¥ Vingt et un ¥

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Definitivamente estaba completamente aturdido, pero al parecer el también estaba nervioso porque se fue sin preguntarme qué quería, o simplemente si es que quería algo —pues en realidad no tenía hambre—.

—¡Hey, espera!— grité, y por suerte capté su atención.

—¿Qué pasa?

—Ni siquiera me preguntaste qué quería— reí.

—Oh— se mordió el labio apenado. No hagas eso, pensé en mis adentros, estás volviéndome loco—. Lo siento— rió.

—Está bien— dije—. Pero, en realidad no quiero nada. Comí unas galletas hace rato.

—Está bien— repitió, yéndose a sentar nuevamente.

Nos miramos un momento, y parecía que cada uno estaba perdido en las facciones del otro. Sabía que en algún momento esto se pondría incómodo, así que hablé.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro.

—Tú...— comencé, arrepintiéndome un poco de hablar— ¿tú eres ese chico que hace graffitis en las paredes de la estación del metro?

Se sonrojó apenas concluí la pregunta, y bajó la mirada a sus dedos que se movían nerviosamente. Quería que se quedara así por siempre. Definitivamente, si en este momento tuviera una cámara, le sacaría fotos de todos los ángulos posibles.

—¿Los graffitis te desagradan?, ¿te parecen vandalismo sin sentido?

Sorprendido, respondí—: Yo no dije eso en lo absoluto. En realidad, me parece una forma de expresarse completamente maravillosa. Sé que a pesar de que no entiendo todos los dibujos, tienen un significado profundo.

Él sonrió y de su mochila sacó un cuaderno, extendiéndomelo.

Lo abrí y hojeé lentamente, admirando cada dibujo.

Y luego levanté la cabeza, viéndolo a él. Admirándolo, pensando en que parecía una obra de arte en su máximo esplendor.

Graffiti et Livres ||Cashton||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora