La corona del caballero

Peón

Los pétalos danzaban en el aire y caían delicadamente sobre las armaduras de los valientes soldados que se incluirían a la guardia real, un enlistado de 5 varones jóvenes que sobrevivieron a la dura formación y entrenamiento, únicamente creada para proteger y resguardar a los miembros de la corona del reino de South Park.

Mientras la ceremonia transcurría y los nuevos guardias permanecían firmes frente al rey, un hombre corpulento y grande, con una cabellera un poco escasa por la edad pero que aún conservaba un imponente color rojo fuego, junto a él, se encontraba la reina, una delicada mujer de cabellera dorada y unos despampanantes ojos de color verde oliva, a su lado, de pie se erguía el hijo mayor, un joven con sobrepeso de cabello castaño y por último, la pequeña princesa de cabellera naranja.

- Por el poder de la corona, yo, el Rey Thomas Tucker, reconozco a estos jóvenes como nuevos miembros de la guardia real, confiaré mi vida y la de mi familia a sus espadas, les encomendaré la protección de los ciudadanos y el bienestar de nuestro reino ... - la poderosa voz del Rey resonaba en todo el jardín frente al palacio, pero, había un molesto tintineo en el ambiente, pero todos lo ignoraban para prestarle atención al rey.

Finalizada la ceremonia, todos los asistentes se retiraron, los nuevos caballeros se integraron a charlar con sus maestros y otros caballeros, recibiendo un trato igualitario por parte de ellos, ya no eran alumnos y maestro, ahora eran colegas.

- Hey, tú – el joven príncipe Eric Tucker, se acercó a un recién nombrado, con una vista petulante alzó el yelmo de su casco y disparó una mirada burlona al joven caballero - ¿Cómo es que sobreviviste al entrenamiento?

- Simplemente pude hacerlo... – habló con una voz temblorosa – Joven príncipe.

- Debería supervisar eso, no quiero que mi vida esté siendo protegida por personas tan incompetentes como tú, es demasiado fácil que la gentuza ingrese al castillo – su tono rasposo y soberbio era muy desagradable, los caballeros más antiguos miraban con cierto recelo al joven por quien deberían morir, si no fuera por que su padre, Thomas Tucker fuese tan buen rey, hace mucho que se hubieran rebelado en contra del joven heredero.

- Majestad, puede que no parezca un hombre fuerte, pero puedo luchar tan bien como cualquiera, el entrenamiento es riguroso, si gusta puede ponerme a prueba – el joven caballero quitó los seguros que sostenían el yelmo sobre su cabeza, y se lo quitó, dejando ver su rebelde cabellera rubia. Aquel joven soldado era la viva imagen de un ángel, aunque tenía un cuerpo pequeño y tembloroso, sus ojos de un extraño color celeste en la parte superior y un ámbar muy claro en el inferior, mostraban lealtad y decisión – De todos modos, mi espada es suya.

- Esa actitud me agrada – señaló el príncipe, golpeando ligeramente el pecho metálico del hombre frente a él – Si no puedes manejar bien una espada con ese cuerpo escuálido, a lo menos servirás para chuparme las bolas.

El soldado no respondió, el príncipe se alejó de todos los soldados y les dejó disfrutar de su júbilo de bienvenida, los nuevos soldados comenzaron a retirarse uno a uno los cascos protectores para relajarse junto con los demás.

- No te preocupes por lo que dice el príncipe Eric, le gusta molestar, pero es un maldito prodigio cuando se trata de estrategias militares – un soldado muy alto se acercó al pequeño – ¿Tú fuiste entrenado por Marsh?

- Si, él fue quien me entrenó – respondió con firmeza, el tintineo en su armadura persistía.

- Hey no tengas miedo, no voy a lastimarte, somos aliados, espero contar con tu espada para cuidarme el culo si un día lo necesitemos, en fin, mi nombre es Christopher, pero me apodan Ze mole ¿Cuál es tu nombre? – el hombre extendió su mano frente al pequeño.