Capítulo 17

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NA: Este capitulo tiene contenido +18, léanlo bajo su propio riesgo.

Cuando ella entró en el departamento, sabía por qué estaba ahí y se sentía nerviosa porque todo a su alrededor estaba oscuro excepción de la leve luz que provenía de la habitación principal. Los largos brazos de Ren la envolvieron y su cuerpo se pegó a ella, pudo sentir su cálido aliento en su cuello.
—Si no te sientes completamente segura, podemos detenernos aquí y ahora.
Kyoko se tensó un poco y dejó caer la bolsa que tenía en las manos, el contenido resbaló y ella vio a Ren agacharse a tomar la caja.
Desde el suelo, él la miró con mucha ternura al descubrir que el rostro de la chica que amaba estaba ardiendo y su labio inferior temblaba; se veía adorable y no pudo resistir a la idea de besarla.
El calor de su boca sobre la suya hizo que las piernas de Kyoko fallaran y Ren la atrapó por la cintura.
—¿Estás bien? —preguntó y ella asintió, no podía hablar por miedo a decir algo inapropiado, Ren la alzó en brazos y fue al sillón de la sala, algo que la chica agradeció.
—Kyoko, respira y aclara tu mente, por favor —su nombre sonaba sensual en boca de aquel hombre, tal vez era el tono en que lo decía pero escucharlo hablar provocaba que todo su cuerpo temblara.
Kyoko se sentó sobre sus piernas y cerró los ojos por unos momentos antes de atreverse a verlo a la cara.
—¿Ya has hecho cosas así? —preguntó.
—¿A qué te refieres? —Ren se estaba divirtiendo bastante con el comportamiento de su novia.
—Ya sabes... —Kyoko movió las manos para darse a entender, ya que le daba demasiada vergüenza preguntar directamente; aunque Ren sabía exactamente de lo que hablaba, disfrutaba ver como la inocencia de su novia procesaba aquella situación.
—No creo que sea importante que tu lo sepas —la manera en que lo dijo era un "si" indirecto, aunque ella ya lo sospechaba y realmente no le importaba, buscaba aplazar algo que deseaba hacer, pero seguía tomando la fuerza para ir hacia esa habitación.
Ren sujetó su mano como lo había hecho infinidad de veces y con la otra rozo los pequeños labios de ella; él también buscaba encontrar valor, porque aquella noche iba a ser distinta a todas las anteriores.
La caja estaba sobre la mesa y ambos la vieron. Cuando Ren había bajado a comprarla ella estaba muy segura de lo que quería, pero cuando él volvió y le entregó la bolsa su seguridad se evaporó un poco.
Ahora se encontraba ahí, en un lugar que conocía perfectamente, pero todo era diferente, incluso el ambiente a su alrededor era otro.
Estaba segura de que Ren no iba a obligarla a hacer nada que no quisiera, en su interior también había una voz que la incitaba a seguir adelante y decidió escucharla, pero primero...
—Ren ¿Yo soy bonita?
Aquella pregunta lo sorprendió, claro que ella lo era, solo quería escucharlo.
—Eres mucho más que eso, tu eres hermosa —cuando lo dijo le quitó su abrigo para que ella misma viera su silueta— eres la mujer más bella con la que me he topado en mucho tiempo. No soy el único que lo ha notado, pero si soy el único con derecho a tocarte y besarte.
Que fuera tan sincero con respecto a sus sentimientos y lo dulce y a la vez posesivo de sus palabras fue lo que le regresó el valor que buscaba.
Se puso de pie y tomó la caja, le costó abrirla debido a que sus manos temblaban, pero consiguió sacar uno de los paquetes de látex y se lo dio a Ren.
Él se puso de pie y tomó su mano para levantarla, sus dedos se entrelazaron y la guio a la habitación. A paso que daban el corazón de Kyoko latía aceleradamente y presionó con más fuerza la mano de su pareja.
Dentro, la cama había sido preparada y había un par de velas resplandecían sobre la mesa de noche, también había pétalos de rosas sobre las almohadas y sábanas.
Ren había hecho un par de llamadas antes de volver al auto para que alistaran algunas cosas para hacer esa noche algo especial y al ver la cara de Kyoko en el momento en que entró a la habitación supo que lo consiguió, la chica que amaba veía todo a su alrededor como si de un cuento de hadas se tratara.
—Es una pequeña sorpresa, espero que te guste.
Kyoko no tuvo tiempo de agradecerle o preguntarle en qué momento lo preparo porque Ren la atrajo hacia él y la envolvió entre sus largos brazos, retiró el pelo de la joven y la besó entre el cuello y el omóplato, con la intención de dejar una marca, Kyoko se estremeció ante el contacto de los labios del hombre.
—Ren —la voz de Kyoko se derrito en su propia garganta, lo cual éxito el corazón de Ren. Quería que ella siguiera diciendo su nombre, deseaba seguir escuchando su voz.
Uno de los tirantes del vestido de la chica se deslizó y él mordió su hombro, suavemente.
Las piernas de Kyoko temblaban y le costaba mantenerse en pie, instintivamente sujeto a Ren por el brazo para evitar caerse. En su mente había comenzado una batalla en contra de sus deseos y la lógica, de alguna manera lo que él estaba haciendo creaba un maremoto de sensaciones inexplicables en su corazón.
Ren hizo que lo soltara y se arrodilló para descorrer el cierre del vestido de la joven, lo hizo lentamente, deseaba que aquella noche fuera perfecta.
Kyoko no se atrevió a moverse demasiado cuando se dio cuenta de lo que él estaba haciendo; de pronto recordó que aquel día se había puesto una ridícula ropa interior beige y se sintió torpe al desear haberse puesto algo más atrevido, a su pareja eso no pareció importarle mucho porque al ponerse de pie deslizó su lengua a través de la columna vertebral de Kyoko, lo que hizo que terminara por derretirse y que su cuerpo se desplazará hacia el suelo.
Ren la cargo, llevó a la chica a la cama, en el proceso la prenda de Kyoko terminó por resbalar sobre sus hombros para dejar al descubierto el sostén beige, cuando ella se dio cuenta dejó escapar un pequeño grito y trató de cubrirse de nuevo, él sujetó sus manos para detenerla, siempre viéndola a los ojos, la beso y sus manos volvieron a reposar en la cama. Cada segundo que pasaba el corazón de la pareja latía con más fuerza y su respiración se había vuelto pausada. Poco a poco fue llevándola al centro de la cama y se colocó sobre ella.
Ren pudo percibir el miedo en el enrojecido rostro de Kyoko, así que decidió quitarse la ropa por su cuenta, desató su corbata y la dejó a un lado, poco a poco desabotonó su camisa para dejar expuesto su bien formado abdomen y sus pectorales, todo esto ante la acampanada mirada de Kyoko.
—¿Qué sucede? —le preguntó y deslizó un dedo sobre su rostro— no es la primera vez que me ves sin camisa —bromeó— ni siquiera la primera vez que me ves desnudo.
Los hermanos Heel habían sido solo un papel y lo que había ocurrido entre ellos fue actuación, aun así las situaciones embarazosas que vivieron habían sido reales.
—Pero esto es diferente —dijo Kyoko— en ese momento estábamos actuando y ahora...no puedo evitar sentirme nerviosa.
—Lo único que cambia es a quien representamos, este es el mismo cuerpo de aquella vez y tú sigues siendo la misma.
Después de un momento de silencio y reflexión Ren volvió a hablar.
—Ni siquiera debes pensar en eso. Solo debes pensar en quienes somos ahora.
Kyoko se relajó un poco y siguió observando como Ren terminaba por quitarse casi toda la ropa, Kyoko pudo ver el cuerpo de aquel hombre claramente, cada uno de sus músculos en perfecto detalle. Ella trató de quitarse el vestido por su cuenta porque pensó que eso era lo que se debía hacer, pero Ren la detuvo y él mismo se encargó de quitárselo, dejándola en ropa interior, esa horrible ropa beige con la que se sentía nada sexy.
Ella no podía dejar de pensar, pensar en lo sensual que se veía Ren en esos momentos y en que ella no lo era realmente, no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía tenerlo cerca y que cada segundo que pasaba su juicio se nublaba cada vez más.
Desde el punto de vista de Ren, Kyoko estaba tan roja que parecía un tomate y se veía adorable, lo que solo provocaba que quisiera cubrirla de besos y hacerla sentir completamente feliz, la tomó entre sus brazos y la besó con todo el deseo que estaba contenido en su interior, demostrándole todo lo que la amaba. El propio cuerpo del hombre reaccionaba a el toque ocasional de las tímidas y frías manos de Kyoko, su propia voz se mezclaba con la de ella y podía sentir como sus cuerpos se comenzaban a cubrir por una ligera capa de sudor.
Volvió a atraparla entre sus brazos y deslizó sus manos por su espalda hasta que su dedos se encontraron con el broche del sostén y lo liberó para dejar expuestos los senos de Kyoko y dejarla reposar de nuevo en la cama.
En cuanto su cuerpo tocó las sábanas una imagen vino a su cabeza: una pequeña Kyoko lo miraba y sonreía, así que se detuvo para observarla detalladamente ¿En qué momento había cambiado tanto? Ahora era una mujer tan hermosa que no podía explicarlo con palabras, aquella niña había desaparecido y fue sustituida por alguien aún más hermosa de lo que hubiera imaginado.
—¿Está todo en orden? —preguntó Kyoko, al darse cuenta que se había detenido.
Él la miró a los ojos y sonrió ante la su expresión confusa.
—Perfectamente, es solo que me acabo de dar cuenta todo lo que has cambiado desde el día en que nos conocimos—dijo mientras acariciaba la mejilla de Kyoko.
Ella pensaba lo mismo, pero en ese momento ella no estaba en la habitación con "Corn" o Kuon Hizuri. Estaba con Tsuruga Ren, el hombre del que estaba enamorada y con quién compartía su cuerpo por primera vez.
No tenía palabras para expresar lo que sentía, ni mucho menos lo feliz que estaba de que fuera así, pero no lo encontró necesario porque Ren volvió a besarla para seguir amándola físicamente.
No hubo más palabras, no era necesario, Ren se encargó de deshacerse del resto de la ropa que los separaba, sus cuerpos se expresaban por si solos, en aquella habitación solo se encontraban ellos dos.
Por donde las manos de él se deslizaban el cuerpo de Kyoko ardía como si estuviera en llamas, lo único que se le ocurrió hacer fue aferrarse a las sábanas y tratar de ahogar su voz, se sentía confusa y algo extraña, deseaba que él siguiera tocándola, explorando cada rincón de su cuerpo, llenarla de besos y ya le importaba poco el pudor que sentía al principio. Incluso cuando una de las manos de Ren se deslizó sobre su vientre, en busca del centro de su feminidad, no hizo nada para detenerlo.
Entonces se dio cuenta de que ella también quería tocarlo y conocer su cuerpo, así que deslizó sus propias manos por su espalda, dejaba que su parte menos racional la guiara mientras exploraba cada centímetro de los anchos hombros de Ren y la suavidad de su cabello.
Por su parte Ren estaba enloqueciendo al escuchar la voz de Kyoko, por sus tímidas caricias y disfrutaba como su cuerpo reaccionaba ante su tacto, sus manos no quería alejarse ni por un momento de ella. Quería darle todo lo que era, todo lo que alguna vez fue y sería; ella era su todo, desde un principio fue así y pensaba decírselo sin palabras.
Mientras todas esas ideas volaban por su cabeza, trataba de prepararla para lo vendría después; Kyoko era muy dulce y encantadora, ella era lo más cercano a la perfección que encontraría en su camino y no podía imaginarse lo que había hecho para merecerla. La amaba, la amaba tanto que en su corazón no había espacio para nadie más.
Parte de su atención estaba en controlarse a si mismo, para no lastimarla y otra parte era puro deseo, pero todo él estaba en el momento presente.
Sus voces se mezclaban en un eco de suspiros y los nombres de cada uno se perdían dentro de la boca del otro que lograban filtrarse en cada beso que compartían.
Cuando el momento llegó, él fue amable y se tomó su tiempo para permitir que ella se acostumbrara a sentirlo.
Para la chica fue algo extraño, algo distinto, algo incómodo, pero especialmente fue algo que la hizo sentir completa y muy feliz, feliz de compartir esos momentos junto a Ren.
Para él fue algo muy dulce e intenso, aunque también fue nuevo porque jamás se había sentido así por nadie, se estaba entregando por completo ante aquella persona que sostenía en brazos. Amaba a Kyoko más de lo que jamás podría decirle, no quería que nadie más viera las expresiones que le mostraba en ese momento, la quería solo para él.
Cuando alcanzaron el punto máximo, Kyoko se asustó un poco y se aferró al cuello de Ren en busca de protección, al mismo tiempo que su cuerpo se arqueaba, provocando que sus cuerpos quedaran completamente pegados, él la envolvió en sus brazos y enterró su rostro en su cuello.
Por un momento todo su cuerpo se tensó, para después liberar toda la presión y dejarse caer sobre la chica.
La respiración de ambos era agitada y sus rostros ardían, los dos se sentían completos.
—Te amo —susurró Ren a su oído y Kyoko comenzó a llorar, aunque ella misma no alcanzaba a comprender el porqué de sus lágrimas.
—¿Qué ocurre? —Ren se recargo sobre su brazo derecho para verla y acaricio su rostro para consolarla— ¿Acaso te hice daño?
Kyoko cubrió su rostro y comenzó a negar rápidamente.
—No, estoy bien, pero... —las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo— nunca me había sentido tan feliz en toda mi vida y por eso yo no puedo dejar de llorar. Yo también te amo, te amo de verdad.
Ren sonrió, él pensaba lo mismo. Nunca en sus veintiún años de vida había sentido una felicidad tan grande como en esos momentos.
Aunque Kyoko todavía se sentía algo extraña, tenerlo a su lado la reconfortaba.
—Dame un momento ¿Si? Debo ir al baño a ocuparme de algo— explicó él y beso su frente, ahora que sabía porque lloraba se sentía un poco más tranquilo. Abandonó la cama y fue hacía la puerta, siempre seguido por la atenta mirada de Kyoko que se había escondido en las sabanas, solo dejando a la vista su nariz y ojos.
No pasaron más de dos minutos cuando Ren había vuelto y deslizó su mano alrededor de la cintura de Kyoko para atraerla a su cuerpo, ella no opuso resistencia.
Su cuerpo se sentía más ligero y algo en su interior había cambiado.
—¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?—pregunto él y Kyoko giro sobre su misma para verlo a los ojos. Su rostro seguía igual de rojo que antes.
—No estoy segura —confesó— me siento distinta. Como si ya no fuera la misma persona ¿Eso es normal? —aunque su voz era casi un murmullo él entendió perfectamente lo que decía la chica.
—No creo que haya algo que se considere "normal", después de todo cada cuerpo es diferente. Además, al ser tu primera vez debes acostumbrarte a las nuevas sensaciones —explicó— pero no es exclusivo. Date tiempo para explorar tus emociones y cuando tengas una respuesta, yo estaré aquí para escucharte.
Una pequeña sonrisa se asomó por los labios de Kyoko, así que no había nada malo en cómo se sentía. La madurez de su pareja le provocaba cierto confort y seguridad.
Ren la abrazó con más fuerza, se sentía algo cansado y estaba seguro de que ella se sentía igual, así que cerró los ojos y se dispuso a dormir, Kyoko se quedó dormida casi de inmediato, su cuerpo se sentía fatigado y su corazón completamente lleno. Ya podrían hablar en la mañana, después de todo el mundo era completamente suyo.

Al despertar Kyoko tenía la sensación de estar perdida, pero al darse cuenta de que se encontraba en la habitación de Ren y que tenía un brazo alrededor suyo, recordó la noche anterior y la vergüenza que no había sentido antes la invadió, aunque rápidamente fue sustituida una embriagadora felicidad. Sintió las piernas de Ren entrelazarse sobre las suyas, cómo no sabía si él dormía o no se quedó tan quieta como pudo.
Paso algo de tiempo hasta que ella le dio cuenta de que estaba despierto un buen rato cuando recorrió su columna vertebral, la hizo gritar y saltar fuera de la cama. Ren se irguió y se tomó su tiempo para verla, hasta que ella se dio cuenta de que estaba desnuda; en ese momento volvió a ser la misma, corrió hacia el baño después de gritar realmente avergonzada y cerró la puerta de golpe.
Cuando estuvo segura de que esa puerta la separaba de Ren pudo tomarse un tiempo para pensar, su corazón aún latía aceleradamente y no podía escuchar lo que pasaba al otro lado. Recordó lo que él le había dicho la noche anterior y se puso de pie para mirarse en el espejo, ciertamente se veía igual, nada era diferente físicamente, a excepción de un ligero dolor y unas marcas de besos que él había dejado ahí la noche anterior. Su atención fue a los pequeños detalles que estaban a su alrededor y una sonrisa apareció. Ren era una persona maravillosa.
Ella decidió tomar una ducha, ya que se había encerrado en el baño, pero como no tenía su ropa consigo tomó la decisión de utilizar la bata de Ren, aunque claramente le quedaba demasiado grande.

Al otro lado de la puerta Ren no podía dejar de sonreír, podía imaginar lo que Kyoko hacía en el baño y aunque le había dicho que ella analizará sus emociones, él también tenía que hacerlo. Dejó caer su cuerpo sobre la cama y miro el techo, físicamente nada había cambiado, aunque no quería pensar en lo que sintió con las otras chicas, así que alejo esas imágenes de su cabeza y se puso a pensar en sus emociones. No había demasiado en lo que pensar, amaba a Kyoko, eso era claro y no dudaba de eso; lo que debía analizar era "quién" había dormido con ella, ¿Había sido Kuon o Ren?, los dos eran la misma persona y la única diferencia era el instinto salvaje, aunque ya se había apaciguado después de su visita a América, aún quedaban rastros de su personalidad maligna.
Después de un monólogo interno demasiado complicado llegó a la conclusión de que había sido él y eso era lo único que le importaba. Kyoko le dio su primera vez y le dio su confianza, ella ya sabía todo sobre el pasado de Ren y aun así había decidido hacer el amor con él; en el corazón de Kyoko había sido aceptado por completo y por respeto a ella, él debía hacer lo mismo y recordar aquella noche como lo que había sido: una primera vez para los dos.

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