CAP 3: El odio.
Odias a la persona que te impide ser feliz.
Pongamos un ejemplo, tus padres te impiden ser feliz, ¿qué haces?
NO PUEDES HACER NADA, esa es la respuesta.
Puedes limitarte a tratarles como si no te importase que no te dejen ser feliz.
El odio crece dentro de tu vientre y va trepando hasta la garganta, como una enredadera. Lamentablemente a los 14 años no puedes dejar salir tu odio así como así, debes tratar de reprimirlo, guardarlo todo para el momento adecuado y soltarlo luego como una bomba: de golpe, sin remordimientos.
Ante todo no hay que mostrarse débil ante el enemigo, es decir, por muchas ganas que tengas de gritar, llorar, patalear, golpear…, no lo debes hacer. Esas lágrimas se pueden convertir en lágrimas de odio, también los gritos. Tu mayor consuelo debe ser la frase: “La venganza es un plato que se toma frío. Y yo me lo voy a tomar HELADO”.
Cuando llegue el día en el que asestarás el tremendo golpe de tu odio y te pregunten el porqué, dirás: Porque os odio, porque me impedisteis ser feliz hasta hoy.
Se dice que el odio corroe las entrañas y te vuelve una persona mala. No es cierto. El odio te vuelve fuerte, y con el aprendes a no ser débil, a no dejarte llevar por las emociones.
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Reflexiones
RandomCuando se despierta mi vena filosófica me pongo a escribir reflexiones sobre sentimientos o hechos. Esta vez, le ha tocado a los sentimientos. Relataré, bajo mi punto de vista lo que ocurre cada vez que experimentamos ciertas cosas tan intensas como...