Por fuera parecía una cafetería normal, de aquellas que encuentras después de un largo viaje por la desolada ruta, pero entrar era totalmente diferente, y horrible;
Era un lugar grande, con tripas, carne y fetos colgados del techo.
Pase junto a una mujer la cual le enseñaba a su pequeño hijo como cortar a un hombre, el cual estaba atado a una mesa, ero como el pequeño niño no tenia fuerza suficiente para penetrar la piel de aquel sujeto ella le entrego unos pequeños bebés para que practique.
Después de minutos ya me acostumbre al olor a sangre.
Me senté en una mesa y esperé a una de las camareras que andaban de acá para allá con sus diminutos atuendos que no dejaban mucho a la imaginación. Una de ellas, de cabello rojo opaco se acerco a mi, antes de poder preguntarle algo dejo un tazón en mi mesa y se fue.
El tazón era de color escarlata, o al menos parecía, en realidad era transparente. En su interior había un berbejo de carne (supongo que humana) con embriones de diferentes animales, ojos y demás cosas asquerosas. Tuve que aguantar las ganas de vomitar para que las demás personas de aquel lugar no sospecharan de mí, porque ahí la gente parecía lo más a gusto comiendo aquello.
Me quedé unos minutos dando vuelta la cuchara en aquel tazón, examinando uno a uno de aquellos ingredientes
-tu no eres de aquí ¿verdad?
Alcé la vista y vi a una de aquellas camareras de corta falda y escote pronunciado, su piel era rosada, frágil, virginal... tan fuera de aquel lugar, su rostro tenía una especie de brillo al cual solo se le atribuye a los ángeles, pero sus ojos estaban tan muertos como las flores en invierno.
-yo... solo...
-eres muy valiente para venir aquí, desde ahí arriba
-vengo a ver al demonio
-¿perdón?
-al demonio
-lo lamento, creo que estás confundido, aquí hay muchos demonios...
-vengo a ver a la mujer...
-hay muchas mujeres aquí
-la jefa de todos
La joven enmudeció. Un hombre alto y corpulento la tomo por atrás, la arrojo en mi mesa, levanto su falda y empezó a penetrarla
En ningún momento ella dejo de mirarme a los ojos
El hombre acabo dentro de ella, se subió el pantalón, le lanzo un par de billetes y se fue.
La joven se levanto como si nada y me volvió a hablar
-tu... tu quieres ver a Hades ¿verdad?
-si
-genial, yo te llevare con ella
-¿segura?
-claro
-esta bien... gracias
Y entonces, nos fuimos por la puerta delantera
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Como ir al infierno con un Anónimo
Avontuurun hombre debe cruzar los círculos del infierno y superar las pruebas que se encuentran en ellos para salvar a su hija