Capítulo 45 -No se ha acabado-

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Hacía frío... frío... que sensación más extraña. Era como estar metido en una cueva mientras afuera caía un diluvio universal... un frío húmedo, que no hacía más que agravarlo... sí... agravar... él sabe mucho de eso...

Tenía sus manos atadas a unas cadenas. No pudo darse cuenta hasta que intentó moverse. Estaba de rodillas sobre un suelo muy frío, mientras sólo llevaba unos pantalones rasgados por las rodillas hacía abajo. 

Miraba su alrededor intentando averiguar donde estaba y porque estaba ahí. Pudo divisar unas cadenas puestas en sus tobillos por lo que no se movería de donde estaba. A su derecha podía ver una ventana vallada, por la que se podían ver dos pajaritos puestos al otro lado, mirándolo con curiosidad.

-¿Qué coño estáis mirando?- dijo Reiner con una voz muy ronca y con flemas en su garganta. Intentó escupirlas, pero ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo. 

Entonces, una figura se asomó por la verja que Reiner tenía justo delante suyo, sorprendiéndose más de no haberla visto antes. La figura iba armada con un fusil, el cual apuntó directamente a un moribundo Reiner, que sólo sonrió sarcásticamente, no muy seguro de si aquella figura le tenía miedo o se estaba mofando de él.

El soldado pronunció unas palabras que Reiner no pudo distinguir, como si los oídos le fallasen, al igual que la voz e incluso la vista. Enseguida la verja se abrió y otras dos figuras más, armadas también con fusiles, le quitaron los grilletes que lo ataban a la pared para luego ponerle unos individuales, atándole los pies y las manos a su espalda, sacándolo fuera de aquella especie de celda.

A medida que caminaba, arrastrando su pies desnudos que casi se adherían a la superficie, podía empezar a notar una mayor calidez, una mayor luminosidad en el ambiente y cuando se quiso dar cuenta, estaba al aire libre.

Sus ojos se abrieron como platos, sus pulmones empezaron a hiper-ventilarse y su corazón comenzó a latir a mil pulsaciones mientras todo su cuerpo comenzaba a temblar... lo que veía... lo que tanto lo había atormentado estos cuatro años... estaba delante de él... estaba de nuevo en las murallas de Paradise.

Reiner había sido colocado en un altar de madera, mientras todo una muchedumbre gritaba y animaba a alguien... un hombre con una capucha que le tapaba la cara. Pronto notó como detrás de él varios hombres armados se colocaban con sus fusiles listos para dispararle. 

Lo creyó irónico en realidad... morir a manos de la gente que juró exterminar... pero que acabó queriendo más que a su propia gente. Sería un buen final... nadie estaba ahí para verlo morir como un perro... aunque quizás llamarlo perro era demasiado insulto para el pobre animal. Él era peor, era un asesino en masa... un psicópata que sabía a la perfección lo que iba a hacer y aún así lo hizo... un mentiroso que engañó a los cadetes de la promoción 104 para no sentirse mal consigo mismo... él era un monstruo.

Reiner cerró los ojos... tranquilo y contento consigo mismo... todo acabaría al fin... y volvería a aquel lugar... donde Bertholdt, Annie, Marcel, Historia y todos los demás le esperaban. Sería... como en un cuento para niños... un final feliz.

-Mírame Reiner... 

Reiner abrió los ojos descolocado, mientras a su espalda oía los fusiles siendo cargados.

-Aún no has acabado...

Enseguida Reiner pudo reconocer aquella voz... Eren hablaba con él de alguna forma. Entonces, lo encontró entre la multitud con una capucha, mirándole con un rostro serio, mientras sus ojos, de un color púrpura que jamás había visto en él lo miraban fijamente.

-Sabes lo que voy a hacer... ¿y te vas a quedar ahí?

-Cállate... he cumplido... ya no eres mi problema... destruye el mundo si quieres... yo habría hecho eso mismo con el tuyo... 

Attack on Titan {Dualidad} -Reiner Braun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora