En lo profundo de un anciano bosque, una reunión se llevaba a cabo. Los animales acudían como observadores mientras que escuchaban las decisiones de los animales más viejos. A aquellos que lograron vivir gran parte de su vida en ese bosque, los dotaban de inteligencia y capacidad de raciocinio. Pocos y puntuales eventos hacían que una reunión como tal se celebre, pero en este caso el destierro sería el motivo. Los más animales más ancianos no podían explicarlo, pero una joven ave se había vuelto tan inteligente como ellos, su corta vida no justificaba el nivel de inteligencia que poseía. Era capaz de construir nidos perfectos de barro, pasto y ramas, todos lo asociaban a las construcciones humanas. Había tenido todos los recaudos necesarios, como la altura, el grosor de las paredes y la abertura necesaria para poder entrar y salir ella sola, de este modo ningún otro predador podría sorprenderla mientras dormía.
Los animales más viejos no podían permitirlo. Las leyes que los regían, tan ancianas como ellos, los obligaban a tomar una decisión condenar tal atrevimiento de la joven ave, de no hacerlo los pilares con los que estaba construido todo lo que creían iban a comenzar a tambalear.
Nada parecía hacerlos cambiar de opinión. La joven ave, convencida del error que estaban cometiendo se defendía, su discurso hacía pensar a cualquier otro animal dentro de la reunión, pero los ancianos solo escuchaban un ruido lo suficientemente fuerte que se negaban a cualquier argumento. Esto hacía que los animales ancianos, utilizasen la inteligencia que les dio el bosque para retorcer la verdad, para que sea perfectamente justificable la decisión que tomen. Así, y con la acusación de haber creado algo que atentaba contra las formas y la naturaleza del propio bosque la desterraron a la pequeña ave.
Como el quebrar una rama, algo sintió dentro de ella. Todos los animales en el lugar esperaban, gritos e ira por parte del ave. Pero solo abandono el lugar, con la expresión de ira serena, esa que solo presagia lo peor.
Al día siguiente, abandono el bosque con un plan y un rumbo fijo. El pueblo se encontraba lejos, allí podría comenzar no sería sencillo ni rápido. Tras volar varios días llego al pueblo, los días los pasaba posada siempre en un lugar distinto viendo el ir y venir de las personas. Ya conocía a la mayoría de los habitantes, sabía que hacían y adonde pasaban gran parte del tiempo. Hasta que encontró a la persona correcta. Un viejo clérigo, más de una vez lo escucho hablar, era por demás de estructurado y cerrado. Vivía de acuerdo a los principios de sus creencias. Él era el indicado para llevar a cabo su plan, uno de sus quehaceres era la de buscar e interpretar las señales de los dioses. El ave, vio como el clérigo tenía contacto con personas importantes dentro de lo que es el reino, su palabra y consejo era bien recibidos por quienes creían y confiaban en él.
Durante varios años, el ave intentaba llamar la atención del clérigo. Más de una vez lo logro, pero la trataba como a cualquier ave. Fue un largo periodo en el que se dedicó a que la reconozca. Al conseguirlo, comenzó la segunda parte del plan. El ave comenzó a alimentarse de la misma comida que alimentaba a los feroces perros que usaban para cazar, esta les daba los nutrientes y la fuerza necesaria. Fueron los peores años de su vida, pero el ave necesitaba lograr crecer o poseer algún cambio que la distinga de cualquier ave común. La comida que mantenían sano y fuertes a los perros, hizo que el ave crezca un poco más de lo normal y con un poco más de fuerza, una noche pudo seguir con su plan.
Mientras el clérigo dormía, el ave entró en su biblioteca y comenzó a revisar los libros. El destino, se cree que es algo de hierro inevitable, pero es la construcción de todo lo que intentamos hacer y el ave, estaba decidida a lograr su cometido. Sin que estuviera en sus planes, casi por casualidad, tomo el último libro de la biblioteca, ya sin ánimos de encontrar lo que quería. No se había percatado del amanecer y desastre de libros que había hecho, el clérigo se despertó y vio la escena. La luz del sol entraba por la ventana y se hacía cada vez más brillante, al levantar la vista, un poco encandilado y somnoliento vio la figura negra del ave, el sol la hacía resplandecer a sus costados y el porte enorme de su cuerpo proyectaba una sombra enorme, que ensombrecía al clérigo. El sol, ya estaba en lo alto, la figura ensombrecida del ave iba recibiendo luz de todos lados y se dejaba ver más a detalle. El clérigo la reconoció se dio cuenta de que ave se trataba, pero el tamaño lo sorprendía. Entre sus garras sostenía el último libro, la sorpresa no solo era del clérigo el ave cuando pudo reaccionar, voló por dentro de la habitación y dejo caer el libro a los pies de clérigo, y se escapó por la ventana.
