Hay cosas que pasan a nuestro alrededor que ocurren tan seguido y con tanta normalidad que no le damos la importancia que merecen, aquella persona que nos saluda cada vez que nos la encontramos en el camino a la escuela, los niños que todos los días ves en el parque jugando, el anciano que se pasa cada tarde escuchando sus canciones en el patio de su casa, o un amigo que saludas todos los días en la escuela, son cosas que al ser parte de la rutina asumimos que estarán ahí siempre o eso esperamos.
. . .
—Este será el nuevo uniforme que usaremos para el siguiente torneo —dijo el entrenador mientras mostraba un cartel con el diseño de la playera y el short.
La reunión del equipo de fútbol tan temprano era por motivo de los uniformes y de la planeación para el nuevo torneo. Entre todos los jóvenes, Luis estaba muy atento a todo y Mateo intentaba no dormirse.
—Pon atención, quizás seamos titulares. —José Luis parecía emocionado.
—Pongo atención, sólo que alguien tiene que estudiar para los exámenes, no todos aprendemos a la primera —respondió Mateo con un poco de sarcasmo.
—Te he dicho que me puedes pedir ayuda si quieres.
—¿A ti? ¿Y que me regañes como siempre pasa? No gracias, prefiero hacerlo solo.
Luis sonrió y le dió una palmada en el hombro a Mateo.
—No siempre te vas a poder copiar de mi Mati. —Luis se dió la vuelta al decir eso y prestó su total atención al entrenador.
Mateo sólo bostezo sin darle importancia a aquel comentario.
Al final de aquella reunión, Mateo buscó a Luis para pedirle que lo acompañase a la cafetería pero entonces vió a su amigo hablando con el entrenador apartados del resto, un saludo entre ellos y un corto abrazo finalizó la misteriosa conversación.
—¿De qué hablabas con el entrenador? —preguntó Mateo mientras se acercaba a su amigo.
—De nada, preguntando por horarios de entrenamiento.
—¿Entrenar? Sólo faltan los exámenes de esta semana y se acaban las clases.
—Bueno a ti que te importa.
Los dos jóvenes se dirigieron a la cafetería para desayunar, ya eran pocos los alumnos en la escuela, algunos suelen excentar los exámenes y otros ya saben que el semestre se perdió.
—¿Cómo te va todo con Ariana? —preguntó Luis mientras se sentaba con Mateo.
—Pues bien, le encantó su regalo y han sido unas semanas sin verla por los exámenes.
—Me alegra que todo te vaya bien Mati, debes ser más atento con ella.
—Tú no pierdes oportunidad para regañarme ¿No?
—Es en serio, es la primera vez que te veo feliz con una chica y la chica está loca por ti, recuerdo cada vez que te batearon —agregó Luis antes de dar el primer bocado a su comida.
—Ya no quiero pensar en eso, cada una dolió mucho en su momento.
—Tú cállate que quién te soporto en cada una de esas dolencias fui yo.
—Sí, te la rifaste.
—Para eso están los amigos y sabes que siempre puedes contar conmigo. —José Luis sonrió a medias mientras comía.
—¿Qué tienes? Andas muy melancólico estos días, todo te parece bonito y cada plática te parece especial.
—Son especiales, los momentos con los amigos lo son.
—Detente, dime qué pasa, no soporto tu lado femenino.
Luis miró fijamente a Mateo y por un segundo pensó en decirle aquello que lo tenía en ese estado pero las palabras se atoraron en su garganta y sólo sonrió.
—No es nada, la temporada me pone así.
Mateo observó a su amigo y decidió creerle pero muy en el fondo sabía que había algo entre líneas.
. . .
Esa fue la última conversación más allá de un "hola, buenos días" que hubo entre Luis y Mateo, los exámenes absorbieron sus tiempos y no podían hablar como quisieran, era increíble cómo estando en el mismo grupo podían estar tan alejados.
—Hay algo raro en Luis y no sé que sea, tiene días como si estuviera apartado. —Mateo murmuró mientras estaba sentado junto a Alejandra escuchando sus historias sobre sus amigos de internet.
—Pues, me es difícil saber que piensan las personas, pero ahora que lo dices anda raro, ustedes eran los más ruidosos del salón hasta hace una semana —respondió Alejandra.
—Si le pregunto me dirá que no tiene nada, pero...si mando a alguien más...me dirá. —Mateo reaccionó al tener una idea en mente.
—¿A quién se lo vas a pedir? —preguntó Alejandra sin entender a su amigo.
Mateo tomó su teléfono y comenzó a textear, estaba ansioso por saber que tenía su amigo así no pudiera averiguarlo por su cuenta.
***Jueves (penúltimo día de clases)***
—Me dirás qué tiene ¿Sí o no? —Mateo estaba sentado junto a Sam en el pasto detrás de la cafetería.
—Nada Mati, o bueno, puede que haya algo pero debe decírtelo él. —La cara de Sam preocupó a Mateo.
—Es algo serio ¿No? ¿Por qué no quiere decirme? Somos mejores amigos. —Por primera vez desde que Samanta conocía a Mateo lo veía tan afligido.
—Por eso mismo no lo hace, es algo muy difícil de decir.
Mateo se quedó callado y sólo miraba el pasto, tantas cosas pasaban por su cabeza, desde la más insignificante hasta el peor de los escenarios, no sabía cómo llamar a esto que sentía. De repente sintió como Samanta lo abrazaba y pegaba su cabeza a la de él.
—¿Tan difícil es para ti ir y decirle cómo te sientes? —preguntó Sam mientras mantenía el abrazo.
—Sería más fácil si yo supiera como me siento.
Un día...estaban a un día de salir de vacaciones y no volver a ver a su amigo por meses, si algo pasaba con Luis, Mateo no podría saberlo a menos que fuese honesto y se lo dijera a la cara. Todo habría sido más fácil para Mateo si su amigo hubiese ido a la escuela.
***Viernes***
El último día de clases, Mateo vaga por la escuela buscando a su amigo pero todo apunta a que faltó. Los maestros avisan las fechas cuando subirán las notas al sistema, los equipos deportivos se despiden y de entre todos, es el equipo de fútbol el primero que tiene uniformes nuevos.
—Bueno, González toma tu playera y tu short. —El entrenador lanzó una bolsa con el conjunto a Mateo.
—Gracias, oh por cierto, ¿Me da el de Luis por favor? Es que no vino y pues quiero llevárselo. —En el fondo sólo es una excusa para visitarlo...como si la necesitara.
—¿Luis? Me dijo que no pidiera el suyo, cómo se va a mudar. —Esas palabras pegaron en el fondo del pecho de Mateo.
—Ah si, es verdad. —Mateo intentó disimular mientras apretaba su bolsa con el uniforme y daba media vuelta para irse.
Cada paso que daba retumbaba en su cabeza, su amigo se iba a ir, su mejor amigo se iría y no lo vería más, «Quizás se muda a otra colonia» pensó Mateo intentando consolarse de lo que estaba sintiendo pero en el fondo sabía que no era así.
—¡Amor! —Ariana se acercó y abrazo a su novio y lo beso, pero de repente su atención se centró en algo más, al ver a Mateo, los ojos de este comenzaron a humedecerse y entre tartamudeos murmuró:
—Mi amigo...se va.
Continuará.
ESTÁS LEYENDO
A+B=LOVE [Vol.2]
Подростковая литератураAriana y Mateo han aceptado lo que sienten el uno por el otro, pero ahora el problema es saber expresarlo, teniendo que superar diferentes situaciones y personas para poder llegar a estar juntos. **Portada** elehha [Finalizada]