El ceño de Obito se frunció ante la confusión que Hinata le producía, era cálida sin duda alguna y él era una criatura acostumbrada al frío invierno del desprecio humano y de su propia soledad, incluso le confundía más pues ella era una sacerdotisa.
—Oye...- Gruñó.- Invades mi espacio personal.
—¡Oh! ¡Lo siento!- Se sonrojó Hinata mientras se retiraba de su lado.
— ¿Es qué acaso tú no me temes?
—¿Por qué?- Preguntó con inocencia mientras secaba sus lágrimas con una de sus mangas.
—Es decir, te estás lanzando a abrazar a un demonio que acabas de ver como mata a los de tu especie.- Suspiró frustrado y comenzó a colocar el parche de color negro sobre su párpado cerrado.- ¿Realmente eres una sacerdotisa?- Hinata asintió dos veces con la cabeza.- ¿Entonces por qué?
—Porque me protegiste.
Aquella sonrisa en el rostro blanco de Hinata le hizo dejar caer sus hombros como rendido, esa era una respuesta muy vaga.
—Definitivamente no te entiendo.- Rodó su ojo con fastidio, su iris ya había recuperado su tono negro.- Como sea ¿Encontraste tu arco?
Hinata asintió mientras señalaba una pared, estaba en una posición bastante alta, Obito suspiró cansado, definitivamente no entendía por qué diablos estaba tan flexible con la humana, lo mejor era no analizarlo demasiado, extendió sus alas para impulsarse y tomar el arco, una vez que descendió Hinata se acercó pues el Tengu le extendía el arco.
—Gracias.- Las pequeñas manos de Hinata sujetaron el arco, con sumo cuidado lo colocó tras su espalda.- Bien, estoy lista.
De nuevo rodó su ojo, escondió sus manos entre sus mangas, parecía cruzar los brazos, giró sobre sus talones para salir de ahí.
—Pues nos vamos entonces, pero debes saberlo, una vez que pongas un pie fuera de este lugar estás sola.
—De acuerdo.
Hinata seguía los rápidos pasos del Tengu, sus ojos paseaban por las alas de Obito, eran grandes, tanto que incluso arrastraban por el piso de madera, cosa que parecía no molestarle pues caminaba con total indiferencia, sus grandes plumas le parecían muy suaves, tan así era que tuvo que apretar las manos en puños varias ocasiones, no quería incomodarlo, parecía no notar que ya estaba bastante incomodo por las confianzas que se tomaba, una más quizás habría bastado para hacer que Obito perdiera la cabeza, quizás no en el mal sentido.
Los pasillos crujían ante las fuertes pisadas de Obito, todo el lugar tenía un aroma metálico, Hinata conocía a la perfección ese aroma, era sangre, tragó duro ante el aroma pues le estaba causando cierto asco.
—Obito...
—Obito-sama para ti, mujer.
—Te diré Obito-sama el día que dejes de llamarme mujer...- Vociferó con sarcasmo.
Obito chasqueó la lengua con desagrado.
—Ne...- De nuevo la suave voz de Hinata.- Obito...
—Mmm...- Aquel ruido era señal que estaba prestando atención.
—Tú... Bueno...
—¿Qué pasa?- Preguntó con fastidio ante la indecisión de Hinata para terminar su pregunta.
—Bueno, es que...
—¿Puedes sólo preguntar y dejar de darle tantas vueltas?- Interrumpió de manera abrupta.
—Pues no me interrumpas.- Hinata infló sus cachetes a forma de puchero.
— Le debes la vida... Le debes la vida...- Se repitió mentalmente.- Sé paciente, pronto podrás marcharte nuevamente...
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Tengu
FanfictionSalvar la vida de un cuervo cambio la vida totalmente de Hinata Hyuga, conocida como la sacerdotisa errante. Encarnación de la pureza y de la bondad. ¿Podría ella sanar el corazón de un Yokai?