Capítulo único

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En frente de la oficina de correo te estoy esperando a ti, mi amor, como cada día, en nuestra banca, a las 4:30 pm.

Sentado en ésta banca puedo observar a las personas pasar con sus mascotas; a las parejas besarse, a los niños jugar, a las bicicletas pasar, pero nunca te veo a ti.

Veo con claridad las hojas del árbol Ginkgo amarillo, además de sentir la fría brisa que acaricia mi rostro y no puedo evitar acordarme de ti, de que el invierno ya está cerca, y que nunca más podré tomar chocolate caliente a tu lado.

Dentro de mi cabeza puedo recrear las imagines una y otra vez de nosotros caminando por estás mismas calles no hace mucho; charlando, riendo, jugando, he incluso comiendo esas brochetas de cordero que tanto te gustaban. Puedo visualizarte a ti a la perfección, dentro de esa ropa negra y grande que te encantaba utilizar para ocultar tu delgadez, pero que acentuaba hermosamente tu palidez. Juraría incluso poder sentir tu figura sentada junto a la mía, charlando acerca de la cosa más absurda, simplemente para alargar nuestro tiempo juntos... Pero con la poca cordura que me queda, razono que eso no va a volver a suceder, por que te fuiste para jamás volver.

Lentamente levanto mi mirada del asiento vacio al lado de mi y la dirijo hacia los faroles de la calle, los cuales uno a uno se empiezan a encender y vuelvo mi vista hacía el cielo para mirar como el sol poco a poco se empieza a ocultar dando este día como terminado. Y eso solo significa una cosa.

Ahora que a oscurecido solo queda volver a casa. Y tal vez rezar a un ser el cual no creo para que esta noche por fin pueda dormir un poco, solo para poder tener la fuerza de venir mañana, pues el simple recuerdo de tu presencia en ese lugar, minimiza el dolor que siento en mi corazón desde tu perdida.

[...]

Entré a casa con lágrimas amenazando con salir de mis ojos.

Pues a diferencia de nuestra banca, que me hace sentir tu presencia tan fresca y divina, la cual me trae a la mente nuestros primeros recuerdos juntos; los más inocentes, los más hermosos, éste lugar, nuestra hogar, me hace sentir un vacío en mi corazón, pues me trae los recuerdos más recientes, los más dolorosos, y hace crecer en mi corazón el vacío que tú dejaste desde que te fuiste.

Desde la puerta, al entrar, puedo visualizar aquel piano en el que un día me llegaste a dedicar muchas de tus canciones. Me ponía sentimental cada que recordaba aquello y por lo general lo hacía todos los días...

De hecho, recuerdo a la perfección aquella vez que me mostrabas lo bien que tocabas el piano. Te veías tan felíz mientras me mostrabas lo talentoso que eras, pero en realidad, no había necesidad de tocar para saber que eras talentoso, Yonnie. Siempre fuiste talentoso.

Recuerdo tu sonrisa cuando finalizaste la canción.

Graciosamente puedo recordar la vez que me descubriste intentando imitar la canción que me enseñaste semanas atrás a esa. La cálida sensación de tus palmas encima de mis manos mientras me enseñabas. Es la única canción que se tocar en un piano, gracias a ti.

Recuerdo tu mirada de orgullo cuando me la aprendí y la toqué junto a ti.

Perversamente recuerdo aquella vez de tantas que hicimos el amor, no pudiste esperar a que llegáramos al cuarto y lo hicimos encima del piano. Recuerdo el movimiento de tus labios cuando me dijiste 'te amo' mientras me corría dentro de ti.

Nuevamente estoy llorando en silencio por los bellos momento que vivimos juntos en ese piano. Hermosos recuerdos que me llegan como una brisa tormentosa cada vez que abro la puerta de nuestra casa y recuerdo que tú no estarás para recibirme...

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2021 ⏰

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