Intentando procesar todo lo ocurrido, el clérigo comenzó a ordenar el montón de libros que había por todos lados. Quizás cualquier persona lo hubiese tomado como lo que fue, un animal desordenándolo todo, pero al clérigo eso no lo calmaba quizás había dejado comida en su biblioteca, pero se tenía prohibido entrar con alimentos dentro, el ave era la que hace rato lo visitaba, pero nunca fue tan grande o quizás nunca se puso a observarla bien como para darse cuenta de su tamaño. Un ave volando con un libro eso sí que no era común. ¿Quizás sea una señal? las ideas se apilaban dentro de su cabeza, pero al terminar de ordenar y ver aun tirado el libro que el ave sostenía, se derrumbaron en un instante.
Lo tomó y se sentó en su escritorio, su lomo estaba un poco rasgado, se ve que la fuerza del ave lo rasgo. No parecía un ave particularmente fuerte, pero se ve que sí lo era. El libro se trataba de una enciclopedia, una recolección de datos sobre todos los bosques de la región. La rutina de clérigo por primera vez en mucho tiempo, se había alterado y el resto del día, se la paso leyendo sobre bosques, sin percatarse que el ave lo observaba desde la copa de un árbol.
La noche de ese día, el clérigo se quedó dormido en el escritorio, con la mitad del libro por leer. El ave se posó sobre el umbral de la ventana. Picó un par de veces la mano, para ver qué tan dormido estaba. Colocada frente al libro, comenzó a pasar página por página, hasta que vio una ilustración que conocía, se giró nuevamente para picar al clérigo, pero el sueño de este era por demás de pesado. El ave necesitaba que se despiste, el barrullo de haber revuelto toda una biblioteca no lo había despertado, para hacerlo ahora necesitaba atacarlo. Pero quizás eso lo mal interprete, se cuestionaba el ave. Así que decidió a arrancarse una pluma con el pico y dejarla sobre el libro.
Los días subsiguientes fuero una ola vertiginosa, en la vida del clérigo se la paso estudiando todo lo que pudo sobre el bosque. Pudo convencer al rey del pueblo que lo que vivió, fue una epifanía, y mensaje divino, en el estado de sugestión en el que se encontraba construyo, toda una profecía, conectando información de lo más inconexa. Estaba convencido de que los dioses se comunicaron y le querían decir algo. El rey financio sus investigaciones, en vio varios mercenarios al bosque. En distintas misiones de reconocimiento y a buscar nada en concreto. A los pocos meses, la historia sobre la epifanía, el clérigo y el bosque se esparció por todos lados y como toda historia comenzó a cambiar cada vez mas de boca a boca. Algunos viajaban al bosque creyendo que había un tesoro, otros aseguraban que ahí crecía una planta con cualidades únicas, otros fueron en busca de una criatura tan especial que otorgaba infinidad de cosas, dependiendo de quién contase la historia.
El bosque se convirtió un terreno en disputa por varios reinos, los asentamientos buscaban no perder terreno. Los árboles eran talados, para la construcción de improvisados campamentos, cada metro de tierra era arrasado para más grandes y mejores asentamientos. Los animales luchaban por quedarse, pero terminaban siendo la cena o el abrigo de alguien. El ave observaba todo lo que había logrado, vio como los animales más ansíanos huían, en el mejor de los casos. La profecía perduro por mucho tiempo, hasta se volvió canción. Pero de nadie se sabía, si se logró algo con todo.
Décadas después, el bosque ahora solo era una sombra de lo que fue, el ave volvió a su nido, pero había crecido tanto que ya no entraba. Desde la altura vio como una pareja de conejos, charlaban sobre el mejor sitio y la mejor forma en donde construir su madriguera. El ave saboreo por última la venganza no sabía precisar si era dulce o amarga. Destruyo su hogar y se fue volando. Con la latiente esperanza, de que no se vuelva a necesitar acabar con todo para seguir adelante.
Fin.
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Genesis Profetico
FantasiEl modo en que las profecías articulan, y dirigen e destino están ligadas, al ímpetu en que las personas ponen al estudiarlas. El origen de muchas, es un misterio perdido en el tiempo, o atribuido a fuerzas que nadie maneja, todo lo referido a ellas...