Capítulo 14 Mundo Onírico

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-Macristen te necesita en la sala de interrogaciones- hablo mi hermana totalmente cortante, puse los ojos en blanco, en todo el día, en todo el maldito día no me había dirigido la palabra y ya les había pedido disculpas a ambas y sólo había acabado de hacerlo por obligación.

Solté un suspiro y camine hacia el castillo, miré un segundo como mi hermana se alejaba caminando. Ya que mis hermanas estaban enojadas había tratado de ignorarlas todo el día y eso, al hecho de que tampoco quería ver a Evans por el maldito beso y por ser el culpable de la pelea con mí hermana, la sala de interrogación quedaba en el piso subterráneo de la academia así que al llegar adentro abrí el ascensor y me introduje, no podía negarlo Evans era especial era todo lo contrario a lo que yo no era. Obediente, orgulloso, leal a la ley y al cónclave y sin duda alguna un chico muy atractivo, pero yo no estaba para quererlo ni mucho menos enamorarme.

Cuando las puertas se abrieron me encontré con algunos oficiales en un salón gris, frío y hecho de piedra solida. Entre y algunos oficiales de cargo se quedaron mirandome, claro no era usual que un cetinela (que aun no fuera a graduarse) bajara a estos sitios. Abrí una pequeña puerta en la pared izquierda del salón, cuando le introduje me encontré con mí tía y con el que menos quería ver, por un momento me quede mirándolo y luego, un silencio sepulcral se hizo presenten entre las cuatro personas que habíamos allí, una de ellas uno de los maestros del instituto, estaban sentados al frente del escritorio mientras miraban por los vidrios polarizados.

-Tía- hable después de unos segundos- ¿Me necesitabas?- pregunté, la habitación era muy estrecha y todos quedábamos muy justos.

-Necesito que me hagas un favor- contestó sin dejar de mirar a la ventanilla.

Sentí curiosidad de saber quien era el desconocido que tenía a Macristen tan ocupada, era una mujer cuarentona, morena, de ojos café. La tenía sentada en la sala al otro lado del cuarto, ella se encontraba recostada en su silla con la vista perdida en algún sitió, ¿qué tan importante era está mujer qué había atrapado la atención de mí tía? Fue lo que me pregunté. Podíamos ver cada movimiento y cada cosa que hacia pero ella no podía vernos a nosotros, note que Evans me miraba de reojo, sonreía de lado, como sí estuviera burlándose de mí posición frustrada he inmadura. Porque e serio era muy inmadura.

-Quiero que entres en sus sueños- fruncí el ceño.

-¿Porqué?- pregunte confundida.

-Es una bruja, de linaje prodigio, hace una semana su esposo la declaro desaparecida junto a su hija, la encontramos en un callejón solitario y sin la niña- explico el profesor que nos acompañaba.

-Hace diez años, fueron protegidos del cónclave, por una razón: Betzzaveth estaba asesinando a las brujas prodigios de la zona y no obstante trato de hacerlo con ella, es una víctima, creemos que la bruja volvió a ella, pero no ha querido hablar nada, la vida de la niña está en riesgo si no la encontramos- agrego mí tía.

-Entonces quieres que entre en su cabeza.

-Exacto- finalizó- Evans llevala al cuarto.

Di la vuelta en mi eje abrí la puerta y salí de la habitación, con Evans siguiéndome los pasos. Afuera caminamos unos metros hasta llegar a una puerta dentro de un pasillo oscuro, quería evitar el contacto con el chico tras de mí, gire el pomo de la puerta y estaba cerrada con llave, ahora entendía porque venía conmigo, volví a mirarlo dándole la espalda a la puerta de aceró. Rió mostrando las llaves en su manos y lo mate unas cuantas veces en mí mente, para mí era impredecible mucho, más de lo que solía tolerar, no sabía que pretendía y yo sinceramente no quería seguir su jueguito estúpido, se acercó a mí quedando muy cerca.

-¿Qué pretendes?- pregunté de mala gana.

-¿Yo?- preguntó burlón- nada- dijo rozando su mano en mí cintura- sólo quiero abrir la puerta- término muy cerca de mí rostro, sentí el ruido de la puerta cuando se quito el seguro, di media vuelta con Evans detrás de mí- no creó que sirva mucho ignorarme, de todos modos tenemos asesorías en un rato- susurro en mí oído, puse lo ojos en blanco y entré.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora