Capitulo 26

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Colocó ambos brazos por debajo de mi cabeza viendo la madera del techo, observó el foco suspendido sobre la madera, veo una repisa al otro extremo de la cama y un pequeño armario frente a mi. Trato de ver por la ventana pero no logró distinguir el paisaje del exterior. Los cristales están sucios... como un vapor los tuviera constantemente empañados.

<<Espero que algo de agua y detergente le saquen esa aparienza deplorable y sucia y si no... no quedará otra opción mas que cambiar los cristales por unos mas nuevos>> Suspiro.

Me levanto de la dura cama.

<<Mierda, que pereza>> bostezo.

Me pongo las botas y camino hacia la pequeña bodega, veo que hay un balde, una escoba y un trapeador, todos nuevo, veo las bolsas y cajas encima de la mesa redonda del pequeño comedor y comienso ha desarmarla. Agarró unas bolsas que contienen ropa y la dejo sobre la cama y poco a poco voy guardandolas en el pequeño armario.

Colocó la estufa en el cuarto y la enciendo, colocó el horno microondas en una pequeña mesada del comedor, y mis libros encima de la repisa al contra pie de la cama y el lugar comienza a verse más espacioso... pero a la vez comienzo a frustrarme.

-Maldita sea, ¿porque arregle todo tan rapido?- Músito al darme cuenta que ordene toda mis cosas muy rápido, ahora ya no tengo nada más que hacer.

Suspiro de fastidio, es obvio que me tomará mucho tiempo acostumbrarme a la soledad de este lugar, cuando vivía en el edificio de los Ferrami tenía la ciudad y unos pasos y el trabajo constante mas las visitas de Melisa.

Lo mismo era cuando vivía en el piso de la pensión, al menos tenía los gritos de una pareja que vivían alado, era gracioso oírlo quejarse, por dinero, por falta de atención, por quien debe lavar los platos o quien debe cocinar, o por quien debe sacar a pasear al perro...

<<"Al perro" eso me recuerda que debo conseguir uno, eso me mantendrá distraído o quizás un televisor y una Xbox, eso también ayudaría>>

Me siento en la cama y me froto las sienes con la punta de mi pulgar y con mi dedo índice, suspiro y luego sonrió para mi, es reconfortante no tener nada más en la cabeza que mi propio bienestar, aún sabiendo todo lo que he dajado atrás y todo lo que aún me falta por realizar, aun sabiendo que dentro de unos dias tendré noticia de Jennifer y de su organizacion de desalmados justiciero... pienso en Jackson y en Thomas, son unos hijo de puta, pero aún así, siento admiración por ellos, aparte de que los envidio...

Río divertido al recordar cuando entraron en aquella casa, con sus armas apuntandome a la cabeza, con sus botas y pantalones de soldados... parecían la versión vivida de el capitán América... <<¡malditos!>>

Eso me recuerda... camino hacia el comedor y tomó una mochila de color negro, abro el cierre y saco el botiquín de primeros auxilios, un espejo forrado con un periodico para evitar que se rompiera con la mudanza.

Saco el arma de Rick envuelta en una pequeña toalla de color amarillo, camino hacia la habitación con el arma y el espejo, cuelgo el espejo en un clavo clavado en la madera.

Siento el frio metal del arma en la Palma de la mano luego de sacarle la toalla, saco el cargador y me cercioro de que contenga toda sus balas, las cuento una por una, vuelvo a cargar el cartucho y la vuelvo a envolver con el trapo Amarillo y la dejo debajo de la cama pensando que debería encontrar un mejor lugar donde esconderla.

-Ahora sólo me falta el perro- Digo sarcastico.

Camino hacia el refrigerador y está completamente vacio, al igual que la alacena... Bufo.

La venganza de Alex [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora