El Sueño Debe Terminar~

"Cuando alguien se sacrifica a sí mismo para ayudar a otro, puede ser muy doloroso para la persona que ha sido ayudada, en especial cuando esa persona es importante." —Yūko Ichihara, xxxHOLiC.

Negro. Así se veía el vacío dentro del mundo del sueño.

—Mi tiempo detenido ha comenzado a moverse una vez más, hacia la muerte. Donde te encuentras tú...

La mujer de larga cabellera negra miraba al vacío oscuro que la rodeaba. El sueño estaba por terminar, las decisiones que se tomarían a partir de ese momento podrían traer de nuevo la lógica quebrantada por aquel que deseaba lo imposible. Ella estaba en paz por fin, ya que su tiempo que una vez estuvo detenido comenzó a moverse e iría a aquel frío lugar donde su alma por fin descansaría hasta el momento de despertar otra vez, si es que su alma era capaz de reencarnar luego del terrible precio que ella y aquella persona habían pagado.

Aquella persona.

El demonio de cuatro ojos. Su camarada. Compañero de viajes y travesuras. Aquel que cocinaba para ella incluso cuando sus palabras podían llegar a ser hirientes. Esa persona, que en medio de la aflicción deseó en sus pensamientos que sus ojos carmesí se abrieran una vez más... aquel fatal error hizo que la mujer que regresó de la muerte se volviera fría, incapaz de permitirse disfrutar la compañía de aquella persona especial. Se lo había cuestionado antes, si esa persona también la consideraba especial aún con los malos modales con los que ella a veces le recibía, pero la sonrisa de él siempre le daba esa cálida sensación en el pecho que ocultó muy bien mientras compartían los últimos momentos de vida de él juntos. Intentando remediar el mal ya hecho.

Sin embargo, ahora que todo estaba por finalizar, ella estaba firmemente convencida de sus palabras:

—Descuida, camarada. Habrá mucho tiempo para reencontrarnos.

Esas palabras de Clow Reed hicieron sonreír a Yūko Ichihara, la elegante Bruja de las Dimensiones. Ya no era más aquella mujer que molestaba al chiquillo que ayudaba en la Tienda de Deseos como buen lacayo, ni una pizca de esa mujer energética adicta al sake quedaba ya. Lucía cansada, un tanto nostálgica por dejar atrás al muchacho que había cuidado como un hijo, aquel chico que se había vuelto su trabajador, aquel chiquillo que era similar a Clow. Estaba convencida que la bondad de las personas a su alrededor le haría bien, ellos cuidarían de él sin dudarlo. Ahora, era el momento para ella de dejarse ir por fin, de volverse una con el negro profundo del Mundo del Sueño. De soñar que los malabares del universo regresaran a su lugar y que las personas involucradas en estos acontecimientos pudieran tener un final feliz. Y sólo quizás, un final con el que Clow y ella pudieran reencontrarse en la muerte.

—Y aún así... el sueño de esos niños es sólo el inicio. Les deseo la mejor de las suertes.