"Recuerdo que dolía, mirarla dolía"
Juraría por el mismísimo Dios -si es que existe- que la he visto antes.
Estaba a punto de sufrir una migraña y aun no podía rememorar el lugar en el que mis ojos percibieron ese horrible cabello por primera vez. Acaso había sido en un bar; quizás el aburrido domingo en el que fui obligada por mis amigas a estar en la playa; en la universidad –no, imposible-.
Por qué me estaba costando tanto y por qué importaba. Ni siquiera la conozco, o eso creía.
.....
-¿Qué pensarías si te dijera que antes de conocerte ya hablaba contigo?
-No entiendo –dijo mientras posaba delicados besos en mi abdomen.
-Incluso llevabas el mismo espantoso cabello.
-Sé que te gusta, de hecho, me atrevería a decir que ésto, a lo cual llamas espantoso –dijo, mientras deslizaba la mano subiendo por mi entrepierna- hace que mojes tus bragas.
.....
Odiaba tener estos destellos de memoria, pequeños flashbacks que podían llegar en cualquier momento y que algún día traerán consigo una grave consecuencia. Me miré fijamente en el sucio espejo del baño, eché agua en mi rostro y volví rápidamente a la mesa. Giselle y Denise no podían mantenerse en pie, así que ya se podrán estar haciendo una idea de quién es la especialista en mujeres histéricas, borrachas, sin deseos de vivir y además, con licencia de conducción. No se me venía muy bien salir, lo hacía como obra de caridad cada fin de semana en el que mis amigas necesitaban hundirse en el alcohol y otras cuantas drogas. Mi misión en este mundo era evitar que terminaran en la cama de algún tipo al que probablemente amarían a los dos minutos de haber conocido y por el cual terminarían llorando el próximo fin de semana, o en el caso más extremo, terminen en la cárcel porque le partieron una botella al mismo muchacho, debido a que no estaba tan enamorado como ellas.
No los aburriré más hablando de sus miserables vidas, sé que están aquí porque quieren saber acerca de la extraña mujer que les he mencionado mucho antes. El problema: no sé quién es.
.....
-¿es natural? –pregunté mientras acariciaba su nuca rapada.
-¿qué? –esbozó una tierna sonrisa, al mismo tiempo en el que se unían un poco sus cejas.
-tu cabello, es completamente negro, estoy segura.
Miré sus ojos por un eterno segundo, eran tan negros como su cabello, en ese momento supe a lo que me enfrentaba, noté que se acercaba, lenta y despiadadamente. Desperté.
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MÍRAME Y NO ME OLVIDES
SpiritualTendida en mis brazos mencionaste tus últimas palabras, "mírame y no me olvides".