Me encontraba sola, como suele ser mi cruel existencia.
Me encontraba tan sola. Que podría jurar ser un mueble más de la lujubre casa y nadie hubiese notado la diferencia.
Mi mirada se enfocaba hacia la tenue luz que atravesaba la ventana, y yo, cual ave moribunda, deje escapar una gota de rocío que resbaló por mis pálidas mejillas. En mi... Bueno en mi ya no había vida, aunque realmente no sabía si en algún momento llegó a haberla.
Simplemente, era yo, una brasa moribunda en medio de tantas centellas fulminantes, y luego seguía yo... Una pequeña chispa más que extinta.
Y me encontraba tan sola, y deseaba tanto tener alguien a mi lado. Pero la vida o el destino, en ocasiones se ensaña con alguien y tiende a destruirle cualquier atisbo de felicidad que pase por su desgraciada vida.
Y... Luego estoy yo, una vieja dama melancólica en el cuerpo de una adolescente.
Y mis huesos vacíos y mi piel cansada y mi mente perturbada, y...
¿Quien se podría enamorar de este ser lujubre y decadente?
¿Por qué?
Existen demasiadas preguntas, y desafortunadamente, yo conozco todas las respuestas.
¡ME ENCONTRABA SOLA JODER!
Más que sola...
Y mi vista se enfocaba en la tenue luz que me brindaba la ventana.
Y deje escapar una gota de rocío que resbaló por mis pálidas mejillas.
Me encontraba sola, sumida en un abismo de negras sombras asechantes, podía escuchar sus voces escalofriantes...
Y fue así, que sin pensarlo, sin siquiera reparar un segundo, subí a mi balcón. El piso estaba más que helado y yo más que muerta.
La lluvia empezó a caer, como si fuese una despedida a mi cansado ser.
Yo solamente heche un vistazo a la mojada banqueta. Recordé lo desolada que estaba mi fría alma y lo agobiado de mi cuerpo muerto.
Solamente, salté, las voces se callaron y mi cuerpo ya no pesaba, mi alma se libero con la gracia de un ruiseñor a pleno vuelo. Ahora me había convertido en una gota de lluvia con un sopló de viento otoñal...
Ahora ya no estaba sumida entre sombras vagabundas, ahora ya no era un fantasma con respiración vagando en un mundo vivo que parece más muerto.
Yo... Yo era parte de todo y de nada a la vez.
