La misma sangre/ Devil May Cry🗡

Misión 03

Lo he seguido por los tejados durante varios minutos, aproximadamente unos diez. Nos hemos alejado de la ciudad rápidamente para terminar en un pueblo pequeño y algo abandonado. Me sorprende con la velocidad en la que decidió irse, es como si tuviera algo urgente que hacer. De todos modos no se ha dado cuenta de mi presencia.

Se detiene en un tejado, parece pronunciar unas palabras rompiendo una barrera de energía mágica, supongo que de protección. Entra por una ventana y lo pierdo de vista.
Es un edificio grande y obviamente abandonado ya que está en malas condiciones y no hay electricidad.
¿Aquí es dónde está viviendo?.

Espero unos segundos para luego adentrarme. Necesito observarlo antes de intervenir. Sería gratificante arruinar sus planes otra vez.

Entro por la ventana que él lo hizo y silenciosamente recorro los pasillos. Está bastante oscuro. Hay una luz al final del pasillo y me dirijo hacía allí.
La puerta en frente de mi está entreabierta. La abro lentamente encontrándome con una habitación con nada más que un colchón en una esquina y encima de él un pequeño niño.
Me quedó impresionado. ¿Qué hace un niño aquí solo?.
Me acerco algo ingenuo ante lo que veo. Es como una escena de terror.
El niño, que debe tener unos dos años, me mira y sonríe. Se levanta del colchón con algo de lentitud y torpeza viene hacia mi y se aferra a mis piernas abrazándolas. Estando más cerca de la luz de una vela logro ver con claridad, el niño tiene el cabello blanco, igual que el mío.

—¿Q..Que?..¿Qué es..?

Antes de poder hacer cualquier movimiento siento un filo en mi espalda lo cual me hace quedar inmóvil.
Me volteo para toparme con su expresión típica de desagrado.

—¿Qué crees que haces aquí, Dante?—Dice con seriedad—Aléjate de él.

—¿No vas a explicar nada?

—Alejate de él—Vuelve a decir presionando más la espada en mi espalda a punto de atravesarme con ella.

—¡Él es el que me está abrazando!.—Levanto los brazos intentando demostrar mi inocencia.

Baja la espada y se pone delante de mí. Mira al niño con seriedad haciendo que me suelte. El pequeño nos mira a ambos, parece confundido. Al parecer nos confundió, debió pensar que yo era él.
Noto como sus ojos se llenan de lágrimas y rompe de un segundo a otro en llanto. 

Siento como Vergil suspira molesto a mi lado, se pone aún más firme y lo mira con seriedad a los ojos.
—¡Nero!—Pronuncia molesto.

El pequeño lo mira y silenciando su llanto corre hacia él y abraza su pierna izquierda tímidamente.
Al parecer reconoció su voz.

Vergil vuelve a mirarme con odio.
—Lárgate de aquí.

—¡Oye oye! ¿Cómo te atreves a decirme eso así nada más?—Pongo mis manos en mi cintura molesto—¿No vas a explicar nada? ¿Quién es ese niño?

—No tengo porqué responder eso.

—¿Ah, no?

—¿Qué es lo difícil de entender, Dante?

—¡Tienes un niño! ¿No piensas que es extraño? ¿Cómo pasó esto?

—¿En verdad necesitas que responda eso?—Se voltea y camina hacia el colchón obligando al niño a sentarse allí.

—Ajj..siempre tan desagradable—Suspiro.

—Es mi hijo, no hay nada más que explicar—Me mira directo a los ojos y sin expresión alguna—Ahora vete.

—¿Y vas a quedarte viviendo así? Este lugar es una porquería.

—No te metas en mi vida, esto no te incumbe.