Aquel verano era el favorito de Jared, por mucho. No era porque había logrado aquel genial truco en patineta que asombró a todos, tampoco porque había terminado su réplica en tamaño escala de la ciudad, también había logrado convertirse en el jefe de la revista escolar para el próximo semestre. Todas aquellas cosas eran grandes logros para Jared, pero no distaban de su vida diaria.
Aquel verano era distinto y mejor por alguien llamado Thomas.
Cuando Thomas llegó, para Jared había sido un día más del verano, excepto que había llegado aquel chico que le había hecho la vida imposible cuando niños. Pero decidió darle una oportunidad al igual que aquellos tíos que no veía desde hace años.
Decidió perdonar, él era esa clase de chico, de las que perdonan. Le agradaba evitar el conflicto y estar siempre en plena calma, además de su suma curiosidad que era igual a la de su madre, él era un poco más ella que su padre, su hermana gemela era lo contrario.
A mitad de verano, fue cuando su amistad se fortaleció con Thomas, pero era extraño, había una extraña vibra entre ambos que el chico no lograba entender y temía que se malentendiera, debía ser asunto solo de él, así que se lo guardó, así podían ser amigos sin que las cosas se pusieran extrañas.
Era por el bien de ambos.
Habían ido a gran parte de la ciudad, cada día era una aventura nueva, y los sentimientos de Jared se complicaban cada vez más, al igual que su pensar.
Le agradaba Thomas demasiado. Su sonrisa, su sentido del humor, su valentía y la manera en la que te veía a los ojos y con solo eso te aseguraba que te seguiría por todo el mundo en aventuras sí así se lo pedías. Nadie lo había visto así en su vida, con aquella intensidad y atención, nunca le había pasado eso con algún chico.
No sabía si decirle a su hermana, a la que le contaba todo lo que le sucedía en su vida. La amaba con nada, eran todo un dúo que se complementaba en tantos sentidos pero, no sabía cómo decírselo ni si lo entendería cuando ni siquiera él lo hacía de todo sentido. Necesitaba entender sus sentimientos, necesitaba entenderse antes de decírselo a alguien más, mientras tanto, sería su secreto.
Aquel amor prohibido sería su secreto, él único que le había guardado a su hermana.
Cada día, se complicaba.
Cada día, pensaba en decírselo a Thomas.
Cada día, se lo guardaba.
Entonces llegó el día cuando todo cambió. Aquel en el que las estrellas fugaces cayeron y Tom lo besó, su mundo cambió en ese instante, su sorpresa fue enorme.
Aquel besó fue mejor que cualquiera que hubiera recibido de alguna de las chicas con las que había salido. Le hacía sentir tantas cosas que nada nunca le había dado eso.
En aquel beso, las chispas volaron por todas partes, los fuegos artificiales agitaban todo el cuerpo del chico. Todo fue tan mágico, tan extraordinario, pareció una década que nunca acabaría.
Cuando el beso terminó y ambos chicos se observaron, sonreían con nervios y felicidad, estaban rojos, más Jared que parecía todo un tomate, ignoraron todo lo que ocurría en aquel instante, se convirtieron en dos chicos besándose.
Besándose por la eternidad.
O hasta que el pitido del auto de su padre, James, sonó en la entrada de la casa, ambos se sonrieron de nuevo sin saber que decir pero sin arrepentimientos, no lo había en la cara de ninguno de los dos.
—Deberíamos bajar—Dijo Tom queriendo no decirlo.
—Sí, deberíamos.
Lo hicieron y se encontraron a sus padres en la cocina, riendo y tomando café.
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Un padre encantador (Un darks encantador#3)
Novela JuvenilKatherine y Jared ya no son unos niños, ahora son todos unos adolescentes llenos de emociones y hormonas, que no hacen mas que meterlos en problemas. Ahora, con la llegada de Tommy el hijo de la mejor amiga de su madre, las cosas cambiarán para ambo...