Capítulo 14

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Los chicos tardaron unos minutos en bajar y Jullie tuvo que ir a llamarlos. De alguna manera se sentía como si nada hubiera cambiado, como si esos años separados no existieran.
Se sentaron a comer y Jullie comenzó a servir demasiada comida en el plato de Ren, la expresión preocupada de él hizo reír a Kuu y le quitó el plato.
—Yo comeré este, sírvete lo que quieras comer.
Ren sonrió y tomó un plato vacío y se sirvió un poco de arroz y verduras hervidas.
—¡Lo siento! —exclamó— olvide que no te gusta comer demasiado.
—No te preocupes por eso, madre —Kyoko nunca había visto a Ren sonreír de la manera en que lo estaba haciendo desde que bajó las escaleras.
—¿Cuánto arroz quieres Kyoko? —preguntó Jullie y se cubrió la boca como si recordar algo— tengo la costumbre americana de llamar a las personas por su primer nombre, si te molesta...
—Para nada —aseguró la chica y acepto el plato que le ofrecía.
Jullie no dejaba de ver a su hijo.
—Te convertiste en alguien tan guapo —dijo y secó una lágrima indiscreta— estoy tan orgullosa de ti, mi pequeño Kuon.
Fue entonces cuando todos se dieron cuenta que no se había decidido cómo llamarlo, aunque su aspecto era el de Kuon, tal vez él prefería seguir siendo llamado Ren.
—Puedes llamarme Kuon, madre. Ese es el nombre que tu me diste.
Kuu estaba feliz de que Kuon no dejará de llamar a Jullie madre; su hijo en verdad había vuelto a casa.
—¿Quieres ver fotos de bebé de Kuon? —pregunto Kuu después de servirse su cuarto plato de arroz.
Ren casi se atraganta con la comida que tenía en la boca y Kyoko tocio el agua. Para Jullie fue algo muy gracioso, había algo entre esos dos que indicaba que eran muy inocentes, eso hacia mas divertido molestar a su hijo.
—Tengo una en la que se ve su traserito —aseguro y sin esperar respuesta volvió a llevarse a Kyoko, guiándola a la sala de estar donde había una enorme pantalla y algunos álbumes fotográficos.

