Tengo algo que decirte

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-He, ¿quién iba a pensar que nos íbamos a independizar?

-Es verdad, si que ya dimos el cambio Osomatsu.

El hijo mayor sonrió, mientras asentía levemente; removiéndose al sentir una oleada de frío, el invierno se acercaba.

-Toma.

El segundo hijo puso su chaqueta sobre Osomatsu, cubriendo la parte superior de su cuerpo, el mayor se volteo, dedicándole una mirada de agradecimiento, pero, ¿quién sería el hijo mayor de los Matsuno sin burlarse?

-¡Auch! Tan doloroso.

El menor tornó los ojos, dirigiendo su mirada hacia el frente, el día era un poco deprimente, el cielo pintado de un rojizo atardecer, sí que amaba ese color. Sin querer un suspiro se soltó de sus labios.

Osomatsu se extrañó un poco, al ser el único a quien Karamatsu le confiaba completamente todo, siempre viendo las facetas de su personalidad, tanto la fingida como su verdadero yo, sabía que, con aquello, al menor le pasaba algo.

- ¿te pasa

-Solo quedamos nosotros dos en la casa con mamá y papá.

Así que era eso.

-Bueno, los chicos ya encontraron su propio lugar, además ayudamos con todos los gastos de la casa, debemos de cuidar de mamá también, sabes que papá ha estado muy enfermo, así que algunos de sus hijos tendríamos que ver por ambos... no te preocupes Karamachu, para eso estamos nosotros dos.

El mayor poso su mano sobre la del de polera azul, quien al sentir el tacto amable y caluroso, se estremeció un poco. Todo sería por papá y mamá.

-Osomatsu.

-¿Mmh? .- la cabeza de aquel joven juguetón, reposo en el hombro del de mirada azulada.

Karamatsu quería llorar, se sentía abatido, pero siempre supo que de alguna forma terminaría así, una relación como la de ellos no iba a tener un futuro normal.

-El medicamento de papá es caro...

-Todo saldrá bien Karamatsu, hemos ahorrado lo suficiente

El menor se separó, levantándose del frío suelo, sorprendiendo al otro por repentina y brusca acción, Karamatsu solo actuaba así cuando estaba muy enojado, vio aquella espalda, firme y fuerte, de la que tantas veces ha marcado con sus uñas, y besos.

-No es suficiente y lo sabes, por lo menos no para un después.

-Bueno encontraremos otra solución, ampliaremos nuestras horas de trabajo, podríamos hacer más turnos

-He firmado un contrato...

El de azul se giró, viendo a su hermano, mientras mantenía un espacio considerable, considerable para no arrepentirse y tirarse sobre el de mirada escarlata.

-Una mujer, multimillonaria, se acercó una vez a mi algo desesperada

El mayor se incomodó un poco, ¿un contrato?, ¿una mujer?, no mentiría diciendo que aquello no le había puesto nervioso.

El menor se pasó la mano por su cabello, una acción llena de frustración, tratando de calmarse mientras cerraba los ojos por un momento.

-Ella necesitaba un marido para poder heredar la fortuna de su abuelo, me dijo que me daría una pequeña parte de su fortuna, pero créeme que es más que suficiente para que todos nosotros vivamos hasta estar ancianos y decrépitos.

Tengo algo que decirte (Karaoso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora