Había decidido caminar hasta el puente, era 24 de diciembre, las calles se encontraban solas y más frías que nunca, el ambiente arrojaba una profunda sensación de tristeza. Me senté en medio del pequeño puente, desde allí miraba detenidamente cada detalle de las cosas que se encontraban a mí alrededor, obsesionado especialmente con un pez naranja que estaba justo debajo de mis pies. De repente, el pez desapareció rápidamente, quizás asustado al igual que yo por las risotadas de unos chicos que venían. Giré, solo para ver quiénes eran los idiotas que destruyeron mi encuentro telepático con aquel pez.
Tuve que esperar a que se acercaran un poco más, debido a que la jodida miopía no me permitía detallar a los sujetos. Primero noté al chico asiático, tenía unos bonitos ojos rasgados, pero unos horribles pantalones que parecían de la época de mi abuelo. Después le seguía una chica pelirroja, que posaba su brazo por encima del asiático. Sin embargo, al bajar la mirada me di cuenta del bulto que sobresalía en el pantalón de la dichosa chica. Sí, era un hombre. Por último había un chico bajito, parecía estar en forma puesto que la chaqueta quedaba ceñida a su cuerpo. Me miró, paró de reír. Fue el mejor regalo de navidad que alguna vez me habían dado.
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EL MEJOR REGALO
RomanceAquel día me diste el mejor regalo de navidad, ahora te regalo mi corazón.