Capítulo 1: Un Encuentro Programado

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Mientras la tranquila noche transcurre, dos cometas; uno color dorado claro y otro negro. Ambos uno al lado del otro, recorren los paisajes del mundo; praderas, desiertos, selvas, ciudades y océanos. Estos cometas parecen tener voluntad propia, ya que cada uno hace movimientos propios, como zigzaguear, girar alrededor del otro o usar su estela para hacer escrituras en el cielo. Además parece que ambos están compitiendo, ya que por momentos el cometa dorado parece adelantarse al negro y viceversa.

Finalmente en algún punto en medio del océano. Ambos cometas se detienen. Por lo que su forma de cometa cambia a la de unos niños de unos 11 años cada uno. El cometa negro tenía la piel color ceniza, pelo negro opaco y su ojo derecho era rojo, mientras que el otro es color purpura. Lleva una camisa blanca, con un chaleco negro, pantalón negro opaco y unas botas de cuero negras. Sobre todo esto lleva una capa, con capucha negra con los bordes rasgados, su cuerpo parecía engendrar oscuridad. Él otro niño por otro lado tenía un color más vivo de piel, incluso tiene las mejillas rosadas, pelo rubio dorado y su ojo izquierdo es celeste, mientras que el otro es color ámbar. Llevaba una camisa igual a la de su compañero, pero el chaleco tenía un color dorado, mientras el pantalón es de un color marrón claro y de calzado lleva unos zapatos de cuero color beige, su cuerpo parecía emanar luz. Ambos niños tienen el mismo rostro y gesto sonriente en sus caras. Ambos se mantenían flotando, separados por unos 4 metros.

-No me parece justo, que esto siempre pase cuando te estoy por ganar.- Dice el niño de piel color ceniza con un tono feliz en su voz.

-¿Ganarme? Tú nunca me ganarías, en una carrera.- Le responde el rubio con el mismo tono.

-Como sea.- Responde, ignorando las palabras de su compañero. -Ahora tenemos que encargarnos de esto.- Levanta su mano derecha y sobre la palma abierta, aparece una esfera negra.

-Tienes razón. Después resolveremos esto.- Mientras levanta su mano izquierda y de la misma forma que paso con él morocho; hizo aparecer una esfera, luminosa.

Ambas esferas se alejan de sus creadores para acercarse la una a la otra. Una vez que ambas esferas se tocan, varias sombras comienzan a revolotear, rodeando así a los dos niños y sobre las sombras aparece una estela de color dorado que no se desvanece, la cual se envuelve alrededor de todas las sombras y una vez que la estela forma una esfera, de color dorado y consistencia sólida, en un instante se achica hasta desaparecer, con los dos niños en su interior.

Ambos niños aparecen en un lugar oscuro cuya única iluminación salía de un dibujo en el suelo. El dibujo está constituido por cientos de puntos, algunos parecían más grandes que otros. Los puntos no están agrupados en ninguna forma en especial, sino al azar sin formar ninguna imagen en particular. Los puntos tiene un sólido brillo naranja, haciendo imposible, que uno se pierda el más pequeño punto.

-Bien. Es hora de buscar.- Dice el rubio, mientras agacha la cabeza y busca entre los puntos, separándose de su compañero, quien hace lo mismo y busca entre los puntos. En poco tiempo uno de los puntos llama su atención, por lo que se pone en cuclillas, para poder verla mejor. -¡La encontré!- Oye de su compañero, quien sobre su palma izquierda, flota uno de los puntos naranja. Su compañero lo mira serio, por lo que el de la vestimenta dorada pregunta. -¿Qué?- Y este le responde. -Yo también lo encontré.- Y a la vez con la punta de su dedo índice, de su mano derecha, toca el suelo justo donde está el punto naranja en el cual se concentró, separa la punta de su dedo del suelo y poco después el punto se separa del suelo. El morocho se para y expone frente a su compañero el punto, quien solo reacciona diciendo. -¿Eh?-

Un rato después...

Ambos personajes estaban uno frente al otro, mirando fijamente los dos puntos naranja, que estaba en medio de ellos dos.

Entre La Nieve (Jack Elsa) [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora