ú n i c o

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—¿Todo bien allá atrás?

Solo le quedó asentir mientras su rostro seguía enterrado en la curvatura del cuello del pelirrojo, le molestaba el puente de la nariz por la presión ejercida que lograba marcar sus lentes sobre ella. Se mantuvo en su lugar, su cuerpo siente un ligero temblor por la velocidad.

—¿¡Desde cuándo es que sabes manejar!? —Vocifera tenuemente asustado.

—La verdad es que desde hace algún tiempo —se escucha una carcajada—. ¿Recuerdas cuando estuve en Paris? ¡Se aprecia mejor en moto!

—Sehun-ah, como muera te llevaré conmigo.

—¡Solo disfruta!

Para Chanyeol le es difícil disfrutar, no está acostumbrado a la adrenalina. Se había familiarizado con las motos desde su comeback, pero nunca tuvo la osadía de subirse a una y manejar; la moto en la que estaban no era en nada parecida a la que llegó a subirse para un Vlive tiempo atrás. Su aspecto es tosco y altanero.

 A pesar de llevar ambos cascos el aire impacta contra sus rotros, los edificios desaparecen de su campo de visión con rapidez. Los faroles alumbran la fría noche, los guía en la autopista bajo la insistente mirada de las estrellas.

Es de madrugada, quizás las dos o tres, no lo sabe. Solo es consciente de que tanto los miembros como él se encontraban descansando, después de un largo día de trabajo; hasta que cierto pelirrojo tocó su puerta e irrumpió su habitación lanzándole un casco que cayó en su cama, mientras le regalaba una sonrisa traviesa.

—Demos un paseo, hyung.

—Sehun-ah, es tarde. ¿Tienes idea de la hora que es? —se sienta incómodo en la cama, sus cabellos rebeldes van en punta a todas direcciones—. Deberías estar durmiendo.

—¡Quiero dar un paseo! —deja su lugar en la puerta, al saber la negativa del mayor—, vamos. Quiero salir a dar un paseo, hyung —un puchero se hace presente, su bien formado cuerpo se acomoda sobre el mayor. Sus largas piernas rodean la cadera contraria, sus brazos el cuello ajeno y termina:— será corto, lo prometo.

—¿Por qué de repente quieres salir? —Chanyeol está más dormido que despierto, con los ojos cayendo, picotea los belfos del menor, quien le corresponde, mientras sus brazos se encajan en la cintura contraria—. Sigues siendo un niño caprichoso.

—Solo quiero pasar un tiempo contigo... —aquellas palabras hacen que se dé cuenta de la mirada de súplica de su chico—. Hemos estado ocupados, las entrevistas, las sesiones de fotos y promociones. Yo solo extraño a mi hyung.

Sehun le sigue dando pequeños besos, cortos con un toque de dulzura. Decide capturar el labio inferior rechoncho de su mayor, da leves succiones mientras el contrario se deja hacer; ladean sus cabezas en busca de comodidad. Sehun sujeta con fuerza la pijama del mayor, logrando atraerlo hacia sí y no deja de mordisquear, se empalaga de esos labios ligeramente carnosos que ama, sus ojos permanecen cerrados mientras disfruta del momento. Con un chasquido rompe el beso, al abrir los ojos disfruta con furor el ver atontado al mayor, oh sí, le llena de orgullo saber que él es el causante de tal estado.

—¿Entonces? —sonríe travieso al ver a Chanyeol tratar de recomponerse.

—Tú, mocoso tramposo.

¿Alguien podía culpar a Chanyeol por ceder? No, para su "desgracia" le es casi imposible negarle algo al menor. Por favor, ¿quién podría negarse con semejante beso?

Así que con solo un buzo cualquiera, zapatillas y polera se subió, con todo su pesar, a la dichosa moto mientras Sehun no paraba de hablar de lo mucho que le costó que le prestaran la moto.

—¿A dónde vamos? —pregunta finalmente, aún sigue con rastros de sueño—. ¡Habla, mocoso!

—Myeong-dong*, hyung. ¡Muero por comer kalguksu*!

Y así, después de un largo viaje en moto ambos cumplieron el capricho del menor. Eligieron un restaurante al azar, con la intención de llenar sus estómagos; eligieron una mesa apartada, junto a las ventanas, del resto de los comensales, buscaban paz y estar lo más lejos posible de las miradas curiosas.

Chanyeol no pudo evitar sonreír al ver a Sehun tener el menú, que una camarera les entregó,  y fruncir ligeramente sus labios; se ve adorable.

—¿Ya estas feliz?

—No preguntes como si te hubiese obligado a venir —reprocha.

—Me sacaste de la cama a punta de besos, cariño, eso fue jugar sucio —ríe al ver el sonrojo en el menor—. Ya estamos aquí, ordenemos, llenemos nuestros estómagos y te propongo otro paseo.

—¿Qué tienes en mente?

—Mm, pensaba en algo como —sus codos toman lugar en la mesa, inclina su cuerpo ligeramente hacia el menor y sonríe—: nosotros arropados en la cama, te dejas querer por mí y nos la pasamos viendo películas mientras nos besamos. No sé tú, pero yo extraño tenerte acurrucado conmigo.

—Eres un cursi —Sehun observa rápidamente que nadie los observe, se aventura a sujetar el mentón ajeno procediendo a juntar sus labios en un inocente beso.

—Solo por ti, cariño.

Ordenan, degustan y no paran de hablar. Sehun no deja de sonreír por los chistes del mayor, cuando la cantidad de gente es casi nula se permiten alimentarse, intercambian un para de miradas cómplices y no dejan de darse uno que otro beso con rapidez.

—¿Cómo tomaste, ya sabes, lo de las líneas? —Chanyeol termina los pocos fideos que quedan en su plato.

—Estoy feliz, he mejorado bastante. Sabes también que significó mucho para mí ser más participativo esta vez —una pequeña sonrisa tímida adorna su rostro, una de sus manos va a parar en la mejilla del mayor limpiando una pequeña mancha de grasa.

—Lo has hecho muy bien, hyung está orgulloso.

—Lo sé, amor, yo también.

Al terminar con su comida y pagar su debida cuenta vuelven a estar frente a la dichosa moto, ambos se sonríen cómplices. Se colocan los cascos y ya cuando están por partir de regreso a su hotel siendo presas del amanecer.

—A veces pienso que somos como una canción, hyung.

Chanyeol se abraza a la cintura de su novio, encaja su mentón en la curvatura del cuello ajeno. Ya está listo.

—Sí, nadie interrumpe nuestro tempo.

[986 palabras]

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tempo › ᴄʜᴀɴʜᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora