Ayer

Damion, sentado en el sofá de la academia, intentaba de forma inútil sacar algún acorde de su vieja guitarra. Era su forma de evitar pensar, porque últimamente los únicos pensamientos que iban a su cabeza no hacían más que martirizarlo. No quería seguir pensando en lo que había sucedido la noche anterior. No podía seguir pensando en ello.

Nunca se había sentido peor en su vida que en aquel momento cuando ambos, Famous y él, subidos en la litera del castaño, se besaron. En aquel momento no pudo pensar en Soraya, ni en lo que había fuera, ni en nada más de lo mucho que le apetecía unir su boca a la del sevillano.

Aún no sabía qué le empujó a hacerlo; ni siquiera antes se había planteado que podrían llegar a gustarle los chicos. Solo tuvo la necesidad. La misma necesidad que tuvo de salir corriendo en cuantos ambos se separaron y se dio cuenta de lo que verdaderamente había hecho. El pánico debió de ser totalmente visible en su cara en aquel instante, o al menos eso reflejó la expresión de Famous. En la cara del siempre sonriente moreno ahora se dibujaba una curva triste que le manchaba hasta los ojos, siempre brillantes y alegres. Se leía una mueca de culpabilidad y algo de decepción. Y Damion era el único culpable de ello.

"No tienes por qué hacer esto solo porque me tengas lástima." – dijo el de Bormujos. – "No es la primera vez que no me corresponden. No pasa nada."

Damion no supo responder. ¿Cómo responder a algo de lo que ni siquiera tú sabes la respuesta? No sabía cómo darle a entender que no le daba ninguna lástima; que en su silencio se revolvían millones de pensamientos que no dejaban de hablar. No sabía cómo expresar que solo quería abrazarle, que quería decirle todo aquello que pensaba. Con sus ojos, suplicaba que le escuchara, que le leyera la mente por si salía descifrar aquello que pasaba por esta.

Por primera vez en todo el concurso, parece que el alemán y el sevillano no eran capaces de conectarse en la mirada. Y Damion bajó de la litera lo más rápido que le permitió su equilibrio, y salió de la habitación. Fuera aún se oía el bullicio de los compañeros, que estaban aprovechando los últimos minutos antes de que se apagaran las luces.

Aún con la guitarra en la mano, Damion se arrepentía tremendamente de haber salido huyendo. Pero era lo que necesitaba en ese momento. Hubiera salido de la Academia de haber sido por él, pero sabía que eso conllevaría su expulsión inmediata del concurso. Pero es que se sentía ahogado por sus dudas, quería escapar de allí, quería acabar con ese sentimiento de confusión que le acechaba desde hace días. El por qué sentía ganas de besar a Famous.

'¿Y sí?' – pensaba él para, segundos más tarde, negarlo. Y, sin embargo, al mismo tiempo parecía ser lo más lógico. ¿Y si realmente le gustaba Famous? Podría ser la razón por la que siempre ansiaba estar cerca; por la que le buscaba para ponerse juntos en las clases, por la que se sentaban juntos a comer, la razón por la que siempre buscaba muestras de afecto del otro, o él mismo se las ofrecía. La razón por la que se moría de nervios en ese instante, cuando Famous se dirigió al salón desde el comedor acompañado de Marta mientras ambos canturreaban la canción que tenía esa semana: leave me alone.

Realmente era una putada el estar nominado con una de sus mejores amigas ahí dentro, pero aún peor debía de estar Famous sabiendo que tendría que decir adiós a uno de los dos. Aun así, él ya tenía asumido que se iría en la próxima gala, y no podía estar más feliz por la muchacha de Torre del Mar, que aún tenía mil cosas que aprender en la Academia.

Famous dirigió la mirada al sofá unos instantes, y entonces reparó en Damion. El alemán buscaba su mirada, quería saber cómo se encontraba su mejor amigo tras el incidente de la noche anterior. Famous la esquivaba, aunque atisbaba un destello de miedo en sus ojos. Marta intercambiaba la dirección de mirada entre ambos muchachos. Era una chica lista, podía llegar a intuir lo que habría podido pasar.