Cuando las chicas desaparecieron a Kuu le entró un ataque de risa, su esposa llevaba menos de veinticuatro horas de conocer a Kyoko y ya estaba humillando a su hijo como si de una telenovela.
—¿Por qué te ríes? —preguntó Ren— no es a ti a quien mi madre va a humillar frente a Kyoko.
—Tu madre es así y si yo fuera tu iría en este momento a impedir que le enseñe esas fotos a la pobre chica, creo que ahora es prisionera de ella.
Ren no lo pensó dos veces y corrió hacia la sala.
Kuu se quedó un momento más, su hijo había madurado, pero al mismo tiempo seguía siendo igual de inocente y era claro que esos demonios que lo atormentaban comenzaban a desaparecer.
Cuando Ren llegó a la sala ya era muy tarde, Kyoko se estaba riendo por la foto que tenía en las manos.
—Recuerdo ese día, él estaba enfadado porque no lo dejamos quedarse con un gato callejero. Al final el gato lo arañó y decido que nunca más lo volvería a ver.
Ren se relajó al ver que la foto que Jullie le mostraba a Kyoko era de él sentado en el suelo y un arañazo en la mejilla. ¿Por qué sus padres le habían tomado una foto en lugar de ayudarlo?
—¿Qué están haciendo? —acomodo su peso detrás de Kyoko y ella le enseño la foto.
—Tu madre me contaba cómo eras de niño —explicó.
—¿Sabes que me gustaría escuchar? —la voz de Jullie sonaba traviesa, como si quisiera jugarle una broma a su hijo.
Por experiencia, él sabía que su madre podía llegar a jugarle bromas pesadas, pero ahora solo quería atormentarlos.
—Quiero que me cuenten con lujo de detalles cómo es que se conocieron y llegaron a enamorarse. Si no lo hacen mi tiempo de vida se reducirá a una semana.
Ren encontró cómico el comentario de su madre, porque se había acostumbrado a eso; pero Kyoko comenzó a gritar y balbucear muchas cosa inentendibles, mientras veía a Jullie.
—Ella está bromeando —dijo Ren cuando logró atraparla— tiene el mal hábito de hacerlo.
Jullie estaba un poco sorprendida de la reacción de la chica y volvió a reírse.
—Eres alguien única, Kyoko. Puedo ver porque mi hijo se enamoro de ti —la sonrisa de la madre de Ren era hermosa— pero si quiero que me cuenten todo sobre su relación.
Kuu estaba entrando a la habitación con un tazón de palomitas de maíz frescas y se sentó junto a su esposa.
—Eres incorregible querido. Siempre comes demasiado.
—No hay de que preocuparse, después de todo Kyoko fue la que me alimento en Japón —dijo Kuu y comió otra de sus palomitas— ella sabe cuanto puedo llegar a comer.
—Los chicos iban a contarnos cómo es que se conocieron —explicó Jullie.
—Esa es una buena historia.
Ren saltó sobre el sillón, igual que lo hacía cuando chico y atrapó a Kyoko entre sus brazos.
—Es una historia un tanto larga y bastante confusa —confesó Ren.
—Estamos dispuestos a escuchar —Kuu se emocionaba cada vez más.
—Todo comienza hace diez años... —inició Ren.
Les contaron sobre como se conocían de niños y lo que pasó durante esos días que estuvieron juntos. Después hablaron sobre cómo se volvieron a encontrar y de ese punto cada uno contó su versión de los hechos, sobre cómo ocurrieron las cosas.
—Después de que descubrí la piedra, comencé a preocuparme más por lo que hacía y nos volvimos más cercanos. Cuando actuamos en "Dark Moon" y el presidente me hablo sobre mis escenas de amor; antes había hablado con Bou y él me dijo que era el amor. Ahí fue cuando me di cuenta que estaba enamorado de Kyoko.
Incluso la joven se sorprendió de escuchar eso se sorprendió, Ren llevaba más de un año enamorado de ella, casi el mismo tiempo que Kyoko lo había estado de él.
—Es por eso que estabas tan preocupado cuando yo aparecí y ella comenzó a pasar tanto tiempo conmigo —Kuu se estaba divirtiendo mucho con esa historia de amor.
—Entre otras cosas, si — le dio la razón su hijo.
Después de que Jullie regañara a Kuu por interrumpir a su hijo, Ren siguió contándoles todo lo que podía recordar sobre cómo se había ido enamorando mas y mas de Kyoko; les contó sobre el caótico San Valentín que habían tenido y la decisión de Ren y Kyoko al interpretar a los hermanos Heel. En ese punto de la historia Kyoko había intervenido en un par de ocasiones para aclarar unos detalles, en especial si se trataba de Reino y Sho.
El momento más intenso fue todo lo relacionado con los Heel y Guam, principalmente porque Kuu se enfado por el comportamiento irrespetuoso de su hijo hacia Kyoko.
—¿Cómo es posible que te sobrepasaras con una jovencita? —gritó y Ren se sintió asustado, sabía que aquellas cosas no habían sido dignas de un hombre decente, pero todo aquello también habían sido aquellas situaciones embarazosas en las que se vieron involucrados dentro de sus papeles, eran uno de los principales motivos por los que su transición a llegar con sus padres había sido tan acelerada.
—Lo siento —se disculpó, se sentía como un niño regañado, al alzar la cabeza, Kuu lo golpeó en la frente por no defender lo que él consideraba "orgullo masculino".
Kyoko y Jullie se divertían con la pequeña pelea padre e hijo que esos dos tenían.
—Parece que han tenido una historia emocionante, Kyoko —comentó Jullie y Kyoko asintió.
—Ren es la clase de persona que me hace sentir segura, me siento muy cómoda cuando lo tengo cerca.
Los dos hombres las ignoraban, así que Jullie siguió enseñándole fotografías a Kyoko.
—¿Por que esta abrazando a un pollo? —preguntó la joven.
—Ah, ese es Brian —dijo Jullie y Ren dejó de pelear con su padre— era la mascota de Kuon, se lo dio Rick a mi hijo para enseñarle una lección sobre fuerza, pero el pequeñín terminó por convertirse en su mascota. Era bastante adorable.
Ren se había quedado quieto, recordaba perfectamente a Brian, ese pollo había vivido unos años más después de que Rick se lo había dado. Después de todo los pollos no vivían demasiado.
—Así que a Ren le gustan los animales.
—Sería más bien que la los animales les gusta él —Jullie se rió al recordar cómo los animales se acercaban naturalmente a su hijo siempre que iban al parque o al zoológico. Sin quererlo la imagen de su hijo adolescente y violento; su mirada se ensombreció al recordar esa dolorosa versión de Kuon.
Ren sujetó su mano y le dedicó una sonrisa a su madre, ella le devolvió la sonrisa.
—Ya no soy esa persona, mamá —él era bastante listo para darse cuenta de lo que pasaba por la mente de su madre.
Cuando los ánimos se calmaron Kyoko terminó de contar su historia de amor y Jullie quedó fascinada por la clase de persona en la que se había convertido Kuon, el hombre que estaba frente a ella era justo la clase de persona en la que ella soñó que se convertiría su hijo.
—Estoy tan orgullosa de ti —le dijo y volvió a abrazarlo— tan orgullosa de ti, aunque no hayas estado cerca de mí durante mucho tiempo, estoy tan feliz de ver el hombre en el que te convertiste.

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