Cuando fui a meterme en la cama caí en algo: llevaba los vaqueros ajustados puestos, y eran bastante incómodos.
- Esto... Thai... - dije yo, un poco cortada.
- ¿Siiii? - levantó la cabeza de la pantalla del móvil. Yo me señalé los pantalones con la mano y él cayó en la cuenta. Se levantó de la cama y buscó algo en el armario - Tomá, te presto uno de mis pantalones. Siempre llevo por si las moscas - dijo tendiéndome unos pantalones de pijama grises y anchos que seguramente me quedarían grandes.
- Espero que no se me vayan cayendo según ande... - dije yo, agarrando los pantalones y dirigiéndome al baño para cambiarme. Me los puse. Me quedaban grandes, como ya predije, pero al menos tenían un cordón en la cintura que podía atar para que no se me cayesen. Volví a la habitación de Thai arrastrando los pantalones. Este me miró y le hizo gracia.
- Tampoco te quedan tan mal... - dijo mientras reía.
- Es esto o no llevar pantalones, y la verdad prefiero esto - aclaré yo.
Al fin me pude meter en la cama. Me quité los zapatos dejándome los calcetines y me tapé con la manta hasta arriba. Me quedé mirando hacia el techo. Thai dejó su móvil en la mesilla y se metió en la cama también, quedándose en la misma posición que yo, sólo que con la típica pose en la que utilizas tus manos como almohada poniéndolas detrás de la cabeza. La luz del escritorio seguía encendida. Era todo muy extraño. Sin saber por qué ninguno de los dos nos quejamos de que la luz estuviera encendida. Los dos estábamos despiertos, mirando el techo. Quizá yo quería disfrutar de aquel momento.
- Thai...
- Dime.
- ¿Qué hacemos mirando al techo?
- La verdad, no tengo ni idea. Voy a apagar la luz - dijo mientras iba hacia el escritorio para apagar la luz. Momentos después pude ver que Thai se puso en la misma posición en la que estaba antes. La luz de las farolas pasaba por las rendijas de la persiana, dejando ver siluetas en la oscuridad. Decidí intentar dormir y me puse de espaldas a Thai. Yo seguía con los ojos abiertos. No podía dejar de pensar en lo que estaba pasándome en ese momento. Cerré lo ojos. Todo lo acontecido en estos días se me pasó por la cabeza. Esto hacía que me desvelara más aún. Me arropé más con la sábana. No hacía calor que digamos. Me puse a analizar la conversación de aquella noche. Como habréis podido apreciar a lo largo de la historia soy una chica a la que le gusta darle vueltas a todo, pero si lo hago es porque algo no cuadra. ¿Thai no me había mirado en ningún momento? Entonces, ¿me lo había imaginado? ¿Por qué? ¿Me estaría volviendo loca? ¿O simplemente Thai me había mentido?
- Thai, ¿estás despierto? - susurré.
- Sí... - hubo un breve silencio - ¿Tenés frío? - preguntó Thai al notar que temblaba un poco.
- Es igual... Ya entraré en calor...
- Anda tonta, vení - me dijo mientras se acercaba un poco, abriendo los brazos para abrazarme. ¿Me había quedado dormida ya? Es decir, ¿Thai me quería abrazar para entrar en calor? ¿Qué estaba pasando? Era como si estuviera soñando. Yo me di la vuelta por completo, me acerqué a él y me rodeó con sus brazos. Aquello era tan bonito. Era sorprendentemente bonito. Aquel abrazo fue mejor que el otro, sin duda. Estaba claro que ya no tenía frío, y si lo tenía ni me enteraba. "No te emociones Nora. Sois amigos, nada más. Él sólo quiere ser tu amigo. Lo que pasa es que es muy cariñoso y es tu mejor amigo. Ya está. No hay nada más. Tú no quieres nada con él ni él tampoco contigo. No le des más vueltas." pensé yo. Cuando quise darme cuenta estaba profundamente dormida, acurrucada entre los brazos de mi mejor amigo Thai y con aquel pensamiento en la cabeza.
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Gamer Story
Hayran KurguNora es la típica rarita friki, amante del mundo de YouTube. Con sus 17 años de edad consigue que Alfredito (LasCrónicasDeAlfredito), un youtuber argentino, le haga caso y responda a sus peticiones. ¿Qué sucederá después de esto?