Cap 3

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-Chiaka. -Susurra con un brillo tan especial en su mirada que parece provocarme un tsunami en dentro mía. -Siento no haberme fijado en ti antes.

-No pasa nada. -Sonrío con cariño. Cierro los ojos y comienzo a besarle suavemente. Nada más separarme me fijo en sus hermosos ojos color sangre. -Te quiero.

¿Cómo?

-También la amo, mi lady. -Susurra sensualmente Sebastian.

°•°•°•°

Abro los ojos demasiado sorprendida por la escena que acababa de vivir en mi cabeza.

¿Qué acababa de soñar?

-Buenos días, mi lady. ¿Cómo ha amanecido esta mañana? -Pregunta tan alegre como normalmente mi mayordomo.

No me atrevo a mirarle a la cara.

Seguramente lo ha notado, ya que continúa hablando fingiendo preocupación.

- ¿Le ocurre algo?

-No, nada. ¿Qué te hace pensar eso? -Me levanto corriendo y comienzo a andar por toda mi habitación. - ¿Dónde está mi maldito uniforme? ¡Lo necesito para ir a clase!

-Vaya, me sorprende el hecho de que desee ir a aquel lugar al que muchos adolescentes como usted denominan prisión del infierno. Por no mencionar que desea vestir su uniforme. -Abre mi armario y me extiende la dichosa ropa. -Está más energética que normalmente. ¿Es por ese apuesto compañero de colegio del que ni siquiera sabe su nombre?

- ¿Qué? No. -Me doy mentalmente una colleja, ¿y ahora qué excusa pongo? -Es... ¡Deja de hacerme tantas preguntas, voy a llegar tarde por tu culpa!

Él ríe ante mi nerviosismo.

-Está bien. -Hace una pequeña reverencia y su mirada burlona pero seductora a vuelto a su cara. -Que sepa que el desayuno ya está listo. -Cuando se relame la lengua decido que debo abandonar la habitación antes de que explote.

¿Por qué mis padres tuvieron que contratar a un mayordomo como él?

°•°•°•°

-Chiaka-chan, estás muy deprimida, ¿qué ocurre? -Mami se sienta delante mía con una tranquilidad y paz que me encrespaban los nervios.

- ¿Qué manía tiene todo el mundo con esa pregunta? Ni que nunca fuese fría y distante por simple naturaleza. -Contesto con mala gana.

-Sí, y por ello mismo me sorprende que estés tan eufórica.

- ¿Yo? ¿Eufórica? -Me río. -Sí claro, luego me verás vestida como una princesita montando sobre un unicornio rosa escupe arcoíris.

-Vale, ya has vuelto a ser tú, perdona.

Bien, el sueño que había tenido con Sebastian me había sorprendido, y mucho, pero no tenía nada que afectarme.

El único (Sebastian Michaelis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora