Hoy era un día nublado y parecía que el cielo iba a descargar su furia sobre la ciudad. Después de tener una pelea conmigo misma barajando la idea sobre si levantarme o quedarme todo el día en la cama sin hacer nada, decidí que lo mejor era levantarme. Ya de pie me puse la misma ropa de ayer, que estaba esparcida por el suelo ya que la noche anterior estaba agotada después de la fiesta en la casa de Vee.
Me dirigí rápidamente al cuarto de baño y observé mi reflejo sobre el cristal, tenía la cara pálida, mis ojos verdes descansaban sobre las ojeras que delataban lo mal que había dormido y mi pelo moreno y rizado estaba alborotado por toda mi cabeza como si un huracán hubiera pasado por encima mía. Me lavé el rostro e intenté peinarme. Cuando ya me di el visto bueno baje las escaleras de dos en dos y corrí directamente a la cocina, me coloqué delante de la nevera y cuando la abrí una brisa suave y helada me acarició la piel. Al final, después de un rato, decidí tomar un yogurt y unas piezas de fruta. Desconecté mi teléfono que se cargaba encima del mármol y me senté en un taburete delante de la isla de la cocina. Mientras me metía un trozo de fruta en la boca, encendí el móvil y me asombraron todos los mensajes y llamadas pérdidas que tenía de Vee, mi mejor amiga.
Yo estaba sola en la casa ya que mis padres siempre estaban viajando por todo el país debido a su trabajo mientras mi hermano y yo nos quedábamos en Bradstown. El es el típico hermano capullo que se mete en problemas de peleas y algunas veces de alcohol para llamar la atención, pero siempre ha estado allí para ayudarme y para defenderme de todo y de todas las personas.
Seguramente Vee me había llamado para contarme otra de sus aventuras con su chico y yo como siempre tendré que escucharla. La llamé inmediatamente para quitarme ese problema cuanto antes, pero lo que no sabía era que esa llamada cambiaría mi vida.
Al cuarto toque cogió.
-¿Por qué mierda no coges el teléfono cuando te llamo Hayley?-estaba llorando y sonaban sirenas de fondo.
-¿Estás llorando? Espera... ¿Eso que suena de fondo son sirenas? ¿En qué lío te has metido ahora Vee?-dije subiendo el tono de voz para que me oyera bien.
-Tienes que venir ahora mismo a mi casa. Ha ocurrido algo.
-De acuerdo pero ¿Tú estás bien?-le pregunté mientras cogía las llaves de coche y la chaqueta vaquera que colgaba sobre el perchero de la entrada.
-Sí, pero Mike no-me contestó sollozando.
Cuando oí su nombre se me heló la sangre, si le pasaba algo a él a mi no me quedaría nada para estar atada a este mundo.
-Voy enseguida-le respondí con temor por lo que podría encontrarme.Salí corriendo de la casa y cerré la puerta con llave pero cuando me di la vuelta bajando por las escaleras del porche me sentí observada, miré alrededor mía, no vi nada fuera de lo común, pero de repente mis ojos se clavaron en un niño pequeño que me observaba detrás de un árbol. No tendría más de 8 años su pelo al igual que sus ojos eran oscuros como el carbón, me recorrió un escalofrío al observar que no me quitaba la mirada de encima, tenía la piel tan blanca como la nieve y vestía harapos viejos y rotos, me daba pena.
-Chaval ¿Estás bien?- dije mientras seguía bajando las dos escaleras que me quedaban para llegar al jardín de la casa.
En vez de responderme me sonrió de manera diabólica y acto seguido salió corriendo calle abajo con todas sus fuerzas, pensé en seguirle pero de pronto la llamada de Vee invadió mi mente con tanta fuerza que hasta me dolió y esa idea quedó descartada al momento. Corrí hacia el coche y me senté en el asiento del piloto, lo arranqué lo más rápido que pude, pisé el acelerador, coloqué la primera marcha y conduje hacia la casa de mi mejor amiga.
Cuando llegué a mi destino me encontré con una gran cantidad de personas, algunos corrían de un lado para otro y otros lloraban desconsoladamente. Aparqué al lado de la acera y corrí hacia la ambulancia donde estaban atendiendo a Vee abriéndome paso entre la gente. La casa estaba rodeada del cordón policial y me pregunté que habría hecho Mike para formar todo este follón. Cuando logré alcanzarla observé su pelo rubio despeinado sobre su cara y sus ojos azules estaban rojos de tanto llorar, cuando su mirada se posó sobre la mía, se abalanzó sobre mí y volvió a llorar como si no hubiera un mañana.
Solo la había visto llorar así una vez y fue cuando sus padres decidieron separarse después de tres años peleándose sin parar.
-Lo siento mucho tía-dijo sin soltarme.
-¿Dónde está Mike?-le pregunté asustada alejándome de ella.
No hubo respuesta de su parte. Empezó a faltarme el aire.
Salí corriendo hacía la casa y pasé por debajo del cordón amarillo de la policía, algunos agentes intentaron detenerme pero los esquivé como pude, hasta que un hombre alto con el pelo moreno y ojos oscuros se acercó a mí
-Eres una chica muy curiosa. Si quieres enterarte de lo ocurrido espera las noticias y el periódico de mañana. Sacadla de aquí- ordenó a los otros agentes dándose la vuelta.
-No me iré a ninguna parte hasta saber que le ha pasado a mi hermano, si tiene algún problema hable con mis padres, son abogados-le contesté bastante alterada soltándome de los brazos de los policías.
El agente empezó a mirarme con cara de arrepentimiento.
-¿Cuánto será la multa que tendrá que pagar mi familia? ¿O tendrá que pasar otra noche en la cárcel?-pregunté esperando que no respondiera que sí a la última pregunta.
-Será mejor que me acompañe señorita Baker. Sus padres están siendo avisados en este momento.
Me asombró que el policía supiera mi apellido, eso quería decir que el asunto era bastante grave, ya que habían investigado sobre mi hermano. Seguí al agente que era el que estaba al mando. Me llevó al jardín trasero de la casa.
Al llegar, el corazón me dio un vuelco cuando observé las manchas de sangre sobre el pecho salpicadas en la camiseta que llevaba del día anterior en la fiesta. Pegué tal grito que los pulmones me ardieron con tal intensidad que parecía que hubiera empezado un fuego sin extinción por mi pecho. La cabeza me explotó de dolor como si las olas cabreadas golpearan mi mente en lugar de hacerlo a las rocas y a la arena de la orilla. Al segundo después me sumí en una oscuridad de la que quería escapar.
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Ocultos tras las sombras
Teen FictionHayley es una chica corriente con una vida normal pero todo eso cambia cuando empieza a investigar el sospechoso asesinato de el unico hermano que le quedaba. Muerte, misterio, amor y magia la encadenaran a una aventura que maracará el futuro de tod...