida.

-¡TE DIJE QUE TERMINARÁS TU RELACIÓN QUE ESE MOCOSO!-Unos fuertes gritos se escucharon del otro lado de la puerta.

-Yo te dije que no lo haría- Tae estaba demasiado seguro de poder enfrentar a su padre.

-Yo no quiero tener a un marica como hijo, diablos Tae ¿que hemos echo mal para seas así?, eres un chico raro, estupido, no sirves para nada y ahora te atreves a llevarme la contraria, eso no te lo voy a aguantar- Su padre muy enojado soltó un puñetazo en el rostro de su hijo, luego otro, y otro, así hasta dejarlo casi inconsciente- Para que aprendas a no ser una marica- El padre de Tae salió de su habitación dando un portazo tras de el.
Tae con lágrimas en los ojos se levantó del suelo con la poca fuerza que le quedaba y rebuscó en sus cajones, encontrando un frasco de pastillas, las cuales se tomó sin dudar, cayendo en un sueño profundo, del cual no volvería.