La fierecilla domada por Adri 1

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-¡Adri, por última vez, o te vienes con nosotros mañana o te quedas en casa.

-Paso de ir, Mamá. No me gusta la tercera edad. Dije con desdén.

-Niño. ¡Un poco de respeto! Me espetó mi padre.

Eso fue ayer. Me quedé en casa. Pasaba de ir a la barbacoa con mis padres. Prefería ir con mis amigos. Hoy no estaban y mi padre me obligó a darle clase particulares al hijo de una conocida de mi madre. Fue el castigo de mi padre por ser otra vez irrespetuoso. Podía haberme dejado libre el puente. No me extraña que mi hermano Toni y Papá se odiaran tanto. Toni siempre ha sido muy risueño, extrovertido y no le importado nada demasiado. Lo opuesto a nuestro padre. A veces tengo la sensación que hemos sido detestados por nuestro padre.

Me zampé el bocadillo que me hice al mediodía y me apresuré a irme al mediodía a visitar Juanma. Me había dado una sesión extenuante de Rainbow Six Siege que me quedé tonto. Llevaba todo el año estudiando y cuando venía algún puente me desquitaba.

Llamé a la puerta de su chalet adosado. No abría nadie. Quizás había cambiado de opinión y no estaba. Insistí de nuevo. Estaba a punto de irme cuando la puerta se abrió. Un niño de unos 12 años me abrió, me saludó y se fue rápidamente. Fue visto y no visto. Ya nos conocíamos. En el instituto del pueblo tampoco éramos tantos. Tenía fama de mal estudiante.

Entré en la casa. Llamé y parecía haber desaparecido. Subí hasta su habitación de donde procedía el ruido. Efectivamente, era Juanma que estaba liado en medio de una partida de Team Fortress 2. Tenía un pantallón de monitor. No sabía que aún tenía tanta popularidad ese juego.

-Hola Adri. Dijo entretenido con su juego. Ahí estaba repeinado con su cabello rubio. Aparentaba haberse echado laca o gomina.

-Perdona. Es que estaba en cola y si me voy, me penalizan. Enseguida termino. ¿Quieres una coca cola? ¡En la nevera hay!

Juanito era hijo de una peluquera del pueblo. Tenía unos 4 o 5 años menos que yo, sí, creo que unos 12. Nuestras madres hablaron y tenía que darle clase particulares. Joder, había aprobado y me castigaban con darle clase a este cabrón. Lo miré y me sentía malhumorado.

Me puse a escuchar a Jet en la cocina, habían sacado nuevo disco. Aproveché y me tomé un refresco. Un rato después bajó.

-Me ha dicho tu madre que te dé dos horas de clase. ¡Hemos perdido 15 minutos y estoy muy triste!

-Disimulas de pena. Contestó alegre. Sí, se me ha hecho tarde. Todavía no he comido. Estaba liado. Es que Team Fortress está que flipas.

-Sí, lo conozco. A veces juego a otras cosas. ¿Te suena Fortnite?

-Claro, es un juego guay. Lo juego por las tardes un rato. Lo podemos jugar desde cada uno en la casa. Lo hay para Steam y para no sé qué consola. ¿Conoces NBA?

-Pues claro, tío. Es lo que jugaba durante años.

-Lo podemos jugar en la Play. Pero te pegaría un pasote que fliparías.

-Ya lo veremos. Come algo y estudiamos un rato. ¿Vale? No estaba muy contento con esa decisión. Hubiéramos preferido pasar del todo de estudiar, pero me conocía a mis padres. No obedecerle tenía consecuencias.

La fierecilla domada por Adri 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora