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          "Y si pudiera te daría la luna.
                            Te la daría.
             Y si la muerte viniera por ti,
                     Te daría mi vida"

Bebé...
Ni siquiera se como empezar y.. ah, joder, sabes que no se me da bien hablar de mí, asique te contaré un cuento. Mírame con esos preciosos ojos que tienes y escucha con atención;

"Un buen día, un gato vagaba solo y deprimido por las calles en plena noche. Aunque él nunca hubiese pensando que era un buen día, si no uno como cualquier otro. Sin darse cuenta de que ese día cambiaría el resto de su vida.

Se cruzó con un chico amigable y extrovertido, su sonrisa iluminaba la noche y sus ojos la oscurecían. Era extremadamente sexy y a la vez lindo, pero también confuso y en cierta manera engañoso, como si llevase una máscara y no dejase ver su interior. Sus gestos le recordaban a los suyos, como ladeaba la boca con una sonrisa o chasqueaba la lengua entre divertido y molesto, al chico gato le divirtió e intrigó desde el principio.

El híbrido era camaleónico y estaba demasiado acostumbrado a actuar dependiendo de las necesidades de cada persona. Si necesitaban una sonrisa, él sonreiría, sin ganas pero lo hacía, si querían perversión, él debía darla, si querían llorar... mejor que se fueran a llorar a otro lugar. Caminó a su lado y le mostró su oscuro mundo también sin saber que se adueñaría de él y se convertiría en lo único que arrojaría luz a partir de entonces.

Acostumbraban a tomar juntos, a jugar a juegos estúpidos, a hablar durante horas, a reírse a carcajadas, a pelearse. No había ni una sola noche que el rubio no fuese a visitarle y no había ni un solo día que él no le esperase. Al gatito le gustaba molestarle, se tomaba sus bebidas y le ignoraba solo porque sabía cuanto odiaba que hiciese eso y los berrinches que montaba cuando eso sucedía. Perdió la cuenta de las veces que se sentó en la cama con el móvil en la mano y los auriculares puestos sin prestar atención, perdió la cuenta de las veces que miró sus hermosos y mullidos labios mientras jalaba su brazo para reclamarle.

 Perdió la cuenta de las veces que se sentó en la cama con el móvil en la mano y los auriculares puestos sin prestar atención, perdió la cuenta de las veces que miró sus hermosos y mullidos labios mientras jalaba su brazo para reclamarle

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Ese chico en poco tiempo pasó a ser imprescindible para él, era con el único que no tenía que fingir ni pensar las palabras antes de hablar, al único que le contaba sus secretos y sus miedos. Podía decirle cualquier cosa sin temor a que le juzgase, quitarse su máscara y mostrarle como era realmente, quitarle la suya y ver como de precioso era en verdad. Ese chico le protegía por encima de todo y no dudaba en hacerlo aunque si eso no estaba bien visto por los demás, no importaba nada más mientras estaban en esas cuatro paredes llenas de enredaderas y luces de neón. Solos los dos.

Fue como comenzó a quererle.

Llegó el día en que el chico quiso sacar al gatito de ese lugar y ayudarle a tener una mejor vida, el mayor se negó pues ese mundo era lo único que conocía y lo único donde decía sentirse cómodo, pues él aún seguía alimentándose de recuerdos tristes. En cambio le ofreció quedarse con él, y le pareció una propuesta ridícula y estúpida, pues nadie que no estuviese loco hubiese aceptado algo así. Pero el chico, que a su parecer era tan estúpido como él aceptó sin dudar. Prometió quedarse a su lado y cuidarle, y también el híbrido le cuidaría.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2018 ⏰

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