capitulo 24

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  La aguja le había intimidado bastante. Había sido un dolor soportable, pero inimaginable. Ni en sus más variados sueños habría pensado que de verdad sentiría dolor al hacerse un tatuaje. Aun iba dolorida. Y con un "infinito" de aproximadamente cuatro centímetros en su muñeca. ¡Y mañana tenía trabajo! Cielos, no había pensado en ello, ¿pero qué podría decirle el señor McCain sobre su acelerada decisión de marcar su cuerpo de por vida?

- ¿A quién llamas? – preguntó Ally. Debajo de las sábanas y sobre Austin. Besó suavemente su pecho y dejó reposar su mano "tatuada" sobre el torso de este.

- A Travis. – frunció el ceño. Ally trató de entender... ¿Qué era lo que le molestaba? – es tarde, su teléfono ni siquiera suena y sabes que es capaz de meterse en cualquier problema.

Como tú.

La voz interior de Ally habló por si sola. Oh... recordaba aquellos tiempos, donde ella era la única que podía dominar a ese Austin sin control que ocasionaba problemas a medida que ponía un pie.
Entonces... ¿lo extrañaba? ¿De verdad extrañaba a ese Austin estúpido, impulsivo, controlador y salvaje? No podía entenderse.

- Seguro está bien. – añadió ella. Enterrando sus pensamientos. Una vez más volvió a aplastar sus labios sobre el pecho desnudo de su novio. Este le sonrió al sentir el tacto tibio. Que celestial. Abajo podían tocarse. Sus piernas estaban entrelazadas, sus caderas y vientres juntos, sus estómagos tocándose y los pechos de Ally aplastados sobre el torso de Austin.

- Sí, ¿por qué me preocupo? – alzó los brazos. – además... - sus manos calientes subieron por la espalda desnuda de Ally. Tocándosela con el suave rozar de sus dedos. Ella quiso cerrar los ojos. Deseaba sentir esa sensación aún más intensamente. Su piel se erizó por completo. Oh... la magia pasaba por su espalda. – no es justo de mi parte pensar en Travis cuando estás aquí, desnuda y conmigo.

Ally tragó saliva.

- Creo que ya he pensado lo suficiente por él. – dice sin preocupaciones. Pero sus manos si se preocupaban por mantenerla entretenida. Ahora, habían cruzado la línea entre su espalda y su trasero. Subiendo y bajando los dedos con mucho tacto. – te ha quedado bien. – le sonrió. Ally trató de concentrare de nuevo, ¿a qué se refería? – siempre dije que un tatuaje asentaría contigo, gatita.
Ella observó su tatuaje. Verdaderamente así era. Su piel permanecía hinchada, y le habían explicado que así sería por un par de días más hasta que la tinta se enterrase en su piel para siempre.

- Tú tienes más. – acarició lentamente el pequeño tatuaje que Austin poseía en el pecho.

- Larga historia.

- ¿Cuándo voy a saberla?

- Es que... no es importante, son tonterías del pasado, ahora no importa si las cuento o no.
Ally frunció el ceño.

- ¿Qué me ocultas? – ambas miradas se cruzaron. Ally pudo sentir la erección de Austin crecer debajo de ella. Mierda, estaba desnudos, la sensación era aturdidora. No la dejaba pensar con tranquilidad y concentrarse en la respuesta de Austin. ¿Podría resistirse? Trató de no pensar en eso.

- ¿Yo? – Austin alzó una ceja.

- Ajá. – se mordió un labio. La erección creció. Ally tragó saliva de inmediato.

- ¿Qué podría estar ocultándote?

- Tal vez la historia de tus tatuajes.

Austin bajó la mirada. ¿Acaso había dado en el punto?

- Son tonterías, créeme, la historia te aburrirá y te quedarás dormida preciosa. – le acarició el cabello y se inclinó para besarle los labios. Un beso rápido, pero que pudo transmitir varias cosas. – además, tengo ganas de otra cosa. – Austin arqueó las caderas, acercando su erección aún más al vientre de ella.
Los ojos de Ally se nublaron por completo. ¡Resiste!

- Quieres decir... ¿Qué no confías en mí? – cambio de tema por completo. A Austin pareció fatigarle.

- Confío. Nunca he confiado tanto en alguien como en ti.

- ¿Entonces?

- Vale...¿enserio quieres saber? – le preguntó enarcando una ceja, ni poco ni muy interesado en contestarle. La respuesta tal vez le traería mucha nostalgia, historias del pasado, problemas, mierda... mucha mierda.

Ally asintió, tímida.

- Lo hice por mis padres.

Ella abrió los ojos, esperando un tipo de explicación más placentera, pero Austin se quedó callado. ¡Los padres de Austin! Nunca antes habían hablado sobre el tema.

- ¿Qué pasó con ellos? – susurró Ally. Quiso tal vez no hacer aquella pregunta, pero su interés ganó su razonamiento.

- Están vivos, si a eso te refieres.

Uf.

- No, quiero decir... ¿ellos te pidieron que te hicieran esos tatuajes?

Austin sonrió y soltó aire por la boca moviendo sus labios al hacerlo. Sus padres, un tema que no le gustaba tocar con nadie. Un tema prohibido. Personal. Pasado. Solo había una persona que sabía de ellos, y ahora mismo, estaba descansando junto a otras almas... aun no sabía exactamente si arriba o... abajo, donde ambos merecían estar. Ryan.
Y solo había otra persona en el mundo con la que se atrevería a tocar el tema. Aquella que lo miraba con los ojos muy abiertos en ese mismo instante.

- Lo hice por un acto... ¿de rebeldía? No sé cómo llamarle. – negó con la cabeza mientras encontraba la palabra correcta. – mi madre odia los tatuajes, y quise hacerme unos cuantos solo para entretenerla.
Ally lo miró sin entender. La madre de Austin. Su...¿suegra tal vez? Por Dios, cuanto habría tenido que pasar esa mujer para criar a Austin, con lo difícil que era para ella a veces estar calmada con él.

- ¿Le diste la contra?

- No quiero hablar de esto, de verdad.

- ¿Por qué te incomoda tanto? - preguntó ella con timidez, en un tono nada exigente, sino más bien consolador. Sintió las manos de Austin subir por entre su espalda, erizando cada centímetro de su piel en el movimiento. Trató de mantener el control.

- Era lo único que podía hacer para darle la contra en algo. Y... no creo que te guste saber a qué me refiero con eso.

- Quiero saberlo, tiene que ver contigo, y me importa cada cosa.  

TENTATION 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora