- ¿Cuánto queda para que te suene la alarma? - dijo uno de los hermanos enmascarados.
- ¡Tú solo corre Druón! - dijo Swel mientras corría por la repisa del bar de aquel rascacielos.
- ¡Y tú deja de robar botellas que te está relentizando! - dijo centrado Druón en el plan.
- ¿Crees que voy lento hermano? No me menosprecies. - soltó confiante Swel.
Y acto seguido de esto, saltó de la repisa activando los microchips de sus zapatos y se propulsó varios metros en línea recta chocando así con los guardas de seguridad que estaban entrando por la puerta que les serviría de salida. Esto propició que se rompieran todas las botellas de alcohol que robó anteriormente.
- Eres un desastre tío, solo debíamos formar alboroto en el bar para que viniera el mayor número de guardias, y has dejado inconsciente a Blek y Fras los que tenían que dar la alarma. - dijo Druón.
- Joder, bueno, puedo solucionarlo aún.
- ¿Ah sí? ¿Cómo? - dijo Druón con tono sarcástico.
Druón se dió cuenta de lo que estaba Swel por hacer, ese jodido loco lanzó un microchip de ascuas y se instalaron por toda la habitación, haciendo así enloquecer a la gente y activando la alarma de incendios.
- ¿Qué has hecho? Estás loco, ahora se nos va a tirar encima toda la seguridad.
- Era la única forma de llamar la atención en los 2 minutos que nos quedan.
Esto hizo que pasaran de ser unos simples alborotadores a gente con buena maquinaria, osease, gente poderosa, y no les convenía mostrar sus artilugios antes de tiempo.
- Larguémonos de aquí - dijo Swel.
Mientras todo esto sucedía, una chica de cabello corto y negro con gafas estaba sentada en la mesa más cercana a la puerta de escape de los dos hermanos...
- ¿Cómo es que los enmascarados conocían el nombre de los tipos de seguridad? ¿Microchips propagadores de ascuas? - se encontraba pensando Luxa - Tiene que haber algo detrás de esto, no pueden ser simples alborotadores.
Treinta pisos más arriba de ese rascacielos se encontraba el despacho de Quaring, un magnate gordo y arrugado que debe toda su fortuna a la compra y venta de patrimonio, y sobretodo de objetos ilegales.
- ¡¡Nóurd!! ¡¡Lews!! ¿Dónde coño os habéis metido panda de inútiles? - dijo Quaring saliendo del baño. - este dolor de barriga me está matando.
*Ttthin ttthin* sonó la alarma de Lews mientras abría la puerta del despacho.
- Díganos señor, ¿para qué nos necesita?
- Me ha dicho un tipo de seguridad que hay unos enmascarados tirando fuego y formando un buen alboroto en el bar, y vosotros dando vueltas a vuestras anchas en vez de quedaros en el despacho a protegerme, insensatos.
- Es culpa mía, he tenido que ir a comprobar una cosa - excusó Nóurd.
- Bah no me importa, solo quiero que me protejáis que para algo os contraté. ¿Y por qué huele tantísimo a alcohol aquí? - dijo Quaring - Todo el equipo de seguridad, seguid la pista de los enmascarados y traedlos aquí. Y vosotros... ¡quedaos aquí a protegerme!
Todo el mundo salió del despacho... Y el plan salió a pedir de boca.
- Bueno, ¿ya podemos quitarnos el microchip procesador de rostros, no? - dijo Nóurd. Casi nos pillan por tu olor a alcohol Lews.
- Claro, hermano. Por cierto, ¿te está sentando bien el laxante? - dijo mientras reía Lews.
- ¿Qué quiere decir esto? ¿Nórud? ¿Lews? - dijo desconcertado Quaring.
- No, no, no, llámanos por nuestros nombres reales, Druón y Swel, ¿nos recuerdas? Seguramente no, y ese es tu fallo, los chicos que supuestamente murieron quemados intentando entrar en tu antigua mansión somos nosotros. Y en aquel atraco conseguimos esto... - Swel le mostró un manuscrito con recubrimientos dorados.
- ¿¿Cómo podéis tener eso?? ¿Qué queréis de mí? - dijo Quaring asustado.
Desactivaron el microchip procesador de rostros y Quaring pudo ver cómo tenían toda la cara quemada y con cicatrices tras el incendio de su mansión.
- Danos el anillo y rápido, no tenemos mucho tiempo. - dijo Swel.
- 40 segundos Swel. - dijo Druón.
- ¿¿El anillo de Despigan?? No puedo tiene demasiado poder.
- Dámelo maldito viejo, no quiero tener que acabar contigo de esta forma. - dijo Swel mientras le apuntaba con una pistola de microchips.
- 30 segundos. - dijo Druón.
Mientras tanto en el bar, seguía Luxa pensando...
- ¡Ya lo tengo! - dijo esperanzada. - Esos chicos trabajan aquí de encubierto y por eso sabían los nombres de los gaurdias, lo que realmente buscan es quedarse a solas con ese magnate. - agarró su pistola y subió corriendo hacia el despacho.
Abrió la puerta rápidamente... - ¡Arriba las manos todo el mundo! - pero se desconcertó en un instante, cuando lo que descubrió fue únicamente magnate llorando encima de su mesa.
Un poco antes en esa habitación...
- ¡20 segundos! - gritaba Druón.
- Voy a disparar, lo juro. - decía impasible Swel.
En ese momento Quaring abrió un cajón secreto de la mesa de su despacho y entregó el anillo a Swel.
- Se acabó tu forma de vida, viejo... - y le disparó un microchip desinstalador de conocimientos revirtiendo así su mente a la de un infante de 5 años sin más que los conocimientos básicos de la vida.
- ¡5 segundos! - gritó Druón
- Vamos, ¡salta! - dijo Swel mientras activaban los microchips propulsores de sus zapatos, rompiendo así la ventana del piso N° 100 de aquel rascacielos y cayendo en uno de los taxis conducidos por su amigo Breck en el carríl multi-via de los coches voladores. Sonó esta vez la alarma de Druón, todo estaba bien.
Se hicieron con el objeto, se deshicieron de las cargas del pasado, pero se ganaron enemigos, y sobretodo, fueron conocidos por la jefa del Departamento de Inteligencia, Luxa Scrut.
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Micro
Science FictionDos hermanos expertos en micro ingeniería se encargan de hacer varios robos a corporaciones importantes, poniéndose así en el punto de mira de todos.