EL DIARIO DE MI ALMA

DIARIO

Cuando era pequeña solía escribir en diarios. Escribía cómo había sido mi día, apuntaba fechas importantes o cosas que no quería que quedaran en el olvido. Otras veces simplemente dibujaba algo que pudiera resumir lo que sentía. Conforme fui creciendo dejé de hacerlo, pensaba que ya no era necesario. Pero lo cierto es que no es que no fuera necesario, sino que en ese momento necesitaba a alguien que estuviera ahí, que me escuchara. Era tan inocente y tan buena que la gente acababa aprovechándose de mí o fallándome. Con eso entendí que no siempre es fácil encontrar a alguien en quien confiar. Todos dicen ser tus amigos pero luego solo una minoría son los que verdaderamente lo son. Eso me hizo ser muy precavida y dudar de todo lo que me rodeaba, incluso de mi misma. Además, eso me había hecho insegura, muy insegura. Pero entonces, cuando más perdida estaba, entre tanto caos, vi la luz y sin pensarlo dos veces me dirigí a ella. Total, ¿qué podía perder ya?

Después de tanto tiempo y de tantas decepciones había llegado. La persona que yo necesitaba había llegado. A fin de cuentas, hay personas que se convierten en tu diario. No necesitas que te aconsejen ni que digan nada, a veces un abrazo hace más. Por no hablar del silencio. Quédate con esa persona con la que los silencios no sean incómodos, sino reconfortantes. Por primera vez en mi vida estaba de acuerdo con que "el destino da a cada uno lo que se merece". Pero tan rápido como te lo da, también te lo quita. No sabemos cuidar lo que tenemos y por no saberlo cuidar lo perdemos. Y cuando queremos recuperarlo ya es demasiado tarde, ya no hay nada que hacer. Y es ese momento en el que caes en cuenta que hasta la persona que más te quiere puede hacerte daño. Y vuelve a empezar de nuevo todo el proceso anterior: 

Desconfianza; frialdad; luz; esperanza; y decepción.