"Todo será como antes" [SpaMex] 𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖

XXI

Escucho voces. Voces y risas. Hay personas arriba, puedo oírlas.

—¡JAJAJA! —se ríe sonoramente un prusiano— Hombre, ¿cuándo volverás a salir con nosotros? Es divertido pasar el tiempo los tres ¿sabes?

—Estoy ocupado, perdón. —responde él sin levantar la vista.

—Antony ¿pasa algo? Últimamente te visto actuar un poco decaído. —menciona preocupado el francés pasando una mano por la espalda de su amigo.

—¿Decaído? ¡Claro que no! —niega de inmediato apartando el contacto de su amigo de inmediato.

—¿Es por lo de México? Sabes que ella esta bien... Yo... Seguramente ella solo tuvo un asunto importante que tratar en aquel viaje y... Alfred esta intentando cualquier medio para contactarla, no deberías preocuparte.

En ese momento, el español aparto la vista y apretó los dientes, se mantuvo un segundo en silencio y después regreso a verle con una sonrisa algo forzada.

—No es eso, sé que ella está bien. Es solo... que estoy un tanto incómodo. -explica ante la confusión del rubio.

—¿Incomodo? —pregunta Gilbert alzando una ceja desconcertado.

—Vinieron sin avisar. Estaba ocupado. —responde el.

Francia y Prusia se miraron mutuamente un tanto extrañados mientras que España seguía con la mirada caída.

—¡Date un respiro, hombre! —exclama nuevamente el prusiano dándole un golpe en el hombro, intentando borrar de inmediato aquel extraño ambiente que se había formado.

—¡Prusia tiene razón, mon chérie! —complace Francis acompañando la alegría de su compañero— Conversemos un poco. Olvídate del trabajo por un segundo.

Y le convencieron. Transcurrieron unas cuantas horas, bebiendo, riendo...

Ignorando el llanto silencioso bajo sus zapatos.

Una ebria sonrisa se forma en los labios de Gilbert antes de levantarse de su asiento.

—Sera mejor que yo me marche antes de que West note mi ausencia. —anuncia estirando los brazos y dirigiéndose a la salida— Auf Wiedersehen! —se despide.

La puerta se cierra después de que los otros dos corresponden a su despedida.

—Ya es tarde. —advierte el español con cierta severidad en un suspiro.

Al ver como comienza a levantarse, Francis lo detiene.

—¡Que va! —exclama este de lo más alegre colocando un brazo sobre su hombro y deteniéndolo, provocando así que tome asiento de nuevo— Nunca es tarde para pasar la noche con un buen amigo. —añade guiñando un ojo.

El español le mira con cierto recelo.

¿Quién se creía? Seguramente solo estaba ahí para arrebatarle de sus brazos a su indefensa colonia como lo hizo en el pasado. No permitiría que se quedara más tiempo.

—Hablo en serio, Francia. Sera mejor que te vayas. —insiste Antonio volviendo a levantarse.

—Eso hare, querido. Solo bebamos una botella mas ¿te parece?

España se enfurece y aprieta los puños. Él sabe que Nueva España está ahí. Él lo sabe y quiere llevársela.

—Ahora —añade el rubio—, ¿dónde guardas el vino? —cuestiona llevándose las manos a la cadera con una sonrisa.

Comienza a caminar por su cuenta por la casa hasta dar con una puerta en el suelo.

—Ouí, ouí! —exclama maravillado— ¡Una magnifica cava!

—¡FRANCIS!

Levanta la puerta y baja un escalón.

Se detiene.

—Me... México... —murmura inmóvil. Sus manos tiemblan— ¡MEXICO! —exclama aterrado.

¿Francis?

—¡ESPAÑA, ESPERA! —grita ella.

El cristal de una botella se rompe.

El cuerpo del francés se desploma escaleras abajo.

La americana vuelve a estallar en llanto viendo la sangre correr por la frente del hombre.

Antonio baja las escaleras y cierra la puerta a sus espaldas.